Haz click aquí para copiar la URL
España España · Pontevedra
Críticas de The Quiet Man
<< 1 3 4 5 10 11 >>
Críticas 52
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
29 de febrero de 2012
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya tiempo que Martin Scorsese tiene ese raro privilegio de ser un clásico en vida. En su dilatada trayectoria se encuentran obras que otorgan inmortalidad al creador y madurez al espectador como “Toro salvaje”. Con setenta años cumplidos sorprende con un nuevo registro. Liberado de angustia creativa, Scorsese incorpora a su faceta de cineasta la de mago, exhibiéndose como un experto ilusionista capaz de manejar todos los recursos que la técnica pone a su servicio para provocar la fascinación y el asombro en los espectadores, demostrando ser un digno sucesor de Georges Méliès.

Unos segundos, el tiempo que dura el poderoso plano inicial, bastan para subyugar, atrapar y sumergir al espectador de lleno en una película que gira en torno a dos ejes que acabarán por enlazarse: el primero es un cuento al más puro estilo Dickens, una historia de supervivencia y superación de un niño huérfano desamparado. El segundo es un sentido homenaje a Georges Méliès, al forjador de sueños, al visionario que fue capaz de vislumbrar el cinematógrafo como un invento maravilloso generador de ilusiones y a los pioneros del cine. Es en este tramo donde la película adquiere un nuevo sentido y alcanza todo su esplendor. Con evidente cariño y enorme sabiduría Scorsese inunda la pantalla de insólitas y hermosas imágenes que recrean el impresionante proceso creativo de un nuevo medio, una auténtica fábrica de sueños, puesta en marcha, desde la nada, por Georges Méliès. Con un tratamiento visual de exquisita belleza, de una luminosidad envolvente, que se alza sobre cualquier otro elemento, Scorsese nos muestra el legado de Georges Méliès y la revisión que de él hace utilizando la tecnología del 3D con un extraordinario talento, algo que ya justifica por sí solo la existencia de esta película.

La estación de Montparnasse es el inicio de un viaje por el que transitaremos de la soledad al cariño solidario, de la virtuosa creación artesana de complejos engranajes a la fantasía ilusoria del simple decorado de cartón piedra, de la realidad al sueño. Un viaje mágico en el tiempo capaz de capturar y transmitir las sensaciones de los primeros espectadores de los cines de feria. El cine se ha convertido en el medio más complejo para narrar historias, pero también en refugio –algo necesario en estos tiempos difíciles tan poco dados a la lírica- el medio ideal para evadirse y llegar a mundos fascinantes… y esta vez el billete hay que adquirirlo en las taquillas de la estación de Montparnasse.
The Quiet Man
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
27 de febrero de 2012
28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine negro de serie B, bajo presupuesto, actores semidesconocidos y argumento enrevesado; y a pesar de ello, ésta es una película para el recuerdo gracias a una realización entusiasta, pero sobre todo, a la ingenuidad casi delirante que recorre la película de principio a fin y que la dota de una singularidad especial.

Comisarías con pasillos vacíos, kilométricos; clientas recostadas en plan seductor con la secretaria/novia al lado; permiso explícito de ésta para flirtear lo que haga falta; miraditas de chicas (acompañadas o no) con las que se va cruzando el protagonista; médicos de vodevil sin el menor tacto psicológico, venenos luminosos… y sin embargo la película mantiene el tipo, milagrosamente no cae en la parodia ni en el ridículo, e incluso nos deja algunas secuencias memorables, gotas de gran cine en ese océano de incongruencias, y es que solo por ese plano secuencia del protagonista corriendo desesperado por las calles en medio de la multitud merece la pena ver esta película… y recordarla.
The Quiet Man
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
11 de febrero de 2012
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El visionado de las películas de Hathaway siempre dejan una grata sensación, a pesar del poco reconocimiento que tuvo en su época. Hathaway se caracterizaba por su facilidad para rodar en escenarios reales, lo que le dio un aire semidocumental a algunas de sus películas. “El beso de la muerte” es un buen ejemplo de ello.

Es navidad en Nueva York. El destino se sube al ascensor en la planta veintitantos. El tiempo se dilata, el sonido desaparece y la vida cambia. Así de contundente empieza esta película que alterna el “film noir” con el melodrama y desarrolla, con corrección, una buena historia, cuyo fondo trata sobre el sistema carcelario y la ambigua rehabilitación del condenado, centrada en Nick Bianco (Victor Mature), ladrón y padre de familia.

Lo que realmente revoluciona y engrandece a la película es el debut cinematográfico de Richard Widmark, -un excelente actor que tampoco tuvo el suficiente reconocimiento por su talento. Su personaje, Tommy Udo, es de los que no se olvidan: un villano que inquieta con su mera existencia.... y su risa. En su traslúcida personalidad se adivina en todo momento lo que sus escalofriantes hechos nos acabarán por demostrar.

Desigual enfrentamiento de los antagonistas; la apariencia pétrea de Victor Mature se torna en pura arcilla en cuanto coincide con Richard Widmark:

… Tommy Udo usa sombrero con el ala vuelta hacia abajo, o como le da la gana.
… Nick Bianco lleva los pantalones subidos, o como puede.

… Tommy Udo espanta con la mirada
… Nick Bianco enfoca con mirada bovina

… Tommy Udo desquicia con su risa de hiena, nerviosa y convulsa
… Nick Bianco se descompone en sudor
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
The Quiet Man
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
6 de febrero de 2012
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The Artist” es posible gracias al contexto actual; su aparición y el eco de su acogida sólo se entiende como un desafío necesario a estos tiempos dominados por una industria cinematográfica que relega el valor de la creación artística a la inmediatez de la explotación y la avidez de la recaudación. “The Artist” es una película sencilla, diáfana y bella, que ya desde los títulos de crédito revela estar hecha con un profundo cariño. Lo que comienza siendo un homenaje de Hazanavicius a los primeros tiempos del cine, avanza hacia una veneración a su propia esencia, al arte de emocionar a través de la imagen y el sonido, y termina por convertirse en una reivindicación de que “otro” cine es posible.

Aunque “The Artist” no es una película del todo redonda y tenga algún efímero instante de decaimiento, el conjunto es sobresaliente. Hazanavicius utiliza una simple historia de amor/gratitud en medio de un relato sobre la gloria del éxito y la tragedia de la caída; todo ya visto y mil veces contado, y sin embargo logra entusiasmarnos con la narración desde el primer instante, engarzando, como el más experto artesano, algunas escenas sublimes, ingeniosas y renovadoras del lenguaje cinematográfico, mostrando por momentos un sorprendente poderío visual, que alcanza todo su esplendor en la magnífica secuencia del sueño sonoro que, sin duda, nos quedará grabada para siempre. Y es que “The Artist” tiene facilidad para conectar con el espectador y conmoverlo, a ello contribuye un maravilloso Jean Dujardin, que al momento nos contagia su optimista sonrisa, a la química que desprende junto a la espontanea de Bérénice Bejo, y a un elenco de excelentes secundarios.

“The Artist”, cine necesario en nuestro tiempo sobre otra época, pero con un enorme respeto y gratitud hacia los espectadores de antes, de ahora y, como creo que esta es una de esas películas perdurables, el tiempo lo dirá, de los que aún están por venir.
The Quiet Man
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
25 de enero de 2012
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos los elementos que componen este imperecedero thriller son destacables y dignos de elogio: el guión, los diálogos, el montaje, la fotografía, los actores, la dirección, la música… pero sin ánimo de restar mérito a los responsables directos, empezando por Carol Reed hasta el mismo Graham Greene, no hay duda de que sin la participación del perturbador Orson Welles en este proyecto el resultado habría sido distinto, ya que es incuestionable que el film está impregnado de su enérgica personalidad creadora.

La acción transcurre en un peculiar escenario que, gracias a una magnífica y delirante fotografía, acapara su propio e inquietante protagonismo: la antaño imperial y bella Viena, que se nos presenta arrasada y derruida, como un cadáver con sus entrañas a la vista, y donde asistiremos a una memorable secuencia de persecución y acoso por los laberínticos intestinos de la ciudad.

Dejando atrás el relato en sí, la intriga y el misterio que plantea la búsqueda del “tercer” hombre, la película acaba alcanzando una profundidad singular al focalizar la ambigüedad de la condición humana en el personaje de Harry Lime (Orson Welles), cuya filosofía vital es puesta a prueba en las situaciones extremas y miserables que genera la guerra. Es precisamente de la ausencia del propio Harry Lime durante buena parte del metraje, de la que se vale el desarrollo de la narración para ir conociéndolo a través de tres miradas fundamentales: la del aséptico y pragmático Mayor Calloway (Trevor Howard), al que no le interesa la persona sino los atroces e inhumanos actos que ocasiona. La del amigo, primero incrédulo y luego decepcionado, Holly Martins (Joseph Cotten), que acabará por convertirse en el reverso de Harry Lime. Por último, la de la melancólica y apenada amante Anna Schmidt (Alida Valli), encargada de matizar la humanidad del personaje, de evidenciar que no todo es oscuridad en Harry Lime y señalar que quienes crean las circunstancias propicias son también responsables en la posterior aparición del monstruo que llevamos dentro. En toda esta construcción psicológica del personaje de Harry Lime es notoria la intervención directa de Orson Welles; de hecho hay una cierta rememoración al personaje de Charles Foster Kane, película con la que hay un paralelismo significativo: también Joseph Cotten interpreta al amigo de siempre que termina renegando de la amistad.

La película tiene momentos inolvidables: las secuencias que transcurren en las cloacas, el diálogo en la noria, la impresionante aparición de Welles en pantalla; que han sido ensalzados desde el mismo estreno; pero la secuencia final es punto y aparte. Un plano fijo, sin diálogos, que funciona como un pequeño corto que se puede ver independientemente y encierra en sí mismo toda una lección de lírica cinematográfica, captando ese breve instante ilusorio que transcurre entre la obstinada esperanza y su desengaño.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
The Quiet Man
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 3 4 5 10 11 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow