No se puede calificar de otra forma a esta superproducción con aires de grandeza pero que se queda a la altura de la más burda telenovela. El argumento, no sólo carece de interés, sino que está torpemente desarrollado, con un guión infantil y sin gracia. Los actores, incluida la Kidman, sobreactúan de una manera ridícula, seguramente, en un intento de dotar de cierta personalidad a unos personajes planos, caricaturescos y sin credibilidad. La historia carece de ritmo y las abundantes escenas de dramatismo no transmiten emoción alguna. La historia de amor te deja indiferente, al igual que el sentimiento maternal de la protagonista. Abundan planos y cámaras lentas propias de un mal director. Además, la película está plagada de incoherencias (spoiler) que no contribuyen a darle credibilidad. Quizás la primera parte resulta la más pasable pero, después, la película continúa y tú te preguntas por qué, pues ya no da para más. Los puntos que le doy son por la fotografía, en que se muestran hermosos paisajes australianos y porque se aprende algo de la situación de los aborígenes y mestizos en aquella época. Pero, a pesar de esto último, no merece la pena ver esta película.

Creo que El hombre de la máscara de hierro tiene todos los ingredientes para ser una buena película: una historia bien narrada, una buena ambientación y grandes actores. Es la película más indicada si lo que realmente se desea es pasar un rato entretenido y agradable. Te sumerges completamente en la historia y mantiene el interés de prinicipio a fin.

En definitiva, creo que es una película que aunque no te deja huella, sí que te deja un buen sabor de boca.

Bellísima película de ritmo pausado pero no aburrido, de gran ambientación y grandes actores. Proporciona un gran placer estético pero al mismo tiempo no está carente de contenido, sino que cuenta con un argumento muy sólido. Su historia es dura pero está rodada con una gran sensibilidad. Su hermosa banda sonora resulta muy acorde con el espíritu poético de la película. La escena del ascenso del personaje de Robert De Niro con su pesada carga me parece de las mejores y más memorables de la historia del cine. Es una escena rodada con gran realismo pero al mismo tiempo destila poesía y está dotada de gran simbolismo. El contenido de la carga, objetos relacionados con las armas, representa su pasado de violencia y el ascenso simboliza su crecimiento esperitual. Las escenas de la batalla me parecen también magistrales: no ofrecen ni concesiones ni florituras sino puro realismo pero no carente de sensibilidad y ternura.

Nos la vendieron como la película más cara del cine español y yo, por tanto, me la esperaba como un gran espectáculo visual y de entretenimiento. Ahora que la he visto, me pregunto ¿de qué sirve toda esa inversión económica sin el apoyo de un buen argumento y un buen guión? Se puede decir que han malgastado el dinero porque hay películas de menor presupuesto y despliegue que resultan mucho más entretenidas e interesantes. En una película que se supone de aventuras, aunque la aventura brilla por su ausencia, se requería un argumento más claro y sólido. El argumento consiste simplemente en una serie de episodios que no están nada bien entrelazados y se pasa de uno a otro con total brusquedad. Esta carencia de fluidez en la trama te impide sumergirte en la historia. La causa, quizás, haya sido el hecho de que se han intentado condensar varias novelas en una sola película, pero el resultado ha sido, desde luego, desastroso. En cuanto a los actores, aunque Viggo Mortensen está bien caracterizado, su acento y sus inútiles esfuerzos por disimularlo le restan credibilidad al personaje. Sin embargo, la gran metedura de pata ha sido, sin duda, la elección de Blanca Portillo para interpretar al inquisidor Bocanegra. Realmente no puedo comprender a quién se le pudo ocurrir esa absurda idea y qué es lo que pretendía con ello. Si lo que quería era que el personaje pareciera amanerado, no lo consigue. Lo único que parece es una mujer disfrazada con una voz de mujer que ni siquiera se molesta en disimular. Es, por tanto, un personaje, no sólo sin ninguna credibilidad, sino absurdo y fuera de lugar. Representa una enorme mancha en la película. La interpretación de otros actores también dejan un poco que desear, por ejemplo, la de Ariadna Gil.
Por otra parte, lo que sí que es digno de admiración es la lograda ambientación y la fotografía inspirada en los pintores barrocos. Es lo único que merece la pena de la película, aunque la fotografía resulta a veces excesivamente oscura.
Esta película habrá merecido la pena solamente sí ha servido de ensayo para futuras grandes producciones del cine español.

Fui al cine sin muchas pretensiones, pensando que iba a ver una película simplemente entretenida y ni siquiera eso me encontré. A pesar de que no llega a las dos horas, se me hizo eterna. Los personajes resultan completamente indiferentes y ni los actores parecen tomarse en serio sus papeles. La nueva actriz que interpreta a Ivy se hace insoportable, perdiendo el personaje todo su encanto. Las escenas de acción son simplemente soporíferas, carentes de emoción alguna y las escenas sentimentales son aún peores. Al espectador no llega a interesarle lo más mínimo ni el conflicto entre padres e hijo ni la historia de amor. Los chistes ya no tienen gracia y el personaje de Jonathan tampoco. Comparadas con esta las dos anteriores parecen dos obras maestras.