No se me ha ocurrido otra cosa que utilizar el lenguaje torero para describir lo visto ayer en el pase de las ocho y diez de la tarde. Quizás no se me ocurre nada original porque es tan poco lo que me ha transmitido éste último trabajo de PACO PLAZA que me encuentro como si estuviese escribiendo éste comentario ante el teclado a cámara lenta y con poca ganas, para que negarlo. Es posible que el inusitado interés que parece haber despertado VERÓNICA entre la crítica especializada y el público, a tenor de lo visto y leído estos días, me haya dejado una especie de disgusto por no entender cómo, a veces, me sitúo tan lejos de la opinión generalizada y eso me llega a producir cansancio y hartazgo, aparte de cierta preocupación, no voy a negarlo.

Después de ROMASANTA y REC que me parecieron ambas películas dignas y novedosas incursiones al cine fantástico y de terror made in Spain, esperaba algo similar, como mínimo, pero me he encontrado con una cinta muy floja en los aspectos en los que se la suponía fuerte; tensión, terror y miedo, así como muy poco original en el planteamiento argumental y el desarrollo de la trama que asombrosamente logra sus mejores momentos cuando abandona el género para el que ha sido concebida y se recrea en el retrato de los miembros que componen la familia de la protagonista, para mí lo mejor del film, sin duda, todo lo demás chirría y está forzado hasta llegar a rozar lo ridículo, como por ejemplo el personaje de la monja médium o las voces en off recordándonos frases y pasajes ya pasados como si fuésemos estúpidos y no nos hubiésemos dado cuenta de la movida.

Después de la inmejorable sorpresa de LLEGA DE NOCHE o el gozoso ejercicio de estilo de DÉJAME SALIR dentro del mismo género, ésta VERÓNICA se queda en un intento deslucido y efectista, para que el aburrimiento no acabe por imponerse en una historia que podía haber llegado a mejor puerto.

El actor HUGH JACKMAN ha sido elemento perfecto para meterse en la piel y las garras de uno de los personajes MARVEL mas poliédricos e inestables de todos, hasta tal punto que no concebimos a nadie más acorde a los rasgos y manera de ser de LOBEZNO que el propio actor australiano. Pero actor y personaje, inevitablemente, se hacen mayores , el tiempo no pasa en balde ni para alguien con el poder de regenerarse físicamente e incluso con un esqueleto de la aleación más poderosa que existe; el adamantium. Solo Ian MacKellen como MAGNETO, Patrick Stewart como CHARLES XAVIER y Tobey Maguire con su detallada recreación de SPIDERMAN, pueden hacer algo de sombra a la portentosa caracterización de Jackman en el universo MARVEL.

Estamos en 2029 y Logan sobrevive como chófer de limusinas, mientras atiende como enfermero a un Charles Xavier nonagenario, noqueado por el Alzheimer y declarado peligro público y arma de destrucción masiva ante la pérdida de control sobre su inmenso poder mental. Los dos, otrora grandes superhéroes están ya en horas bajas y malviven en una especie de rancho tan viejo y destartalado como ellos mismos y asistidos por uno de los últimos mutantes que quedan, un albino incapaz de exponerse a la luz del sol pero con la capacidad de rastreo de otros mutantes.

Lobezno ya no es lo que era y asistimos impotentes a lo que sabemos va a suponer el fin del personaje que tantas alegrías nos ha dado solo o en compañía de los X-MEN. Estamos ante una película crepuscular, de destrucción interna del protagonista y que mantiene deliberadamente analogías con otras obras del género Western como SIN PERDÓN o EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY BALANCE o SHANE que incluso aparece fugazmente en la televisión de Logan.
Los personajes tienen un mayor desarrollo humano en ésta entrega y no hay prisas por mutilar, rebanar cuellos o cortar cabezas, no está lobezno para esos trotes y se agradece, porque lo contrario hubiese rozado el esperpento, aún y todo queda esperanza en el universo mutante, este es el final para Logan, pero una nueva generación de criaturas de gen X alterado está esperando ver la luz, para formar parte de un nuevo ejército con poderes asombrosos en el que Logan, Howlett, Lobezno o quien quiera que fuese, es ya leyenda.

La cinta comienza con una combinación acertada de elementos que auguran una buena película, aunque pronto surgen situaciones extrañas, como si estuviesen puestas por si no nos enteramos de lo que pasa, es como un puzle en el que las piezas están, pero no las encuentras nunca para ponerlas en su correspondiente lugar. La película es muy formal, demasiado quizás y no llega nunca a hacerse arrebatadora ni a conmovernos demasiado, todo sucede en la pantalla de manera nítida, pero no trasciende a las butacas, miradas al reloj y móviles encendidos, ponen de manifiesto que la película tiene dificultades para conectar con el público.

El protagonista pasa por tres partes bien diferenciadas, la pre adolescencia, la adolescencia y la juventud, pero conectadas por el mismo hilo conductor, el acoso, las drogas y la traumática aceptación de su verdadera orientación sexual. A pesar de que no se nos muestre lo escabroso de la terrible situación de Little Chiron en el entorno violento y a la vez sugestivo de Miami, la película insinúa y deja entrever lo complicado de su existencia. No sé, quizás eso la hace extrañamente perturbadora, el caso es que Moonlight me gusta más, después de haberla visto.

A mí, al contrario de lo que he leído en muchas críticas, es el Chiron ya adulto el que más me interesa, cuando se pone como un armario ropero y se hace el amo de la droga en Atlanta, lugar al que se traslada dejando atrás un pasado que nunca le abandona. Hay algo que me recuerda al hermano mayor de LÉOLO, aquel que se hizo culturista para enfrentarse al acoso al que era sometido, quien haya visto la película, sabrá de lo que hablo y de ahí el título de ésta crítica. En cualquier caso MOONLIGHT es una película que puede no colmar las expectativas de quien vaya, cargado de palomitas, buscando los fastos del Óscar a la mejor película, premio discutible, como lo era, en mi opinión LA LA LAND.

Hace ya muchos años luz que la saga más exitosa del cine dejó de ser una ocurrente historia galáctica para derivar en una descafeinada máquina de hacer dinero. Echando la vista atrás uno tiene la sensación de que la batalla debía haber finalizado, definitivamente, con LA VENGANZA DE LOS SITH, el último capítulo de la trilogía de los episodios posterior a la original.

El ascenso de Skywalker es el último capítulo? De una saga que nunca debió existir y que recurre en todo momento a la iconografía y el mito de sus antecesoras para intentar elevar el bajo nivel y la intensidad de todas sus historias, de hecho, nos encontramos con los inevitables cameos y apariciones marianas de HARRISON FORD; CARRIE FISHER y MARK HAMILL, sin los cuales la película deambula entre un guion errático y unas actuaciones estelares de serie b.

El recurso es el mismo de siempre, niña que no conoce a sus padres, niño que no conoce sus orígenes y un absurdo; yo soy tu padre, que te deja más tieso que la mojama y con unas ganas tremendas que se acabe de una vez y para siempre ésta historia repetitiva y folletinesca de la resistencia contra un imperio que merecía ganar la batalla definitiva, ese sí que habría sido un buen final.

Andaba tiempo tras este último trabajo de la directora de “Crudo” Julia Ducournau y tras verla desaparecer de la cartelera, ayer volvió a ella en el mismo cine y en versión original, así que sin pensármelo más, saqué la entrada y para el Trueba de cabeza.

No me ha defraudado en absoluto, es incluso “peor”, en lo tóxica, sucia e irreverente que pensaba, osea que es mejor de lo que esperaba y a pesar de que produzca a veces rechazo, hay un hilo conductor asombroso a través del gore, el terror, la androginia, el asesinato y lo fantástico que te deja literalmente pegado a la butaca. Hay momentos que de puro deliro son cómicos y estos siempre se producen entre la relación de “Alexa-Adrien” y su padre adoptivo “Vincent”, vaya par de personajes ha construido Julia Ducournau, ambos tóxicos e imprevisibles, llenos de carencias pero deseando mostrar algo de humanidad.

Es un cine que está muy en línea con las propuestas irritantes de Gaspar Noé, David Cronemberg o Lars Von Trier pero incluso mas actual, donde importa tanto la experiencia que uno tenga al ver y escuchar lo que sucede en la pantalla como el discurso en sí, aunque también la tiene, sin duda, lo que pasa es que al final te deja mirando como la vaca al tren y cuando se encienden las luces exclamas; ¿Pero que coño ?

Pues la verdad no tengo ni puta idea, pero me lo he pasado de miedo.