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España España · palma
Críticas de janto
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
9
6 de septiembre de 2009
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de David Lean es hacerlo de un maestro con letras mayúsculas. Su carrera está repleta de obras, si no geniales sí interesantísimas. Sus inicios ya marcados por las adaptaciones de grandes clásicos de la literatura ( especialmente Dickens), revelaron a un consumado artesano de la imágen. Pero fue durante su madurez como director cuando realizó sus películas más famosas y logradas. Entre ellas y, según mi opinión, por encima de todas las restantes, este "Lawrence de Arabia".
Biopic arriesgado de un personaje histórico tan conocido como el de Lawrence, aventurero, escritor, complejo y acomplejado hasta el desequilibrio, la película empieza con el funeral del protagonista (las opiniones encontradas que despierta entre amigos y conocidos son todo un indicio de los diferentes prismas de su carácter) para luego mostrar ya a nuestro personaje atravesando el desierto con la misión de reunirse con el príncipe Feisal, interpretado por Alec Guinnes. A partir de aquí, la historia desarrolla a la par la ambición del díscolo aventurero, mal adaptado a la disciplina militar, por lograr la independencia del país árabe y los altibajos de su complejísima personalidad.
David Lean maneja esta superproducción con habilidad y mano maestra. Los grandes paisajes desérticos, bellamente fotografiados, se alternan con momentos más íntimos, donde la cámara se dedica a contemplar la psicología de Lawrence y a explicar (algo confusamente, todo hay que decirlo) la situación política del momento. El guión es magnífico. No se idealiza al personaje en cuestión, sino que se muestra su megalomanía, su masoquismo (la secuencia donde se quema la palma de la mano con la cerillas es un acertado preludio), su sexualidad reprimida (no hay historia de amor al uso, aunque la homosexualidad latente de Lawrence no aparece suficientemente en pantalla), su traumática experiencia en Akaba, donde es violado por un alto mando turco... Hay que hacer mención al papel del periodista (Arthur Kennedy) como hacedor de leyendas, un apunte original que complementa la experiencia real de Lawrence. Las interpretaciones rayan a gran altura, especialmente la de un por aquel entonces desconocido Peter O´Toole , en el papel protagonista, un ejemplo de cómo un actor puede abarcar toda una gama de matices complejos sin caer en el exceso. El resto del elenco, desde Omar Shariff hasta Jack Hawkins, demuestra su experiencia y se meten en la piel de sus respectivos papeles con sobrada solvencia. La música de Maurice Jarre, una partitura excepcional, completa una película, cumbre del séptimo arte.
janto
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8
28 de noviembre de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras una primera etapa bajo la influencia del neorrealismo y de cierto costumbrismo provinciano con títulos como "El jeque blanco" (1951), "I Vitelloni" (1953), "La strada" (1954), "Almas sin conciencia" (1955) Y "las noches de Cabiria" (1957), Federico Fellini dirige "La dolce vita" (1959), primer intento de sumergirse en las profundas aguas de su desbordante imaginación visual. A ésta, seguirán obras maestras como "Ocho y medio", "Satyricón" y su peculiar visión de "Casanova".

Despiadado retrato de una sociedad en descomposición, pero llena de vida, "La dolce vita" gira en torno a un periodista, Marcello Rubini, que vive en una Roma decadente, cínica, depredadora. A través de una serie de episodios (la estructura de la película es fragmentaria, enlazada por la figura de Marcello), Fellini disecciona tanto a la aristocracia, que se mostró encantada de alquilar sus palacios y mansiomes e, incluso, de colaborar como extras, para luego escandalizarse por la imágen que el director da de ellos en la película, como el resto de clases sociales.
"La dolce vita" empieza con una escena demoledora, una gigantesca estatua de Cristo Obrero, colgada de un helicóptero, sobrevolando la ciudad de Roma camino de la Plaza de San Pedro. Un grupo de turistas en bikini la saludan, primer indicio de la banalización de la simbología religiosa. No será la única. Más adelante veremos cómo dod niños afirman que en las afueras de la ciudad se les ha aparecido la Virgen. Los enfermos y los menesterosos acuden en masa para presenciar un milagro. La retransmisión televisiva del supuesto milagro mariano revela el fanatismo, la ignorancia y el oportunismo de las clases populares.

La visita de Marcello a su amigo Steiner, intelectual casado y con dos hijos, sirve al director para hacer una (efectista) denuncia del nihilismo imperante. Steiner, asqueado por la vulgaridad del entorno, la bajeza moral del mundo en que estos personajes deambulan sin rumbo, se suicida, pero antes asesina a ... sus dos hijos. El espejo donde el periodista se miraba con envidia se resquebraja y deja en evidencia la locura.
Marcello consigue ser invitado a una fiesta en un castillo. La escena de una orgía nocturna entre los las ruinas y las telas de araña, se transforma en una metáfora descarnada de una aristocracia agonizante, cuyos herederos son meros fantasmas, sombras de un pasado esplendoroso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
janto
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8
6 de septiembre de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stanley Kubrick siempre quiso poner una pica en Flandes con cualquier género cinematográfico que abordara. El cine antibélico alcanzó con "Senderos de gloria" una de sus cimas. El de ciencia-ficción logró la categoría de filosófico con "2001 una odisea del espacio" y "La naranja mecánica". El de terror tuvo con "El resplandor" una de sus obras más aclamadas. El cine histórico rayó a gran altura con "Barry Lindon" y "Espartaco". Con "Lolita" consiguió una adaptación literaria mítica. Y el drama póstumo "Eyes wide shut" puso la guinda a una carrera pretenciosa, pero también fascinante.
"Espartaco", ejemplo de peplum por excelencia, basado en una novela del escritor Howard Fast, fue un proyecto polémico de la Bryna Productions de Kik Douglas. Fast era considerado izquierdista en una sociedad donde la cruel caza de brujas hacía estragos. Dalton Trumbo, guionista incluido en la lista negra del Comité de Actividades Antiamericanas, se encargó de llevar a cabo la adaptación con nombre falso. La película, como es natural en semejantes circunstancias, se resintió de varios inconvenientes. El primer director elegido para rodar "Espartaco", Anthony Mann, abandonó por desavenencias con Douglas, productor que no dejaba demasiado márgen de libertad a los cineastas con los que trabajaba. Finalmente, kubrick aceptó el reto, pero nunca consideró "Espartaco" como película suya.
La rebelión del esclavo tracio Espartaco es el tema central que desarrolla este mítico peplum. Sus penurias en las canteras, el paso por la escuela de gladiadores de Léntulo Batiato en Capua, el amor por Varinia, la revuelta, y el enfrentamiento final con el ambicioso Craso son las piedras miliares de este largometraje de casi tres horas de duración.
Desde el punto de vista histórico, "Espartaco" está lleno de errores que, en el momento de su estreno, fueron puestos en evidencia. La horda de esclavos, idealizados, justos y de buen corazón, la deficiente explicación de las diferentes facciones de la política romana, la omisión de Pompeyo o la descripción de un Craso más parecido al dictador Sila son algunos ejemplos que ponen en entredicho la labor documental que está detrás de la película.
Sin embargo, los logros se encuentran en la parte técnica e interpretativa de "Espartaco". Kubrick imprime un ritmo eficaz a la historia, aunque, en su debe, cabe reseñar lo mal que están rodadas las escenas de batalla. Poco verosímiles, confusas y estereotipadas, perjudican, incluso estéticamente, el resultado final de una obra quizá algo sobrevalorada. La música de Alex North, bellísima, pero fuera de contexto (memorable el tema de amor) y la fotografía de Rusell L. Metty, excelente, ganadora del Oscar , junto a un diseño de producción costoso y logrado, a pesar de los errores arqueológicos en los que cae, le dan un empaque vistoso y muy convincente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
janto
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8
7 de septiembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Scaramouche" de George Sidney, extraordinario director de la época dorada de Hollywood, autor de obras como "Magnolia", firmó esta auténtica maravilla del cine de aventuras que, junto a "Los tres mosqueteros" y "El conde de Montecristo", es uno de los máximos exponentes del cine de capa y espada.
Dirigida en 1952, es una de las mejores adaptaciones de una novela de aventuras, en este caso de Rafael Sabatini. Cuenta la historia de André (divertidísimo Stewart Granger), mujeriego y alegre petimetre de la época pre-revolucionaria. Cuando su mejor amigo muere a manos del marqués De la Tour (Mel Ferrer en uno de sus más inolvidables papeles), decide vengarse del implacable aristócrata, con el pequeño inconveniente de que su enemigo es un maestro en el arte de la esgrima y él no sabe apenas cómo manejar una espada. La acción está aderezada por amorios varios, todo presentado con un colorido exuberante y una alegría de vivir contagiosa y exultante.
George Sidney, un maestro artesano de la MGM, le imprime un brío narrativo, una fluidez a la acción, que sólo los mejores directores son capaces de mostrar sin ápice de vanidad autoral. Stewart Granger, uno de esos actores ágiles y muy simpáticos, está excelente en el papel de Scaramouche, al igual que Mel ferrer, el marqués De la Tour. Ambos comparten, sin lugar a dudas, uno de los duelos más largos y mejor rodados en la historia del cine, una verdadera gozada acrobática, cumbre de esta obra maestra de aventuras de todos los tiempos.
La fotografía, exuberante en su cromática luminosidad, y la B:S.O , memorable, ponen la guinda a ese magnífico "Scaramouche".
janto
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7
7 de septiembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roberto Rosellini, considerado junto a Vittoriuo De SIca, el padre del neorrealismo, dirigió esta magnífica película, "Roma ciudad abierta" en 1945, justo después que las tropas aliadas entraran en la capital de su país. De ahí el realismo de las imágenes, la cercanía a los hechos que, poco antes, habían sucedido y que inspiraron la historia que nos cuenta. Un relato de resistencia contra el invasor, de lucha contra el verdugo alemán. La otra cara de la película "Amén" de la que ayer escribí unas líneas apasionadas.
"Roma ciudad abierta" es la primera de la trilogía que completan "Germania anno zero" y "Paisá", todas ellas relatos casi documentales del fin del III Reich y sus consecuencias. Pobreza, picaresca, colaboracionismo se entrecruzan con otros sentimientos como valor, dignidad y sacrificio. Rosellini describe unos personajes familiares para los que vivieron los últimos días del nazismo en Roma y la inmediata postguerra, donde los ajustes de cuentas y la merecida loa a los resistentes (que hoy muchos llevados por la confusión y la ceguera confundirían con terroristas) eran necesarios para empezar a restañar las heridas abiertas durante la ocupación.
Las tribulaciones del joven comunista, Manfredi, perseguido por la policía secreta, la temible Gestapo, los padecimientos de su novia, Pina, embarazada y la ayuda que reciben de un simpático cura (no hay que olvidar que el director era católico) , Don Pietro, que, finalmente, da su vida luchando por la libertad, son personajes, síntesis de uno o varios sacados de la experiencia real, que acaban convirtiéndose en estereotipos por su constante repetición en otras películas del mismo género. Aquí, sin embargo, aún rebosan una autenticidad, que, por ejemplo, es más dudosa en otras obras posteriores de Rosellini como "El general De La Rovere" , más cercana al melodrama que a la verosimilitud documental de esta película.
Sorprende la crudeza de algunas imágenes. Las torturas que los verdugos de la Gestapo practican sobre el torso desnudo de su víctima por medio de un soplete; la prostitución como degradación que lleva a colaborar con los nazis; la (poco afortunada) pincelada de lesbianismo y drogas para atrapar la voluntad de la confidente; el desesperado intento de la novia del protagonista, cayendo al suelo embarazada, al tratar de impedir que se lo lleven al cuartel de policía; la ejecución final del sacerdote ante la mirada atónita de un crío...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
janto
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