¡Y lamentable es es hasta una valoración positiva! Al menos a otras películas le salva lo del mal doblaje. Pero me la tragué en versión original, y ni así.
Los actores y actrices son malos de solemnidad. Contiene algunos minutos de actuación excusable, pero cuando esto ocurre el director lo fastidia todo con malos encuadres rodados en escenarios naturales… “Naturales” de “Insoportablelandia”.
El guión es simple y convencional, lo cual no es malo por necesidad. ¡Es que se mantiene en pie de milagro y gracias! De ahí el 2 de la puntuación. Porque sino todo sería una sucesión imperdonable de gritos y palabrerío exagerados, que no salvan ni la música… que no existe. Alguien quiso jugar con un sintetizador (o lo más parecido a ello para fastidiarlo más aún. Si lapidar una película fuera legal (que igual sí) este es el título perfecto para hacerlo.

Nunca he comprendido parte del humor mexicano. Y aunque la gente dice que tengo un gran sentido del humor, casi nunca me río con una comedia, pese a saber reconocer su originalidad.
Creo que si esta película se hubiera rodado hoy, probablemente pertenecería a un género del tipo “Sharknado”. Es casi una suerte de dislate. El “life motiv” de la película es la salvación de un alma. En concreto la del actor Basil Rathbone, ya mayor y secundado por otro actor encadenado por los años. Por lo demás, el filme cuenta con dos elementos que parecen clásicos en las obras fílmicas de esa época: adultos en el rol de niños y alguna joven luciendo todo el rato bikini. Solo faltan Alaska y y su antiguo programa “la bola de cristal”. Y ya luego… que alguien me explique de que va “esto”.
Le voy a dar un cinco, porque es… ¡Dios sabrá lo que es!

Nos encontramos ante una película distopica que, por lo menos, se aleja de otras producciones del género de los últimos años, donde el “aparataje” de luces, efectos y diálogos baratos, dulcifican el amargor de la opresión que se narra. Pero, lamentablemente (aunque igual debería verlo otro día en que esté menos cansado), le falta algo. Quizás en el guión, en cómo y cuando acontecen ciertos elementos. Pero aún así vale la pena. Salvo quizás por la música. Incluso podría ser una buena obra de teatro. No me he informado bien de sí se inspiró en un libro o en un guión para teatro. Eso sí, las actuaciones son muy destacables. En ningún momento los actores y actrices caen en “delirios esperpénticos”. Al contrario, dan vida a sus amarguras, su miedos, su hartazgo y su esperanza con una sabia contención.
La dirección no es mala. Aprovecha bien la escasez de recursos. Y eso es decir mucho. Solo me da pena que, casi treinta años después solo tenga mi crítica. Quizás ahora, cuando sufrimos el Coronavirus Covid-19, sea oportuno verla y pensar que pasaría si fuera a más y gobiernos fascitas, envueltos con pieles de democracia, empezarán a aprovechar la oportunidad.

No conocía el trabajo de este director. Llegué a ellos por azar. ¡Y he flipado!
Todo encaja perfectamente en esta historia que a mí, personalmente, me recuerda a ciertos videojuegos de hace unas décadas. Comparte con ello una originalidad que requiere pasión, creatividad y un gran, gran valor.
La fotografía y el color son exquisitos. El acompañamiento musical es el adecuado. Los efectos sonoros, maestros. Y el guión una joya, con sus giros, guiños... Un trabajo meticuloso que merece toda la fortuna del mundo. Por cierto, los actores y actrices, geniales. Y el montaje, colosal.

Un gran corto, que traslada el sufrimiento de los niños víctimas de acoso al mundo adulto. Un guión genial, contundente, angustioso donde al final nada es lo que parece. Soberbio trabajo actoral. No se puede decir más, con pocas palabras. Sobresaliente.