Brutal. Una película bélica antológica que te mete en el corazón de la guerra de forma directa y sin concesiones. Un ritmo por momentos pausado pero en conjunto trepidante y profundamente perturbador, que no te permitirá despegarte del asiento ni un segundo, todo ello aderezado por una fotografía poética y una banda sonora fantástica. Un retrato descarnado de la violencia y el odio que te estremecerá. La conclusión viene a ser que la guerra nunca cambia, y que, con independencia de las causas concretas, es muy fácil que el ser humano, en el contexto de cualquier sociedad, se deje llevar por el huracán de la violencia. Reflexiona también sobre el sensacionalismo y carroñerismo de la prensa, y de lo que nos lleva a perseguir el testimonio gráfico más brutal a cualquier precio. Las actuaciones, encabezadas por Kirsten Dunst, se bordan.

A mí me gusta que no haya una explicación más explícita del contexto sociopolítico, y que esto se deje a nuestra imaginación, podemos perfectamente trazar el camino de cómo se ha llegado hasta aquí a menos que sepamos un poco de la realidad actual y la historia del ser humano. Lo que sí me chirría un poco, únicamente, es que sí me parecería necesario conectar la película más con el zeitgeit actual, por ejemplo, con el papel del ruido digital incesante en la actual espiral de polarización, sensacionalismo y odio. En este sentido, la película podría bien situarse en cualquier lugar y situación histórica: las fotos las sacan con Leikas analógicas del año de la pera, no hay cobertura en toda la película y apenas se nos conecta con la época presente con un par de planos en los que salen ordenadores y una mención a la Wikipedia.

Me ha parecido una serie con un diseño de producción espectacular, perfecta para sumergirte en la realidad del advenimiento de la Roma imperial. Leía en algunas críticas que se notaba algo cutre, pero la verdad es que me parece que a nivel ambientación histórica han cuidado mucho los detalles (hasta en el tipo de escobilla usada en las letrinas romanas), bastante más acertados que en otras series y películas de la época.

A nivel guion, también se aproxima de forma fidedigna a la realidad histórica: algunos quizás opinen que es una serie un poco telenovelesca, pero es que la realidad de las intrigas familiares del entorno de Augusto es tal cual una telenovela hardcore!

En cuanto al casting y las interpretaciones, en el primer par de capítulos, con Livia, Cayo y Agripa de jovencitos, puede dar la sensación de que va a ser una serie demasiado centrada en guaperas que gusten a la Generación Z, pero lo cierto es que con el cambio de actores que se produce al pasar los personajes a la edad adulta la cosa mejora mucho, y a los protagonistas se les ve creíbles y estupendos en sus papeles.

Por cierto, me ha hecho gracia leer alguna crítica opinando que "es mejor ver la serie Roma de la HBO, que trata sobre la misma época". Para los que amamos la serie de Roma esta es la secuela perfecta que tanto esperamos, pues retoma los acontecimientos en el punto justo, en el momento en el que Cayo (Augusto) toma el poder. De hecho, se pueden ver las series de Roma -> Domina -> Yo Claudio de forma cronológica para tener una estupenda perspectiva sobre la época, cada una en su estilo.

Por dios... ¿Por qué este bodrio tiene semejantes calificaciones?

Después de mucho meditar, creo que sólo cabe una sola explicación: el director hurga tanto en la temática sensiblera y melodramática que a priori parece que estamos cometiendo un pecado si le damos a esta peli menos de un 6..."Pobres niños...lo que sufren...¡esto tiene que ser una obra maestra!"

En fin, me da la sensación de que hay algunos que se forman la opinión de un largometraje en función del nivel del drama humano que muestre...¡Pero las cosas no son así señores! Por muy dura que haya sido la situación de los niños salvadoreños durante la guerra, esta película no deja de ser una basura.

Los motivos no son pocos. Para empezar, las patéticas actuaciones. De vergüenza. Creo que sólo viendo telenovelas mejicanas (de las cutres), he visto más sobreactuaciones y más voces impostadas. Especialmente, es malísimo el trabajo del niño protagonista.

Otro detalle negativo importante es la reiteración de la estructura narrativa: vida feliz y cotidiana, masacre, vida feliz y cotidiana, masacre, vida feliz y cotidiana, masacre...Y así hasta la saciedad.

Pero lo peor de todo, y lo que convierte a esta obra en una absoluta bazofia, es la cantidad industrial de tópicos y de almíbar que tenemos que tragar a lo largo del visionado: la inocencia del niño perdida al hacerse soldado, el enamoramiento edulcorado del protagonista, las frases típicas del niño a su mamá y de la mámá a su niño, el hippie guitarrista y romántico que se pone a tocar en medio de la refriega y que acaba enrolándose en la guerrilla...

Supongo que el director querría hacer una buena película basándose en mostrar el contraste entre la cotidianeidad y el horror de la guerra, pero le ha salido el tiro por la culata: da la sensación de que quiere atormentar y asquear constantemente al espectador, bien a través de una indigestión de azúcar en los momentos "buen rollito", bien a través de dolor, traumas infantiles y tragedias inconmensurables en los momentos "masacre".

Vamos, lo único que salva la función es la importante labor realizada en cuanto a la denuncia social de conflictos olvidados, y el hecho de recordar a nuestras adormecidas conciencias la cantidad de niños obligados a luchar en guerras. Pero de valor cinematográfico, un 0.

Sí, por lo que veo debo der el único, pero voy por el cuarto capítulo y me está gustando más que su predecesora. En Band of Brothers los personajes no estaban tan definidos, más allá de su protagonista no empaticé con ninguno y me costó casi llegar hasta el final de la serie el poder distinguirlos.

Por ahora me he sentido mucho más cercano a los personajes de The Pacific, y a eso ha ayudado el hecho de poner en contexto sus vidas al margen del campo de batalla, en sus casas y en Australia. La ambientación y efectos son igualmente espectaculares, y la emotividad y potencia de algunas escenas ha sido brutal.

Creo que hay poco que añadir sobre las virtudes de esta excelente película de Sam Mendes. Sin embargo, sí me gustaría comentar algo sobre las críticas más duras que está recibiendo, y que van centradas sobre todo en un guión demasiado simple. A todos nos enamora una buena historia, emocionante e intrincada, pero señores, el buen cine no es solo un buen guión.

Parece que a parte del público se le olvidan el resto de factores que pueden hacer del cine arte, más allá de una gran historia. Es algo que no pasa en la literatura, donde entendemos perfectamente que muchas veces la más pura cotidianeidad o una historia sencilla puede esconder una auténtica obra maestra narrada de forma sorprendente y rompedora (Rayuela, La Colmena, En busca del tiempo perdido...). No es solo lo que se cuenta, sino también el cómo.

Igualmente, en el mundo del cine una historia sencilla como la que vemos en esta película (un soldado que debe ir de A a B) puede producir una experiencia cinematográfica única, electrizante, inmersiva y surreal como la que experimentamos aquí: una Odisea del siglo XX o un descenso a los infiernos de Dante en el que literalmente nos sumergimos en los horrores de la guerra. La proeza técnica y narrativa de esta película es la que hace que sea una auténtica obra maestra, más allá de que haya detrás una historia "clásica" con personajes que evolucionan, giros de guión y finales autoconclusivos.