"Bitconned" arranca, de forma algo atropellada, presentándonos a su principal entrevistado, un joven que afirma - sin ningún tipo de remordimiento - que empezó vendiendo recetas falsas a sus compañeros en el instituto y escaló hasta crear una falsa aplicación que cambiaría criptomonedas por dinero real.

A partir de ahí, nada que no hayamos visto antes (y no especialmente bien, o mal contado): una sucesión de entrevistas al estafador y de algunos de sus cómplices, reconstrucciones con actores, noticias de prensa, rastros de entrevistas en redes sociales...

Solo hay algo que he echado, y mucho, de menos: testimonios de las víctimas. Solo hay una persona y se centra en explicar cómo se dio cuenta en que todo era un timo. Pero no le vemos a él, ni a nadie, explicando cuánto dinero perdieron, cuánto les había costado conseguirlo, qué préstamos aún tienen que afrontar, a qué familiares o amigos arrastraron en la estafa...

Y es que el protagonista (me niego a regalarle otra mención a su nombre) puede resultar tan fascinante en su falta absoluta de escrúpulos y empatía, en su obsesión por los trajes caros y los deportivos (me pregunto si alguien ha estudiado ya la correlación entre delincuencia y compra de coches deportivos), en su absoluto descaro ante la cámara...que los artífices de este documental, se van olvidando, poco a poco; de mostraron las consecuencias de lo que realmente hizo.

Algo así le ocurrió a Scorsese en "El lobo de Wall Street" que creía que estaba denunciando a un delincuente y resulta que lo estaba ensalzando, tal y como demuestra una búsqueda de unos pocos minutos del título de la película en alguna red social, donde ha creado toda una caterva de seguidores cuyo objetivo en la vida es precisamente ese: ser rico robando y estafando.

¿Y cómo no? Tanto insisten ambas películas en lo bien que se lo pasaron (y se lo pasan) sus protagonistas y tan poco castigo han recibido que... ¿Cómo no iban a querer imitarlos?

El problema está en que debería haber algún tipo de principios que se supone que deben indignarte ante el caso de "Criptoestafas" pero... no todo el mundo los tiene; sobre todo si tu película no proporciona ningún contexto y solo le presta atención a las muchas drogas que tomaban y el mucho dinero que ganaron sus protagonistas y no le dedican ni un minuto a las personas que lo perdieron todo por su culpa.

Así es posible que incluso puedas creer (como indica una de las críticas "profesionales") que estaban jugando contra "el sistema", pero no... han robado a gente, con nombre y apellidos.

"Los crímenes de Essex" me ha recordado por qué me gustan las mini series británicas policiacas:

- La duración justa, nada de alargar una serie con minutos y más minutos de relleno, si a los cuatro o seis capítulos ya la cosa no da más de sí, se acaba, y punto.

- Buena dirección. No quizá la más creativa del mundo, pero sí muy sólida y funcional.

- Buena ambientación, nada de mostrar una casa genérica, una oficina genérica... Y los personajes van vestidos como en los años 80, pero no van disfrazados de los años 80.

- Buenas actuaciones. Se ve que los encargados de casting valoran el talento más que el físico y que en las escuelas de interpretación enseñan a actuar, y a declamar. Una locura.

Y hablando de esto, Stephen Graham (aunque aparezca el primero en los títulos de crédito y en el cartel de la película), dista mucho de ser el protagonista. Su papel es importante y él cumple muy bien, pero su tiempo en pantalla es relativamente breve en relación a otros.

El auténtico protagonista (aunque no el único) sería Mark Addy. Un actor excepcional que - a pesar de figurar entre los intérpretes de la mega exitosa "Full Monty" y haber encarnado a un personaje importante en la mundialmente conocida "Juego de Tronos" - no es tan famoso como otros, ni ha dado el salto a Hollywood.

Casi mejor para nosotros, el público, que podemos disfrutar sus actuaciones en títulos de calidad y quien sabe si para él también.

Al fin y al cabo, Tom Wilkinson (que sí dio el salto a la gran industria tras Full Monty) lleva encasillado en más o menos el mismo papel (algo así como un hombre de autoridad con un lado oscuro), desde hace demasiado tiempo.

Miri es una treintañera (camino de los 40) que acaba de salir de la cárcel donde llevaba desde los 18. Aunque ha cumplido su condena, sus vecinos no están dispuestos a dejarla olvidar su pasado.

Este argumento, digno de un drama social de Ken Loach, se convierte en una acertadísima tragicomedia en esta mini serie.

Vistas ya la primera y la segunda temporada puedo asegurar que Miri, sus pobres padres, sus locos peinados y su infatigable lucha por hacerse un hueco, aunque sea pequeño, en la sociedad nunca decepcionan.

Es difícil combinar trama criminal, con drama y además humor, pero Back to Life lo consigue, ahí es nada.

Todos: familia, amigos, compañeros de trabajo... están algo desquiciados en esta serie porque - al fin y al cabo - probablemente todos lo estemos en el mundo real, pero eso no significa que no seamos 'recuperables' o que no se nos pueda comprender y hasta querer.

Y este es el gran acierto de la serie, la mirada amable (que no buenista) sobre el ser humano y sus muchos defectos.

Todo ello servido por maravillosos actores (es imposible no admirarlos a todos, especialmente a la protagonista) y a través de diálogos inolvidables.

Muy recomendable.

No sé si calificaría "Adiós, idiotas" como una comedia, aunque tiene momentos realmente hilarantes, quizá lo sea en el sentido que lo es "Brazil", con la que también comparte esa idea del individuo perdido en la inmensa maquinaria burocrática, contra la que nada puede hacer.

Contiene también no pocos momentos tiernos y algunos muy románticos, pero en general diría que es una película nihilista, quién vaya pensando que va a reírse un rato y a no pensar, o que va a ver una película optimista y tierna, se va a decepcionar bastante.

En definitiva es una película que combina bien - y no es fácil - el registro patético, con el humor agridulce, alguna esperanza (aunque no mucha) y la denuncia.

Y es que en la vida también se mezclan los momentos muy dramáticos con los cómicos, las situaciones trágicas con la ternura y en los velatorios se cuentan chistes y en los momentos más felices de tu vida, se pisa una caca de perro ¿no?.

Recomendable.

Entre las decenas o cientos de series policiacas que podemos ver actualmente, McDonald & Dodds merece destacar por varios motivos.

- Las actuaciones: no son simplemente correctas, llegan a ser realmente sobresalientes, no solo por parte de los protagonistas, algunos de los personajes episódicos resultan inolvidables.

- El tono: en general es ligero, pero no deja de dejar caer ciertas gotas de amargura que se agradecen y resaltan como esa pizca de sal que se le echa al chocolate y que bien tratado, es una delicatesen.

- La inteligencia de los argumentos, diálogos, etc... no se han limitado a copiar situaciones ya vistas, sino a darlas un giro, a exigir un poco más.

- El escenario: Bath es una ubicación muy original para un policiaco actual, por mucho que se trate de una una ciudad que habrás visto muchas veces, sobre todo en producciones de época.

- La manera de combinar lo ya conocido con lo original o, por lo menos, la versión mejorada de lo conocido.

- Los capítulos se pueden ver una segunda vez y se descubren nuevos detalles, planos que no parecen tener importancia, breves comentarios, cosas que están ahí para que las veas o no, pero que no se resaltan.

La pareja protagonista son dos personajes antitéticos (esto es la habitual, lo sé), uno de ellos es una policía ambiciosa y conocedora de las últimas técnicas policiales que llega desde Londres con la intención de subir otro escalón en su exitosa carrera.

A su cargo se reincorpora al servicio un brillante detective pero que representa todo lo que - por algún motivo - no se valora en una sociedad de machos alfa y que es despreciado por compañeros y jefes sistemáticamente.

Otros se llevan siempre los méritos de su actuación, mientras a él se le margina por "rarito".

Existe un guiño al celebérrimo Colombo y es que siempre lleva una parka barata que recuerda a la gabardina del personaje de Peter Falk.

La mayor diferencia es que Colombo juega conscientemente con su imagen de perdedor para despistar a los sospechosos y al pobre Dodds todos le intentan manipular al detectarle fácilmente como el eslabón más débil.

Muy, muy recomendable.

En su contra solo tiene el hecho de tratarse de poquísimos capítulos, pero el esfuerzo en hacer algo especial en vez de un producto en serie tiene esta pequeña contrapartida.