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Críticas de Vivoleyendo
Críticas 1.745
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
29 de abril de 2007
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quitando los detalles trillados típicos de americanada que contiene (ya se sabe, la exaltación patriótica típica de los Estados Unidos que una se cansa de ver. No estoy en contra de que cada país reivindique sus señas de identidad, pero lo que no me gusta es que quieran imponerlo como modelo de conducta y como país ejemplo a seguir para el resto del mundo. Esas modas en el cine son muy cansinas y siempre hay películas que tiran por esa línea). Como decía, aparte de los detalles trillados, la película está bastante bien. Voy a reflexionar sobre lo que no me gusta y lo que sí.
-Además de los detalles de americanada, ciertas actitudes estereotipadas en los personajes son muy planas. Cierto, los personajes no son un derroche de complejidad ni de originalidad, pero gusta ver esa confrontación entre dos personalidades muy fuertes, entre un ex-jugador de hockey sobre hielo que no se rinde fácilmente y una excelente patinadora de carácter insoportable e insufriblemente orgulloso.
-Agrada ver cómo los dos se enfrentan al mayor reto de sus vidas en durísimas sesiones de entrenamiento con al afán de superarse a sí mismos, paralelamente a la tormentosa relación, llena de altibajos, que va surgiendo. Entre discusiones y desafíos verbales y deportivos, ambos van forjando, tanto en el deporte como emocionalmente, una compenetración que va más allá de sus encontronazos y que, sin que ellos lo admitan, los convertirá en el compañero y la compañera ideal. Puede que yo para eso sea muy convencional, pero me encanta ver cómo el orgullo de cada uno choca fuertemente con el del otro, mientras en realidad los dos se mueren por ceder y saltar la barrera. Ambos necesitan tener a su lado a una persona fuerte que no decaiga fácilmente y que les aguante el ritmo; y así es cómo se van ganando su mutua admiración, un creciente respeto, una gran dependencia mutua en el deporte y, lo más importante, un profundo amor.
-Me gusta ver cómo se van descubriendo las debilidades de la patinadora, cómo su carácter insufrible y difícil es en realidad una tapadera que encubre su inseguridad y sus temores; teme a verse expuesta, a que sus verdaderos sentimientos salgan a la luz para ser burlados. Y cómo él va descubriendo la forma de atravesar esa tapadera y se va enamorando de la admirable chica que hay debajo, a la vez que ella se siente vulnerable y confundida ante ese chico que la perturba.
Es un duelo muy difícil y lleno de pasión el que mantienen, y por lo mismo interesante. Todo lo que hacen y se dicen, las miradas, declaran a gritos la pasión que sienten el uno por el otro, pasión paralela a su afán por alcanzar lo más alto en el deporte.
Ah, y un bonito mensaje: que en el deporte lo importante es disfrutar, y practicarlo y llegar a lo más alto simplemente porque uno desee hacerlo.
Es una película para no romperse la cabeza, con todas las premisas del cine hollywoodiense, pero eso no le resta encanto. Una se lo pasa bien, encuentra un rato de evasión y se permite soñar.
Vivoleyendo
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El castillo ambulante
Japón2004
7,8
60.623
Animación
8
26 de abril de 2007
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miyazaki siempre me sorprende. Aunque las películas suyas que he visto tienen elementos similares (el/la protagonista realiza un viaje alucinante para encontrarse a sí mismo/a), cada una es un universo que nos ofrece un inagotable caudal de imaginación.
Siempre enfrentando el mito y la realidad, Miyazaki nos ofrece en "El Castillo Ambulante" muchos temas para la reflexión:
-Las ventajas y desventajas de la vejez frente a las de la juventud. En un mundo industrializado que vive demasiado deprisa y que a menudo desprecia a sus ancianos, una mujer nos demuestra que la vejez no es obstáculo para muchas de las cosas que uno se proponga conseguir, y que posee ciertas ventajas frente a la juventud.
-El absurdo y la omnipresencia de la guerra, que es el trasfondo de la película.
-La importancia de tener seres a quienes querer y cuidar, que a su vez nos quieran y nos cuiden. La convivencia entre seres muy dispares que se conocen en extrañas circunstancias.
-Lo efímero y superficial de la belleza exterior, la cual no es imprescindible cuando el amor es auténtico.
-El ansia de buscar y disfrutar de nuestra propia libertad.
-Las ambiciones desmedidas que conducen a algunos a perseguir sus objetivos sin escrúpulos, sin detenerse ante nada.
-El amor que nos da alas y nos inyecta valor para proteger a nuestro ser amado.
-Los mitos mezclados con la realidad de alguna época concreta.
Todo esto con una gran complejidad, con una serie de subtramas y con escenas que a veces son un reto para nuestra comprensión (algunos detalles nos ofrecen alternativas abiertas que quedan a nuestra imaginación).
Los personajes están llenos de vida, de múltiples matices, desde el primero al último resultan sorprendentes, a veces chocantes, pero siempre interesantes.
Como colofón, se alternan escenas repletas de acción con otras más sosegadas, pero todas impregnan nuestra retina de increíbles imágenes.
Ésta es, ante todo, una historia de amor atípica que nos deja bastante asombrados. Eso sí, ejerciten su imaginación y déjense llevar.
Vivoleyendo
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9
26 de abril de 2007
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que he de decir es que este largometraje es tremendamente duro e impactante, de principio a fin. Se nos forma un nudo en la garganta que no se afloja y la tensión se mantiene hasta niveles en los que uno mismo llega a perder conciencia de que lo que está presenciando es una película, ficción creada a partir de una historia real. A veces no se puede soportar seguir mirando la pantalla.
Ésta es la desgarradora historia de un hombre que, dentro de los horrores a los que se vio sometido, estuvo tocado por la suerte, si es que se puede llamar así a lo que le tocó vivir.
En el ojo del huracán, en medio de la guerra más mortífera de la historia, un pianista judío y polaco probó el sabor del infierno casi hasta lo más hondo.
Con una estética visual que no escatima en detalles de una Varsovia devastada por la guerra, el impacto de las duras imágenes se nos graba en la retina con persistencia y nos persigue, concediendo poco descanso a nuestra conciencia y a nuestra capacidad para horrorizarnos y apenarnos.
Dentro de tanta desolación, la genialidad de un artista se erige como una pequeña luz de esperanza, como un don destinado a tocar a su dueño con la gracia. En efecto, el pianista parece especialmente dotado por una mezcla de suerte, de fortaleza mental y física, por un instinto de supervivencia muy desarrollado y, ante todo, por un aura que su fama como pianista le ha forjado, proporcionándole amigos de gran valía.
Vemos cómo todo se va derrumbando alrededor de este joven que no ha nacido para ser héroe ni mártir. Sólo es un joven normal que siempre ha conocido una vida tranquila y que se gana la vida tocando el piano. Cuando la guerra se le arroja encima y sólo le queda compartir el destino de sus compatriotas judíos, sin embargo se va descubriendo que, por alguna extraña intervención de la Providencia, él va a seguir un camino sorprendente que ni él mismo podía sospechar.
Para verla con el corazón dispuesto a sufrir y en un lugar tranquilo donde se pueda hacer honor a su sobrio pero desgarrador dramatismo. El drama de un hombre en tiempos de guerra.
Vivoleyendo
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8
24 de abril de 2007
19 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ese festín de optimismo, de delicia para los ojos y los sentidos, esa ternura palpable, esa manera de mostrar todas las cosas sencillas de la vida, de hacernos apreciar la armonía de una piedra que se hace rebotar sobre el agua de un estanque, el viento cálido, la mirada ausente de una muchacha en un cuadro de Renoir, las cosas más cotidianas vistas desde una perspectiva romántica y peculiar... Todo eso y mucho más. Peculiar es la palabra para designar la manera en que esta película nos transmite su visión del mundo.
Amelie representa toda esa parte marginal de la vida que lucha por resurgir y reclamar su derecho a ser feliz y a hacer feliz a alguien. Representa ese soplo de aire que consuela, que ofrece ayuda y echa una pequeña mano a los que lo rodean para que sus vidas sean mejores o, por lo menos, se sientan un poco mejor consigo mismos. Ella es la Robin Hood de los que tienen un jefe capullo que necesita una lección, de los solitarios en busca de amor, de un hombre que reencuentra su niñez, de un padre temeroso de conocer mundo, de un joven soñador que colecciona fotos de fotomatón...
En su búsqueda de la felicidad, Amelie se embarca en un viaje por lo cotidiano, observando a las personas que la rodean y tratando de comprender qué las mueve y las motiva... Y en el proceso se redescubre a sí misma y hace que en ciertos momentos nos veamos reflejados en sus inquietudes y en sus pequeñas alegrías. Y a través de sus ojos nos identificamos con los demás, aprendemos algo de sus peculiaridades, que a menudo se parecen a las nuestras.
En Amelie todo es una alegoría y un claro mensaje que no deja de animarnos a abrir los ojos a lo que tenemos alrededor y VIVIR, disfrutar de todos esos pequeños y grandes momentos que tenemos por delante.
Una bonita película, narrada con una estética visual repleta de poesía y de gusto por los detalles, en la que los sentimientos quedan a la vista y lo aparentemente superficial se revela como parte importante de algo más profundo, algo que siempre pueda resultar importante para alguien.
La sensación de paz interior que uno siente viéndola te acompaña todo el tiempo y terminas con una sonrisa en los labios.
Por otra parte, le pongo alguna pega, porque algunos detalles me han chocado y los veo impropios de una chica aparentemente dulce que quiere hacer algo por alegrar a los demás:
-Amelie demuestra tener un poco de mala leche porque, en un acto de venganza hacia un vecino avinagrado, el pobre hombre podría haber muerto electrocutado. Por muy cantamañanas que sea el hombre, creo que ella se pasa de la raya, por más que es cierto que cuando nos encontramos con casos como el de ese tío, nos den ganas de coserle el pico. En ese aspecto, ella me decepciona; no me pega ni me agrada que resulte ser allanadora a ratos libres para sabotearle sus cosas a un tontorrón. En cambio, me habría gustado que ella encontrara otro modo de hacer cambiar la actitud del hombre, no haciéndole la puñeta de esa manera rastrera.
Vivoleyendo
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8
22 de abril de 2007
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que me ha parecido una buena película, realmente bonita y muy, muy agradable de ver. Desborda un sentido del humor distendido que se agradece, con un Hugh Grant que, aunque no se trata de uno de mis actores preferidos, he de reconocer que, aunque se repita mucho en sus típicos papeles de madurito divertido y tierno con verborrea y con tendencia a burlarse de sí mismo, sin embargo no pierde su chispa y le da a su personaje el toque necesario para hacerlo a la vez encantador, natural y bastante creíble. En su línea, Hugh Grant sabe estar a la altura, y aquí convence, o por lo menos está bastante correcto. Aunque la película no derroche originalidad humorística, divierte, y eso es lo importante.
Drew Barrymore nos deleita con un papel sencillo y natural (como también suele ser su línea), y su chispa con Hugh Grant llena la pantalla.
La fotografía es notable. Esos planos de Nueva York al atardecer, de los videoclips ochenteros (que a los que ya tenemos de 30 para arriba nos traen muchos recuerdos) y del Madison Square Garden son impactantes y dignos de ver en el cine.
Pero lo que destaca es la magnífica banda sonora. Tratándose de una película basada en la creación de una canción, la música tenía que ser el centro de todo. Y lo cierto es que esas canciones de los ochenta están muy bien y el tema creado por los protagonistas es precioso y pegadizo. Ah, y el tema de fondo que sale en una escena, ese "Never Ending Story" mítico que marcó mi infancia desde que vi "La historia interminable"; creo que no podían haber escogido un tema mejor. Desde luego, pienso comprarme la banda sonora porque vale la pena.
Por último, la combinación entre la canción que van creando el músico y la letrista novata y la relación que va surgiendo, tienen un paralelismo y algo de alegórico que, no por ser un recurso de típica comedia romántica, deja de ser bello. La música es un reflejo de los sentimientos y surge a la par que éstos y, a través de ella, el desilusionado músico y la insegura y desengañada escritora descubren el amor y se lo confiesan de una forma conmovedora.
Una canción puede ser una de las más sublimes declaraciones de amor, y todos lo sabemos porque seguro que cada cual tiene la suya. Y, si todavía no, tiempo al tiempo.
Bueno, dicho todo esto, ahora les dejo para que puedan despotricar de mi mal gusto por ver algo hermoso en una comedia romántica hollywoodiense, o bien para que aprecien mi opinión sin miedo a descubrir alguna debilidad de carácter por el hecho de que puedan disfrutar viendo esta película.
Vivoleyendo
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