Haz click aquí para copiar la URL
Mauricio (Isla) Mauricio (Isla) · Vheissu
Críticas de Jean Ra
<< 1 30 31 32 33 53 >>
Críticas 262
Críticas ordenadas por utilidad
4
24 de julio de 2012
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que cada uno tendrá en su galería de gustos personales uno de esos nombres que resultan morobsamente fascinantes porque la aceptación que sus películas obtienen es inversamente proporcional a las cualidades que nosotros le encontramos. Los míos serían claramente Sam Raimi, Manoel de Oliveira y por descontado Hong Sang-soo. De este último es exasperante la indulgencia que recibe por parte de la crítica, capaces de calificar sus películas como “variaciones minimalistas entorno al mismo tema” cuando claramente quieren decir calcos descarados y repeticiones hasta lo ridículo.

¿Qué es lo que puede llevar a que semejante obtuso sea fijo en Cannes? Supongo que su éxito de alguna manera está emparentado con el de Houellebecq. Ambos son creadores que, sin llegar a provocar un desazón insoportable, dan rienda suelta a su bilis para representar cuadros plagados de pesimismo y dan la impresión que son observadores críticos de su sociedad y que por lo tanto ofrecen experiencias fuertes (pero sin manchar) dónde la insatisfacción superficial se complace al oír su propio eco.

Y no, no lo creo. Hong Sang-soo suele representar malas caricaturas de personajes idiotas, señalártelos como tales y luego putearlos sin más. Y eso es de mediocres con graves problemas de autoestima. Pero lo peor no es eso. Lo peor, lo que le hace detestable es que sus personajes siempre son los mismos torpes y egoístas cuya máximo cometido es ligar, siempre van a los mismos sitios a que les pasen las mismas cosas, siempre tiene que soltar algún ramalazo pedante y luego son mortificados de forma exagerada e infantil. Su imaginación es parca y siempre llega a sus rancias conclusiones de una manera forzada y artificial, con bruscos cambios de humor y demás trucos baratos. No son muchas las posibilidades que parece manejar. Su visión es incompleta. Esos escasos elementos no son la consecuencia de tener una mirada severa sobre una sociedad en declive, sino de un resentimiento patológico que le hace parecer un ignorante cabreado que cree que el mundo le desprecia y quiere vengarse de él demostrando lo mucho que lo desprecia él también. Se limita a dar cuenta –con zafiedad- de la mezquindad general pero sin mostrar claras señales de saber de lo que habla o de apuntar la raíz de tanta decadencia. No digamos ya que demostrara, teniendo ya bastantes películas en su haber, ser mínimamente capaz de tocar otras capas sociales, más temas y otros periodos temporales que no sean los de esa conciencia irritada y pequeño-burguesa de la realidad. Su cine es como querer derruir un edificio a escopetazos, sin saber nada de su estructura o su composición y sin pensar en utilizar herramientas más efectivas.

Este pastiche de Rohmer con zooms de video casero para mí destila insuficiencia, es bilioso, afectado, bochornosamente limitado y pretencioso porque claramente sus capacidades están muy por debajo de sus objetivos. Y, a pesar de su furia aparente, es tan inofensivo y vacuo que es imposible que despierte ninguna reacción violenta contra lo que en teoría denuncia. ¿Por qué misterioso motivo no se habrá retirado ya? ¿No ve sus películas?
Jean Ra
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Dentro del volcán
Documental
Reino Unido2016
6,8
1.395
Documental, Intervenciones de: Werner Herzog, Clive Oppenheimer, Tim D. White, Adam Bobette ...
8
21 de marzo de 2017
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mayor o menor medida, cada película de Werner Herzog supone la búsqueda de ese fragmento de conciencia puro, libre de la mácula homogenizadora que ejerce la civilización, principalmente la del mundo Occidental. Tal fragmento puede adoptar formas sumamente variadas y por eso lo ha buscado en lugares tan dispares que van desde la cabeza de un homicida como en el de "My Son, my son, what have you done" a la mentalidad de gentes sencillas de zonas remotas como los cazadores de la Taiga rusa. La gran variedad de casos examinados puede ser vista como reiteración y que Herzog parezca un director obsesionado con la excentricidad y que resalta toda esa extrañeza de forma algo rebuscada en los momentos menos propicios, hasta cuando se fija en las pinturas de las grutas prehistóricas. Incluso más: que busca la ridiculización de aquellos que gentilmente se prestan a aparecer frente a su cámara. Una impresión falsa que se despeja tan pronto se bucea en su estimulante filmografía. Ahí se hallan personajes como Gaspar Hauser o personas como Klaus Kinski. En cada caso lo que Herzog hace es ofrecer el espacio necesario para que cada naturaleza se exprese en libertad. El abanico abarcado es el más amplio de toda la historia del cine. El interés, por lo tanto, es genuino.

Y es que resulta que en este documental los volcanes acaparan proporcionalmente poca atención. En lugar de eso la narración se ramifica y se detiene a observar las costumbres de aquellos que viven en contacto con los volcanes y las particulares ideas que parecen haber adoptado. Aparecen hombres que conversan con el magma, mitos ancestrales islandeses que parten de cataclismos volcánicos y también regiones convertidas en objeto de un adoctrinamiento político grotesco. Ideas a veces extrañas, otras fascinantes. Todo ello supone una respuesta a la pregunta ¿qué piensa un hombre cuando hunde su mirada en ese vientre llameante? La película propone un recorrido por épocas y regiones y paga al espectador con imágenes deslumbrantes de tumultuosos ríos de lava, de regiones que son el punto de partida de los homínidos, de danzas tribales e inéditas instantáneas de las estaciones de metro en Corea del Norte. Ciertamente es un conglomerado bastante heterogéneo y no faltará quien acuse de "no saber qué quiere contar" u otras frases del mismo estilo. Pero supongo que, a la vez, también habrá quien se dé cuenta que el volcán es el epicentro que todo lo relaciona.

Me encanta encontrar películas como ésta, o las de Herzog en general o en verdad cualquiera que invite a comprobar que las posibilidades del mundo son mucho más ricas de lo que nuestras sociedades-burbuja nos hace pensar. Que aunque se viva en un lugar que en verdad no es más que un punto insignificante en un Universo infinito resulta que ese punto también es infinito y que contiene más posibilidades de las que jamás podremos llegar a agotar... si uno se atreve a buscar.
Jean Ra
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
26 de junio de 2023
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya lo dábamos por amortizado, por perdido, se intuía que los siguientes títulos de Wes Anderson ya no podrían despertarnos esa sensación de diversión y maravilla como ya hicieron “Moonrise Kigndom”, “Darjeeling Limited” o “Los Tenenbaums”. Parecía que el bueno de Wes ya estaba dedicado a vivir de la inercia del impacto de esa primera mitad de su carrera y que el resto sería mantener la dignidad y dar tibios giros de tuerca a su peculiar estilo. “The Grand Budapest Hotel” o “French Dispatch” no son en absoluto malas obras, sin embargo, por lo menos yo, percibí cierta sensación de agotamiento, como que su maquinaria funcionaba porque podía atraer a grandes planteles de actores y actrices y además gozaba de grandes presupuestos, que gastó a manos llenas y le permitió exhibir esos grandes sets, exhibiciones de vestuario y puesta en escena, que apenas provocaba ya una vaga sombra de emoción porque su imaginación resultaba recursiva y poco inspirada.

¿También Anderson lo percibió así? Sea como sea, parece que tras esas aventuras por la animación con toques orientales y expediciones por la vieja Europa, Anderson ha hallado la clave para volver a brillar con fogosidad y exuberancia. La clave es regresar a ahí de dónde partió y por eso “Asteroid City” transcurre en un pueblito del desierto norteamericano, un lugar en mitad de la nada que en verdad refleja muchos de los aspectos de la vida norteamericana: el optimismo, el emprendimiento, el afán de enriquecimiento, la variedad de gentes y razas, la sospecha e incluso el militarismo.

Así, nosotros espectadores, tenemos acceso a esta golosina audiovisual, dónde Anderson y su corte de colaboradores pueden afinar al milímetro los detalles, encontrar el matiz, por ejemplo, en el contraste de temas de bluegrass poco conocidos con una estrafalaria exhibición de niños genios que idean tecnologías imaginativas. Un desierto norteamericano filmado en la meseta ibérica, en la madrileña Chinchón para ser más específico, escenarios intencionadamente falsos que sin embargo nos maravillan con la amplitud de los espacios, el matiz de los tonos pastel y esos intrincados repertorio de movimientos de cámara y posiciones escénicas milimetradas hasta lo marciano.

Anderson se explaya con tan mareante reparto, extenso como ciudades, dónde prácticamente cada persona tiene sus instantes de gloria, algunas más que otros, pues Anderson retoma alguno de sus temas preferidos, vistos en anteriores largometrajes, las familias especiales, los niños genios, gentes excentricidades… el director texano se lo puso fácil y se lució, el periplo resultó plácido y envolvente, constantes sorpresas y risas por lo bajo, puesta en abismo en la narración para que también se compruebe que el director no se durmió y mantiene despierta su curiosidad como artista de la narración, grandes emociones expresadas con mueca apática…

Y alguna broma auto-consciente. Porque, tal y cómo se preguntan los personajes acerca de la obra teatral “Asteorid City”, ¿de qué trata la historia? ¿Trata de algo o sólo es una inmersión sensorial en un mundo de signos y experiencias? ¿No podríamos decir que trata acerca de encontrar algún punto de conexión dentro de ese extenso tablero humano? ¿De buscar y expresar la verdad, por dolorosa que sea? ¿De mantener viva la curiosidad para emplearla como motor vital? Podría ser eso y no serlo, da igual, tan sólo deja que los ojos se beban la pantalla, se deleiten con las imágenes de las montañas de arcilla o los cuadros de los grupos de robots humanos que asisten a hechos extraordinarios, las formas y los colores.

Yo salí de la sala de cine con ganas de agradecer ese nuevo sueño compartido con otros pocos espectadores de un desértico patio de butacas, pero no importó, porque la verdad es que se trata de una experiencia que insufla vida y contagia muy buenas vibraciones. La verdad, no podría decir eso de muchas otras entradas de cine pagadas a lo largo de los últimos años.
Jean Ra
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
3 de agosto de 2021
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La quise ver en la edición pasada del festival Atlántida, tren que pasó debido a sus extrañas condiciones de visionado y desde entonces esperé a que volviera a estar disponible porque algo prometía este título que me atraía. Ahora no sabría decir de qué se trata, dado que me he esforzado en saber lo mínimo del argumento.

Supongo que debe ser cosa de Ben Whishaw, un actor con la mirada de hielo fino, gélida y quebradiza, muy capaz de expresar de forma sutil y transparente emociones poco evidentes. Después de ver "Surge", creo que posiblemente estemos frente a su mayor reto, pues se trata de escenificar el día más vertiginoso y oscuro de un hombre que se esfuerza por tenerlo todo bajo control, contenerse y guardar las apariencias, sin embargo la soledad continuada, un pasado que denota infelicidad, la erosión continuada provocada por una rutina de sutil tensión, y otras pequeñas miserias ocasionan que, al verse acumuladas desde hace tiempo, baste una chispa para que estalle el polvorín.

Joseph recorre en un estado febril un Londres tan cosmopolita como deshumanizado. Es una cinta para observar con detenimiento y casi palpar esos estados mentales que rondan las ciudades, dónde cada cual parece saturado a su propia forma y no pocas veces te preguntas, ¿cuándo voy a explotar? Joseph explota como una bomba, dominado por una fase maníaca prueba acciones disparatadas, tiene éxito y, arrastrado por el torbellino del delirio, a lo largo de ese día, prueba a repetir esa disparatada fórmula de gratificación.

Ben Whishaw, por su parte, sostiene esa narración con una actuación portentosa y arriesgada, representando los tics y modulando la expresión de ese estado maníaco a plena luz del día y en plena calle, rodeado de unos viandantes que seguramente ignoran que ahí se está rodando una ficción. Un salto sin red necesario para alcanzar cierta verdad a través de la representación, pues ésa es la misma situación en al que se encuentran las personas aquejadas de trastornos similares. "Surge" tiene entonces algo de happening, es un notorio reto que Whishaw acepta y lo lleva con plena transparencia, humanizando con honestidad ciertos estados de alteración mental.

Estamos frente a una de esas películas que creo que casi nadie podrá predecir lo que viene en los siguientes diez minutos, pues los giros y bandazos son continuos, se adaptan al estado mental tumultuoso de Joseph y aún así al final resultan verosímiles dados los indicios ofrecidos previamente. En absoluto se trata de una obra frívola, muy al contrario, a su forma representa la existencia de un personaje sumergido en un trastorno y que remarca la imperiosa necesidad del cuidado de la salud mental. Toda esta situación, que afecta a muchas personas, ¿tendrá arreglo algún día? ¿Es evitable? ¿Qué sería necesario reformular? ¿estamos adecuadamente avisados para detectar este tipo de problemas? Me parece que son algunas de las preguntas que plantea el director. Lo único que quizá se echa en falta es un arranque un poco más vigoroso, pues sin duda le cuesta arrancar. Eso sí, cuando arranca, abróchense los cinturones: se aproximan curvas peligrosas.
Jean Ra
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
21 de julio de 2012
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los primeros y afónicos minutos, la cámara sigue a dos hombres. Uno se hace un scanner, el otro escapa por los pelos de una matanza. Son dos formas de aproximarse a la muerte y de mostrar coraje: a uno se le exige acción inmediata y al otro, aguante. El personaje de Darín es la paciencia y el de Renier el ímpetu. E insisto en lo primero. Vemos a dos hombres. Es luego cuando sabemos que son curas. Mucho hablan los personajes de religión, pero sabemos que la mirada de Trapero es en realidad mucho más amplia; que, en clave de novela del romanticismo, en verdad habla de dos individuos enfrentados, desde los límites de sus fuerzas, a una situación injusta, aguantando como pueden el tirón. Ni de lejos es una reivindicación de la iglesia (institución que aparece para entorpecer a los dos protagonistas).

Trapero ha venido haciendo en los últimos años una serie de películas notables y combativas y se nota que con ésta quería superarse, cosa que, a juicio de muchos, ha logrado. Su mirada crítica aquí consigue llegar más lejos que antes. Y no sólo porque se aleje de la comodidad de la ciudad y describa de forma muy acurada lo tremendamente escabroso sino porque además muestra cómo la sociedad en global no mejora por la obstrucción de unos pocos. A esta lúcida conclusión se llega con transparencia y sin maniqueísmos, lo que sin duda otorga gran solidez a su discurso.

Cómo dramaturgo también hila más fino que nunca, tanto que casi resulta milagroso. Momentos como la imagen final de Nicolás (*), el como muestra a un personaje recobrando la fe perdida (**), las conversaciones entre dos personas que se están enamorando y como luego se sinceran al respecto son, al querer decir tanto con tan poco, un voto de confianza en la inteligencia del espectador. La misma naturalidad y carencia de gestos en falso tampoco están presentes al representar lo contrario, cuando vemos a gente fumando crack, peleándose o hablando de la fe religiosa. La sensación es que cada cosa, ya sea santo o demonio, virtud o defecto, está en su sitio. Pocas películas recuerdo yo que combinen con semejante empaque y a tan alto nivel lo emocionante con lo verosímil.

En lo formal, salta a la vista, también hace un más y mejor. Y no hablo de sus monumentales planos secuencia, que son geniales, sino en la inteligente utilización de otros elementos como el montaje. De la escena de los altercados con la policía (qué familiar resulta en estos días aquí en España), que es multitudinaria, bulliciosa y a pleno día, se pasa a lo opuesto: una escena solitaria de Darín, en silencio, rezando a la luz de las velas. Acción interior versus acción exterior y a raíz de ese momento, un vuelco decisivo se produce en la actitud de un personaje. La paciencia deberá dejarse contagiar por el ímpetu. ¿Es Pablo Trapero el mejor director de Argentina, Sudamérica o América entera?

Esto, damas y caballerosos, es cine total. Una obra potente y ejemplar tanto en fondo como en forma, honesta y con utilidad, el tipo de obras que ennoblecen y ratifican al séptimo arte. Hace lo que David Foster Wallace decía que toda buena novela debía lograr: darles calma a los perturbados y perturbar a los que están calmados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jean Ra
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 30 31 32 33 53 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow