"Las vacaciones de Mr. Bean" supone un buen colofón para este extravagante personaje que de seguro que la mayoría de nosotros hemos visto alguna vez en televisión (digo colofón porque al parecer será la última entrega). Este personaje televisivo de los 90’s catapultaron a la fama a Rowan Atkinson que diez años después de protagonizar su primera película, con un gran éxito internacional en las taquillas, aterriza de nuevo con fuerza en esta particular aventura por Cannes.

El carácter del personaje no cambia, ya saben: solitario, torpón, con tendencia a meterse en problemas, incomprendido socialmente y con buenas intenciones en el fondo. El tipo de humor es también conocido: humor físico-gestual acompañado de las extravagantes situaciones en las que el personaje se ve involucrado a la vez que provocado por los típicos olvidos y clásicas equivocaciones. Desde luego, es un humor a mi parecer desternillante que compagina las situaciones básicas con las actitudes infantiles y cómicas que caracterizan su personalidad, y pienso que es en eso precisamente donde radica su éxito.

También podemos decir que a diferencia de la película anterior, el personaje se parece más al de la serie de televisión, lo podemos notar por ejemplo en que apenas no habla con la excusa del idioma.

Evidentemente, a quienes no les guste el tipo de humor de Mr. Bean, esta película no será muy de su agrado, pero aquellos a los que les gusta el personaje no pararán de reir desde el principio de la película.

También es destacable la aparición en escena del conocido “Willem Dafoe” que apoya y resalta el tono de humor generalizado a lo largo del film.

En resumen podemos decir que esta nueva entrega de Mr. Bean cumple con creces su papel que no es otro que hacer pasar una agradable hora y media al espectador.

Lo mejor:
-Mr. Bean y todo lo que le acompaña: sus atolondrados incidentes y la singularidad que supone el personaje.
-Ideal y apta para una agradable tarde de cine en familia y/o amigos.
-Muy buena fotografía.
-La escena del restaurante es muy cómica.

Lo peor:
-A ratos, sosa
-El principio no es muy alentador.
-A veces situaciones previsibles.

En muchos aspectos me recuerda al viaje de Chihiro, la peli nos hace volver a aquel estado de ingravidez tan sutil y melancólico al mismo tiempo.

Está claro que la realización de un film de animación necesita de mucha dedicación y tiempo, y evidentemente de mucho dinero. En la mayoría de los casos, para hacer frente a estos problemas de producción y financiación, los títulos más interesantes dentro de la animación han tenido que reducirse al formato del cortometraje, y a moverse en el muy poco recompensado mundo del cine amateur. El castillo ambulante se puede considerar la excepción que rompe la regla: hay libertad creativa, producción profesional y un gran éxito. Aunque quizás esto es posible debido a que Miyazaki tiene el respaldo de la cultura japonesa y la etiqueta del cine manga.

Particularmente, el viaje de Shihiro me gustó más, realmente cuando vi aquella película me produjo una sensación más placentera de lo que me ha producido esta, pero he de reconocer que también ésta lleva su sello, y por lo tanto es garantía de lucidez.

Lo mejor:

-La primera parte

-El encuentro entre Howl y Sophie en el pueblo.

-Una obra quizás no tan espectacular en los aspectos técnicos, pero que vuelve a reincidir en una serie de temas muy característicos de su autor, temas humanos: el amor, la paz, la justicia, la dignidad... lo que hace que sus films tengan una gran candidez y atracción, la misma que hizo que yo mismo fuera al cine a visionar este film.

-Como es propio de su director, el estado de tensión por no saber exactamente qué sucede se mantiene a lo largo de buena parte de la película, dejando al espectador que se mantenga alerta ante cualquier detalle.

Lo peor:

-La última parte quizás se hace un poco extensa, es decir, no me pasó como en el viaje de Chihiro donde la película se me hizo corta, y eso que era muy larga de duración.

-Quizás también nos hace falta un repaso (o un estudio) de la cultura japonese para poder profundizar mucho más en la película, en su transfondo, en su climax,...

Cinderella man es, ante todo, una buena película. Es la historia de Jim Braddock (Russell Crowe), un boxeador que durante la depresión del 29 lo pierde todo: su dinero, su licencia para boxear, su gas, su electricidad… y se ve obligado a trabajar y mendigar para poder alimentar a su mujer (Renée Zellweger) y a sus tres hijos. Hasta que un buen día su antiguo manager (Paul Giamatti) llama a su puerta para ofrecerle la oportunidad de un nuevo combate, así que al ganarlo poco a poco Jim comienza a ganar uno tras otro, hasta llegar al campeonato, convirtiéndose en un ejemplo e ídolo. No falta por supuesto el malo malísimo que ya ha matado a un par de boxeadores en el ring.

Lo mejor:

-El guión aprovecha la tremenda potencialidad del personaje, que además es real como la vida misma.

-La dirección de Ron Howard, que repite con Crowe tras “Una mente maravillosa”, y a los guiones a Cliff Hollingsworth y Akiva Goldsman, autora de la ya mencionada “Una mente maravillosa” y “El código DaVinci”, con lo que tenemos una dirección que no busca llamar la atención, sino que sabe que el punto fuerte de la película es la historia, y no el hecho de usar o no trípode, y un guión que sin ser genial, está trabajado y pulido hasta el máximo, con el mejor hacer de la industria de Hollywood.

-Los actores realizan un buen papel.

-La ambientación, por otro lado, está muy lograda, como es de esperar de una producción millonaria de la Universal.

Lo peor: Los más estrictos pueden pensar que nos encontramos con una película que respeta el guión del cine de Hollywood: un malo, muy malo, un bueno muy bueno que representará y portará el supuesto espíritu de lucha requerido para encarnar una vez más a un luchador inagotable por conseguir el sueño americano.

Para aficionados como yo a este tipo de películas esperábamos con ansías una nueva entrega del dichoso Cubo. Dudábamos al principio sobre cuál sería el enfoque que se daría a este nuevo film (el tercero ya, de este extraño lugar repleto de habitáculos), pero la actitud adoptada ha sido la esperada.

Como era de imaginar, en esta tercera parte ya no se entra en el mundo de esos personajes que, como vimos en "Cube", despiertan en un laberinto formado por cubos del que parece imposible escapar. Ese fue el argumento de la primera entrega que básicamente se mantuvo en el "Hipercubo" pero en ésta añadiéndole además un toque original y comercial como el concepto fascinante de la cuarta dimensión. Pues bien, en "Cube Zero", además de meternos dentro de ese laberinto, se responde, en parte, a varias de las cuestiones sin respuesta que sugerían un excelente misterio: ¿quién ha construido todo y les mete allí? ¿y por qué? ¿cuál es el objetivo?...

El escenario de la película ya no se centra exclusivamente en esos habitáculos, ahora tenemos además un centro de mandos en el cuál se controla parte del cubo y de los personajes (sus recuerdos, sus sueños...). Al control de ellos, un grupo de secuaces, a las órdenes de sus jefes, que ejecutan sin ningún tipo de explicación las órdenes superiores. Uno de ellos, intentando dar respuesta a sus preguntas y temores, y con afán heroico, se llega a meter en el cubo intentando salvar a parte de las cobayas que se encuentran allí involucradas.

A diferencia quizás de las anteriores, "Cube Zero" es, digámoslo así, más entendible al público, el espectador no va a encontrar problemas para seguir el hilo de la historia como quizás ocurría en las anteriores.

Por cierto, el “terminator” ese del final sobra, no pinta mucho, la verdad.

En resumen, la saga de El Cubo tiene el mérito de ofrecer un concepto original en un mercado saturado de producciones genéricas, donde los productores creen que los fans de la ciencia ficción aceptarán cualquier historia ubicada en el espacio o que incluya robots. Pero lo malo es que los aficionados a este tipo de films, nos tendremos que conformar en verlos en DVD, pues está claro que a pesar de que como vemos en este film se le puede considerar una secuela aceptable y un ejemplo de cómo las limitaciones en cuanto a presupuesto y producción pueden ponerse al servicio de la historia, nunca podremos verlos en la gran pantalla, o al menos en nuestras ciudades.

Un gran film del que destaco los siguientes puntos:

-Russell Crowe, el "gladiador de la pantalla" ofrece sin lugar a dudas la mejor actuación de su carrera, interpretando no sólo al Nash recien ingresado a Princeton en 1947, sino envejeciendo con él hasta 1994. En este renglón cabe destacar una labor de maquillaje sorprendente; el rol de Crowe no sólo sobresale por su extensa cronología, sino por las diferentes etapas de una enfermedad incurable y progresiva. Brillante, de verdad.

-Jennifer Connelly interpreta encantadoramente a Alicia, inicialmente alumna y posteriormente esposa de Nash; ella se convierte no sólo en su pareja, sino en su ángel, su musa y su heroína; es la única que lo entiende, lo mima, lo admira, lo cuida y por sobre todos los altibajos de la vida, le ama. Como el mismo Nash afirma en la ceremonia del premio Nobel, ella es su verdadero descubrimiento.

-La química que Jennifer Connelly y Russell Crowe generan en pantalla saca chispas pese a lo extraño de la relación y pese a la enigmática personalidad de Nash.

-Para completar esta ecuación histriónica está el siempre enigmático Ed Harris, quien logra también un nivel sensacional. Como últimos componentes tenemos al simpático Paul Bettany, cuyo papel como gran amigo de Nash es también enriquecedor, junto con su sobrina en el film.

-Mantiene al público en un gran estado de tensión e indecisión.

-Ya era hora que una película en la que un matemático es el protagonista saltara a la palestra y se convirtiera en un gran éxito, pues la mayoría de films en los que la ciencia pura entra en escena ya sea de forma directa o indirecta casi nunca son del agrado del público en general. Lástima que sea por una perturbación de la salud mental.

-Comentar también que yo mismo he estudiado algunas de las teorías del protagonista de la historia, de John Nash, y como matemático que soy comentar que me gustó mucho la escena en la que se intenta explicar el gran logro de Nash, su idea del equilibrio, es decir, lo que en Matemáticas y en Economia se denomina "equilibrio de Nash", y he de resaltar que el ejemplo que se utiliza (el de la chica rubia) es un buen reflejo de la idea.

-La adaptación del libro de Sylvia Nasar “Una mente Prodigiosa” no es muy fiel: hay muchos aspectos que no se ven reflejados en la película y otros que no son ciertos, y eso es de lamentar pues la mayoría de la gente no se ha leído el libro para poder hacerse una idea completa de la vida de Nash. Por ejemplo la vida amorosa y conyugal de Nash no es para nada como nos cuentan en la película. Recomiendo la lectura del libro de Sylvia Nasar.

-De forma global, se trata de una película que nos habla del heroísmo humano en la batalla por la vida, de la voluntad de salir y seguir adelante, y del rescate de una existencia que se consideraba perdida, a través del poder mágico de la fuerza más grande conocida por el hombre... el Amor.