El señor Tarantino vuelve a hacer de las suyas. Hasta cuando es una película dentro de otra película, "Malditos Bastardos" no pierde coherencia en ningún momento. Eso, sin hablar de Christoph Waltz, el nazi más carismático y precisamente por eso el más temible.
El reparto de los Bastardos no se queda a la zaga. El sadismo de Brad Pitt, el bate de béisbol de Eli "el Oso Judío" Roth y el profundio desprecio de Michael Fassbender por sus compatriotas componen una tríada a juego con los subterfugios de la muy sexy Diane Krüger, y el ánimo de venganza de Mélanie Laurent. Lo mejor del caso es que en esta película, nadie muere porque sí: todo está meticulosamente planificado. Mis aplausos se los lleva sin reservas.

Cuando comencé a verla, me pareció que explotar la mitología clásica era una buena idea. Ahora que ya la vi, me retracto de lo dicho.
No solo es un bodrio que destroza completamente los mitos de Teseo y el Minotauro, también arrastra consigo un milenio de historia de la Grecia clásica. Además, se dedica a copiar cuidadosamente los efectos especiales de otras películas que, a pesar de una visualidad impecable, tienen un elenco, cuando menos, mediocre. Freida Pinto ofrece una actuación medianamente decente. Kellan Lutz y Henry Cavill aparecen en pantalla el tiempo suficiente para que mi hermana y mis primas disfruten de la visión de sus pectorales y bla, bla, bla, antes de continuar tirando los efectos 3D al suelo. El guión... bueno, si tuviera, se pudiera criticar. Dora la exploradora contiene mejores parlamentos.
No sé de cuánto habrá sido el presupuesto, como tampoco me cabe duda de que hay y habrá gente que vaya al cine a empujarse hora y media de esta basura, pero de que es una película mala, que a nadie le quepa duda.

Me suele pasar que, cuando veo cualquier película de las nominadas a los parcializados y prejuiciosos Óscar, termino con sentimientos mezclados, algo así como que no dejo de reconocer que es una buena película, pero al mismo tiempo tengo la sensación de que no es para tanto. Con ese prejuicio en mente comencé a ver "The Imitation Game", pero en escasos treinta segundos me fui abajo y terminé por disfrutarla como pocas veces lo he hecho con alguna película. Mucho se debió a la banda sonora de Alexandre Desplat, con quien reconozco no ser imparcial en lo absoluto.
Las palabras de Alan Turing inician un periplo impecable sobre lo que debería ser regla dentro del cine: el uso impecable de la narración no lineal. El antes y el después del proyecto Enigma no se confunden en ningún momento. El montaje, la fotografía, el sonido - el tableteo de la máquina de Turing es inolvidable - y la música se conjugan para hacer del filme una obra excelente desde el punto de vista técnico.
Los actores: Benedict Cumberbatch en uno de los mejores papeles de su carrera - después de que la Academia pasara olímpicamente por alto su secundario en August: Osage County - no solo convence, sino que además nos arrastra intermitentemente de la sonrisa a la lágrima más de una vez. Su retrato del Turing de la Segunda Guerra Mundial es tal vez comparable al Forrest Gump de Tom Hanks, pero en mi opinión lo supera con creces. Keira Knightley, cuyo talento parece acrecentarse con la experiencia, es otro de esos personajes precisos hasta el milímetro. De los secundarios destacan el indefinible Mark Strong, verdaderamente camaleónico más allá de su sobriedad, y Matthew Goode, cuyos ocasionales estallidos de ira son el particular sello de su personaje en la película.
La historia de Alan Turing vs. Enigma: una de las mejores películas del año.

¿Menos de ocho? ¿De verdad la vieron para darle menos de ocho?
No solo Saoirse Ronan demuestra que con catorce años es una actriz espectacular... el malo de Stanley Tucci es tan escalofriante, tan creíble, tan repugnante, que lo odias desde que entra en pantalla.
La Sarandon no se queda atrás: da la mejor caracterización de una abuela ciertamente estrafalaria que vive fuera de época, fuma y bebe como cosaca y no respeta demasiado a la autoridad.
Para más, el ambiente surrealista de la película va a tono con cada momento: optimista cuando Susie llega al limbo, lúgubre cuando descubre que ella no fue la única asesinada... Mark Wahlberg y Rachel Weisz no dejan decaer las actuaciones en sus papeles de padres destrozados por la pérdida de la hija.
En mi opinión, los efectos especiales pudieron haber sido muchísimo mejores, pero la película en general tiene el sello único de Peter Jackson desde que comienza hasta que termina. Me dejó con deseos de oscarizar a Tucci y Ronan, pero bueno, no se puede tener todo en la vida.

Escalofriante, lúgubre, tenebrosa, sobrecogedora, casi morbosa... y una de las películas más originales jamás traídas al celuloide por la batuta de Tim Burton. No importa que no la dirija, en todo el metraje se nota el sello del californiano, desde cosas tan intrascendentes como las espirales en tercer plano, como el ambiente oscuro, caravaggiesco y en definitiva "burtonesco" de la película en general. Con todo y siendo casi una especie de peli de terror en stop-motion, si mis hijos heredasen mi pasión por el horror y misterio, probablemente esta sería la película que me gustaría que viesen. Absolutamente fascinante.