En la cuarta entrega de la saga de El planeta de los simios se narra la rebelión que protagonizan en el futuro año 1991 cuando liderados por Cesar, el hijo de Zira y Aurelio, toman conciencia de su situación de esclavitud y se amotinan contra los humanos. En esta secuela prima la acción frente a las interesantes ideas expuestas en la anterior película. Y la principal conclusión que extraemos es que los humanos son desconfiados por naturaleza y temen lo que desconocen los simios son una amenaza y quieren destruirlos pero ellos se les adelantan y toman la delantera en la guerra.

La rebelión de los simios y Regreso al planeta de los simios son las mejores secuelas de toda la saga. Puede que el tiempo no les haya sentado muy bien en lo relativo a efectos especiales pero el argumento es tan original que da para muchas historias.

Resacón en Las Vegas es la Despedida de soltero de los 2000, aquella película dirigida por Neal Israel en 1984 y protagonizada por Tom Hanks. Me recuerda también a ese capítulo de Los Simpsons en el que Homer y Flanders se van a Las Vegas a correrse una juerga. En este caso cuatro amigos van a Las Vegas a celebrar la despedida de soltero de uno de ellos que se casa al día siguiente. La historia comienza por el final y después de despertarse se percatan de que uno de ellos, el que se casa, ha desaparecido, a parte de otras cosas inexplicables como la aparición de un tigre en el cuarto de baño de la habitación del hotel o la de un bebé en el armario. Al no recordar nada de lo sucedido deciden volver sobre sus pasos para tratar de averiguar cómo han llegado a esta situación.

La trama está bien construida y su desarrollo se ve con una sonrisa en la boca pero está lejos de ser una comedia memorable como lo fueron por ejemplo Atrapado en el tiempo o Un pez llamado Wanda. El problema es el sentido del humor rayando lo zafio y lo chabacano. Humor facilón e irreverente tan del gusto actual que se inició a finales de los noventa con películas como Algo pasa con Mary. Resacón en Las Vegas se erige por encima de la media de comedias similares pero no es una gran película. Tuvo un éxito desmedido y varias secuelas pero no es una obra que uno recuerde por tener momentos brillantes o secuencias inolvidables. La comedia es un género muy difícil y requiere talento y sensibilidad para no caer en lo burdo y el mal gusto.

Un saqueador llamado Solomon Kane se niega a entregar su alma al diablo renunciando a la violencia y convirtiéndose en peregrino. Durante su peregrinaje es asaltado por unos cuatreros a los que no se enfrenta por su devoto pacifismo y casi terminan con su vida. La oportuna aparición de unos peregrinos comandados por Pete Postlethwaite que le recogen y le curan las heridas le salvará la vida. En agradecimiento Solomon decide acompañarles sin embargo, pronto surgirán las complicaciones cuando son atacados por un grupo de guerrilleros al servicio del diablo que buscan a Kane.

Traslación a la gran pantalla del popular personaje una especie de renegado justiciero del siglo XVII. James Purefoy encarna a Solomon Kane en esta oscura y sangrienta versión ambientada en una época de horror, superstición y sangre. Tiene unos aceptables efectos especiales y la historia funciona medianamente bien pero hacia el final todo se precipita y termina decepcionando. En el reparto destaca la presencia de reputados actores como Pete Postlethwaite en uno de sus últimos papeles y Max Von Sydow, mientras que el conocido actor secundario, Jason Flemyng, interpreta al malo de la función.

En definitiva un film menor sin pretensiones. Una propuesta de suficiente raspado.

El guionista y director David Ayer vuelve a ambientar en Los Angeles este violento policíaco que trata sobre la corrupción policial, nada nuevo en el horizonte, aunque lo hace de una manera entretenida. Keanu Reeves insiste en sus poses de hombre atribulado de aspecto desaliñado encarnando a un policía corrupto que investiga el asesinato de un compañero del que resulta sospechoso.

Un interesante reparto para un film aceptable en su desarrollo pero carente de originalidad en la trama. La intriga decepciona porque todo se adivina de antemano y las secuencias de acción son innecesariamente efectistas, no obstante engancha.

Original cinta de ciencia ficción y misterio que se convirtió en una respetable película de culto de finales de los noventa y que influyó argumental y estéticamente en otros títulos posteriores tan conocidos como Origen o Matrix. Posee un argumento que puede despistar al principio pero el guión sabe dosificar su entendimiento conforme avanza la trama hasta el desenlace final sin que perdamos los nervios. Destacaría de Dark City, su atractivo reparto con la presencia de la siempre bella Jennifer Connelly, los magníficos efectos visuales, el original diseño de producción y la interesante banda sonora de Trevor Jones.