Con esta serie he pasado por dos fases. Una de cierta decepción (he de reconocer que iba algo predispuesto) al ver las actuaciones, y en particular la forma de hablar de los actores, ya que como apunta otra crítica, en España tenemos unos dobladores espectaculares, pero unos actores que hablan muy mal, de manera tan forzada que no te los crees, y hasta estropean lo que podría haber sido una buena actuación. No deja de ser curioso. La otra fase es cuando me he enganchado a la serie y he empezado a verla con interés. La trama es bastante buena y está bien narrada y dirigida, y el actor principal, pese a lo comentado de la dicción, sí que posee cierto magnetismo y sabe darle intensidad y misterio a su personaje. En general, con actuaciones algo mejores le daría un notable. Aún así, la serie es buena y hace pasar un rato entretenido. Recomiendo no descartarla desde el principio y darle tres capítulos de gracia.

Serie malilla, sobre todo al final, donde se nota que no han sabido cómo terminar, pero a fin de cuentas entretenida. Está llena de situaciones poco creíbles o directamente chorras. Lo mejor es el malo, Lord Benton, un tío tan malo que es casi una caricatura, pero bien interpretado. Es el personaje más interesante.

La historia es un poco adolescente, en el sentido de que se nota la juventud del director y el que sea su primera película, pero también se aprecia un talento notable en la dirección y la forma de contarla.

Una cosa un poco boba. Los actores no están mal, pero es que la peli es un rollo absurdo para adolescentes. No he esperado a que terminara; más que el dinero gastado en ver semejante chorrada, me duele el tiempo que he perdido ahí sentado (mucho mejor ocupado rascándote mientras miras a la pared, por ejemplo). Es muy mala, ni siquiera está bien dirigida, bien narrada; algunas escenas producen cierto alipori por lo ingenuas que son... en fin. Ya paro.

Puede ser entretenida. Sobre todo, y aquí viene la inevitable comparación con Deadwood, si no has visto esta última. Da la impresión de ser un remedo, un intento por llegar a aquélla y llenar el hueco (y a eso suena un poco, a hueco) que nos dejaron sus tres temporadas, pero lo único que consigue es la penosa impresión de un suplantador que no le llegara al suplantado a la suela del zapato por carecer de la gracia y el talento del otro.