Segunda entrega de Jonathan English, aunque nada tiene que ver el título con la Orden del Temple ni con los caballeros/monjes templarios que pertenecían a la misma.

Jonathan English nos transporta a la crudeza de las batallas medievales dando gran realismo a las escenas bélicas y las luchas cuerpo a cuerpo con hachas y espadas, así como con las armas de asedio con que se contaba en la época medieval, recreación que quizás es lo mejor de la película.

También recrea con acierto como era la vida en los castillos, las comodidades y la seguridad que los mismos daban a sus vasallos, que se refugiaban en ellos cuando eran atacados con todos sus enseres y sus familias, y como defendían sus vidas contra los ataques que venían de fuera.

A pesar de sus intentos, y del relativo éxito de la primera entrega con James Purefoy como protagonista, esta cinta no llega al nivel de la primera, y tratándose de argumentos semejantes y la misma técnica de filmación, se hace excesivamente repetitiva.

Mi nota, un 4.

Una producción de Nicholas Cage que se quedó en un buen intento de integrar la magia en la sociedad actual, con un mago que utiliza todas sus artes para luchar contra la magia negra y sus criaturas.

No tuvo excesivo éxito de audiencia y fue cancelada.

Mi valoración, un 6.

Impresionante thriller policiaco, pleno de acción de principio a fin, sin tiempo ni para encender un pitillo porque si apartas los ojos de la pantalla algo te has perdido.Un extraordinario Denzel Washington, que ha lidiado con todos los registros, representa a un policía profundamente corrupto y pagado de sí mismo, que se cree el rey del mambo y, como tal, así se mueve y así actúa. A su lado Ethan Hawke, el novato que quiere ascender en la policía, impoluto y lejos de incumplir su deber, aunque le vaya la vida en ello.

Película dura, sin tiempos muertos, perfectamente dirigida por Antoine Fuqua, que conoce, tras varias películas a sus espaldas, como mantener los ritmos y sorprender al espectador con lo difícil que es por la proliferación de títulos con el mismo esquema. Gran trabajo actoral, Denzel consiguió un más que merecido Oscar por su extraordinaria actuación, y un Hawke que a punto estuvo de conseguirlo. Para aderezar el elenco actoral, un preciosa actriz, Eva Mendes, que llena la pantalla con su belleza los pocos minutos que aparece.

Sobresaliente, un 9.

Aunque parezca mentira, seguimos entre los espías de la CIA creados por Robert Ludlum, pero en esta ocasión entramos dentro de los intersticios de la política que siguen los máximos responsables de la misma, los jefes de los espías y sus políticas de ocultar a los mandatarios, y sobre todo a los que están a su lado, los proyectos que tienen entre manos, y nunca mejor dicho, para que tu mano izquierda no sepa lo que está haciendo la derecha, y viceversa.

Tony Gilroy, el guionista de las tres adaptaciones anteriores sobre las novelas de Robert Ludlum, se lanza a escribir el guión adaptado y dirigir esta cuarta entrega, y lo hace desde la misma perspectiva pero sin Bourne ni Matt Damon. Esta entrega se diferencia de las anteriores en el ritmo, donde antes primaba la acción sobre todas las cosas, ahora prima la política de despachos, los agentes desde dentro de las oficinas con sus intrigas y los medios que tienen para conseguir sus fines, sus mentiras y sus verdades desde el punto de vista del secretismo con el que actúan los gerifaltes del espionaje.

Pero no nos deja huérfanos de acción, ni mucho menos. Jeremy Renner interpreta a otro tipo de espía más evolucionado que Bourne, donde la sustancias químicas operan una subyugación más allá de la conciencia del espía, donde las rebeliones de los mismos pueden ser sofocadas por su dependencia de ciertas sustancias, Y ahí es donde entra la doctora interpretada por Rachel Weisz, una investigadora que experimenta con estos nuevos espías.

Desde luego Tony Gilroy no mantiene el pulso narrativo ni rueda las escenas de acción de la forma delirante en las que lo hizo Paul Greengrass (que creo que va a dirigir la quinta entrega también), pero tiene su mérito de una forma menos espectacular, pero igual de efectista. A veces peca mucho más de diálogos aprovechando la vis interpretativa de Edward Norton, Stacy Keach y Albert Finney, y no se olvida de incidir en el hilo conductor de la saga con las apariciones de Scott Glenn, David Strathaim y la maravillosa Joan Allen, que nos prometen una intrigante quinta entrega.

Aunque no llega a la excelencia de sus hermanas anteriores, esta prima hermana sí se merece un notable, 7.

Thriller ambientado en un Anatómico Forense donde un cuerpo que espera a la autopsia desaparece. A partir de esa apuesta y a través de un elaborado guión, Oriol Paulo, director del que desconozco su obra, hila un suspense policial con diversos interrogatorios que no sabes a donde te van a llevar, aunque lo entremezcla con algunos mínimos flashback para reconducirnos en la trama, e incluso con ciertos momentos de terror que intensifican la apuesta.

Giro de tuerca espectacular en el desenlace, con buenas actuaciones de los reconocidos Coronado y Belén Rueda y con una notable interpretación de Hugo Silva.

Un 9 para un thriller español perfectamente exportable.