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España España · madrid
Críticas de juanito
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
6
6 de febrero de 2010
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película llena de reclamos que no ha llegado a satisfacerme plenamente. Antes de verla, todas las informaciones de que disponía sobre ella eran prometedoras. Una solvente producción dirigida por Robert Wise, director que si desde la mitad de su carrera se había especializado en grandes producciones, hasta llegar a ella había conseguido algunas películas excelentes ( The Set Up, Ultimátum a la tierra, por ejemplo) y otras de rango inferior pero apreciables; una producción del prestigioso John Houseman para la Metro, y un gran despliegue de estrellas y secundarios de lujo.
Además, la historia tenía posibilidades para lograr uno de los grandes dramas de los años 50. Trata sobre las luchas entre los directivos de una gran compañía para alzarse con el cargo de presidente de la misma. Me esperaba una trama áspera, nerviosa, casi negra, y el inicio de la película, francamente bueno, así parecía confirmarlo. Ha muerto el gran jefe y se desata la guerra entre los candidatos a sucederle. A partir de aquí, nos son presentados los distintos personajes que optan al puesto y se nos muestran los sacrificios que sufren en sus vidas personales por su codicia. Posteriormente será el momento de la guerra entre ellos.
El problema a mi juicio es que todos los elementos de tensión en la película están esbozados, pero no llegan a ser verdaderamente dramáticos. Asoma los dientes, pero no da verdaderas dentelladas. Además, el hecho de que sean varios los personajes hace que se disperse la acción y haya menos posibilidades de desarrollo dramático. El resultado es que se nos cuentan las desventuras de los personajes y el espectador las toma como tales, pero no sufre con ellas.
Por otra parte, cada uno de los personajes tiene un tratamiento un tanto aséptico por parte del realizador. Se genera un conflicto en que uno no se siente plenamente partidario de nadie. Esto no sería grave en otra clase de película, pero estamos ante uno producción de la Metro en la que suelen ganar los buenos. Y ha de sumar al espectador a la batalla.
Cuando uno termina de verla no queda perturbado por ella.
Tiene buenos momentos- en especial al final- pero no consigue una obra redonda. Y por supuesto, es una buena producción de la época con todas sus ventajas. Puede verse, pero prefiero otras obras del mismo realizador, aparte las citadas, como “ Born to Kill”, un buen cine negro de la época de aprendizaje en la RKO, o también “ Odds against tomorrow”, un policíaco del año 1960. Más afiladas.
juanito
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8
28 de enero de 2011
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para algunos la primera gran obra maestra de Melville, " El confidente" contiene ya todas las marcas de su director que posteriormente repetiría en todas sus películas negras y que le otorgaron una reputación que no ha dejado de crecer con el tiempo. No adscrito a la " nouvelle vague" y anterior a la eclosión de esta, fue sin embargo muy apreciado por sus integrantes. Supongo que la razón de esta estima es que Melville es un " autor" en toda la amplitud del concepto y que se forjó en un estilo absolutamente propio; lo paradójico es que la admiración de Melville se posaba en los denostados "artesanos", tales como Robert Wise, William Wyler, o las meras películas de género.
Cineasta obsesionado por la cultura norteamericana urbana, y en especial con aquella forma de vida que él mismo se había forjado a partir de una grandísima cantidad de películas, su intención no fue más que incorporarla a las suyas propias. Crea un cine que no se agarra a la Francia de su tiempo, sino al Manhattan que tiene instalado en su cabeza y lo puebla de unos mismos estereotipos: el héroe de cine negro. Aquí es Belmondo, en otras Alain Delon, siempre el mismo: Trágico, silente, callado, íntegro, terriblemente estético, cualidades que no visten a un personaje, sino que encarnan un arquetipo.
Poco después vendrían análisis desorbitados de su obra, también provenientes de la crítica francesa: intentos de emparentarlo con el existencialismo o de convertir sus obras en tragedias griegas, aspiraciones que iban mucho más allá de las del propio Melville, cuya fundamental preocupación era entretener al público tal como lo lograban las películas norteamericanas.
" El confidente" narra las andanzas de un hombre al salir de la cárcel, sus enfrentamientos con la policía y el valor de sus amistades con sus compañeros del hampa, en síntesis, casi lo mismo que se cuenta en las siguientes sin que en esta haya un atraco de por medio. Con un ritmo siempre preciso, unos actores casi hieráticos - aunque con Belmondo quizás no saque el mismo partido que con Delon o Lino Ventura- y su romántica recreación de ambientes , consigue lo de siempre, una obra cautivadora.
Quizás no tenga la magnitud de los más grandes directores, pero sí que es uno de los que más atractivo ejercen; no me ocurre siempre lo mismo con alguno de los otros.
juanito
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10
1 de marzo de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno duda cómo puntuar las películas de Bergman. Al no tratarse de trabajos convencionales sino mas bien del despliegue de sus propias obsesiones, parecen situarse más allá de cualquier valoración. Pero es una falsa primera impresión; por supuesto, representar experiencias que a uno le parecen personalísimas no garantiza el éxito. Y en segundo lugar, por debajo de ese entramado se esconde un trabajo artístico inconmensurable.
Esta en concreto es una de las demostraciones más claras de ese virtuosismo. A lo largo de tres horas asistimos a distintas conversaciones de un matrimonio. Nada se nos muestra, todo se nos dice. ¿No hay acción? En el cine de Bergman una conversación rebosa acción. Todos esos diálogos están llenos de verdad, y ahí donde todos los demás se detienen, él parece dar un paso más. Es tal su intensidad que más parecen disecciones o meras reproducciones que trabajos de inventiva. Pero ese es su gran mérito. Asistimos a un espectáculo que parece directamente dirigido a cada uno de nosotros y que nunca antes se nos había dicho.
Y este es no doliente, sino totalmente angustioso, con arranques de histeria. No son dramas, son verdaderas palizas las que inflinge al espectador, que si es uno de sus devotos, termina tan dolorido como ensimismado por la exhibición del director. Y todo a partir de actores, diálogo y puesta en escena. En esta película, nada más.
En cuanto a los actores, hasta los más críticos con su cine le reconocen esa capacidad de dirigirlos. Con unas exigencias tan trascendentales que podrían caer fácilmente en el ridículo, otra vez más resultan arrebatadores.
Los diálogos están minuciosamente milimetrados, no sólo porque logran mantener una perfecta cadencia narrativa, sino por el exquisito gusto de los mismos. Para ahondar en el alma humana no son necesarios grandilocuentes declamaciones ni golpes de pecho, sino sinceridad y voluntad de recogimiento.
Y la puesta en escena, desnuda, casi invisible. No pretende impactar por su austeridad, sino simplemente desaparecer.
Como conclusión, la crónica de un matrimonio, tan real y al mismo tiempo tan estremecedora. Tres horas apasionantes de conversación. Sólo un genio es capaz de confeccionar esta película.
juanito
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10
6 de enero de 2010
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última obra de ese cineasta único que fue Ophuls. Si el estilo es lo que caracteriza a un artista, es evidente que Ophuls lo es. Cualquiera de las últimas 4 películas rodadas en Europa son geniales, pero creo que esta es la mayor de ellas. Narrando en flash-back los episodios amorosos de una dama del siglo XIX que sobrevive como mero espectáculo circense en sus últimos días, la trama - o la ausencia de ella- supone la perfecta excusa para que el autor pueda hacer lo que mejor sabe hacer y más le gusta: recreación de ambientes exquisitamente europeos, escenarios lujosos y artísticos, la vida como una mera frivolidad; y todo ello plasmado en su estilo: su travelling, la cámara en movimiento, haciendo una y mil acrobacias con ella , tantas que como James Mason decía: " Si se le priva de su travelling, el pobre Max sufre como un niño".
Todo ello en un color deslumbrante, con una esplendorosa puesta en escena.
Son por películas como estas , y no con aquellas en las que el autor pretende imponerse aún a costa de romper con todo lo bueno que tiene el cine americano, con las que el cine europeo puede mostrarse orgulloso y combatir con sus propias armas al cine extranjero. Creando, no destruyendo.
Genial, de un romanticismo atroz , el final de una fantástica época que se ve reflejado en los tristes últimos días de la protagonista, convertida en un simple reclamo circense de unas masas incapaces de entender la sensibilidad y ávidas de morbo.
juanito
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7
21 de septiembre de 2010
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última película americana de Fritz Lang y una de las más controvertidas de esa larga etapa: para unos, una de sus obras cumbre; para otros, un título muy lejano a sus otras películas negras.
Un escritor trata de demostrar la falibilidad de los tribunales de justicia y la crueldad de la pena de muerte simulando ser culpable de un asesinato que no ha cometido; tras su condena, se encargará de demostrar su inocencia. Con esta interesante trama de Douglas Morrow puede Lang integrar en la misma sus temas recurrentes: la pena de muerte, la posibilidad de arrogarse el ajusticiamiento del prójimo, el peligro de la demagogia, la conciencia del criminal.
Y lo hace a su manera, siendo una película en la que su dirección es perfectamente reconocible: Con una puesta en escena desnuda falsamente funcional y que le procura una mayor abstracción, la narración camina implacablemente hacia su desenlace sin mirar hacia los lados. Todo al servicio del guión y nada más en el plano que lo mínimo indispensable. Esa frialdad se acentúa con la elección de un actor tan hermético como Dana Andrews, (con el que repetiría ese mismo año en “ Mientras Nueva York duerme”).
¿Qué es lo que la hace tan discutible? Que – sin desvelar nada de la misma- toda la intriga se va destapando a base de sorpresas, alguna previsible, otra simplemente un vuelco de guión inesperado ante el que el espectador se encuentra desarmado. Esto es, si Hitchcock pone a nuestra disposición todos los secretos de la historia para que acompañemos a la misma, aquí se nos sustraen deliberadamente algunos de ellos para conseguir el sobresalto del espectador.
Queda reducida a una simple película de suspense. Entretenida, elegante, pero no va mucho más allá.
Por otra parte, la presunta frialdad de Lang se demostró conciliable con una violencia emocional en sus mejores obras (“Furia”, “Perversidad”, “Los sobornados”, “La mujer del cuadro”). Con el vacío y el silencio de su imagen que buscaba con afán paradójicamente conseguía una resonancia mucho mayor que dolía profundamente al espectador, como lo demuestra el que algunos pasajes de ellas queden fácilmente recogidas por la memoria.
En “Más allá de la duda” esa sequedad afecta también a la historia, no logrando conmovernos
en ningun momento; de hecho el personaje protagonista apenas nos deja una sugerencia, sino tan solo las de la aventura en que se envuelto. Lo dicho, una película que logra ser intrigante, pero no alcanza la grandeza de otras como las citadas.
juanito
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