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Críticas de EKELEDUDU
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Críticas 150
Críticas ordenadas por utilidad
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9 de noviembre de 2010
6 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces, como en este caso, se ha visto tanto desperdicio de elenco. Es cierto que EL HOMBRE DE LA MÁSCARA DE HIERRO también era un fiasco con grandes estrellas, pero hasta esa floja película me parece una obra maestra del séptimo arte comparada con esta otra. De las actuaciones, la más rescatable me parece la de Stephen Rea, un actor versátil y que luce tan distinto según el papel que le den que, si por estar distraido uno no ha visto su nombre en el reparto, a veces podría uno no creer que es él. En el papel del malo de turno está John Hurt, ya un tanto sobreactuante, pero aceptable en medio de todo. Natalie Portman es Padmé, de "La Guerra de las Galaxias", vestida con ropa de la Tierra: su actuación no aporta nada. Claro que lo más ridículo es que pongan a un actor de cierto relieve como lo es Hugo Weaving, para interpretar a un personaje que todo el tiempo lleva puesta una máscara, y que por lo tanto no precisa la menor expresividad. Es el colmo del sinsentido; era lo mismo poner a un portero o a un lavacopas para interpretar el papel.

Claro que hasta eso sería lo de menos: el problema es el argumento, que en lo personal me produjo récords de aburrimiento. John Hurt, alguna vez víctima del totalitarismo del Gran Hermano en "1984", la juega ahora de tirano llegado al poder por vías tortuosas y dispuesto a retenerlo con mano de hierro. En el grotesco papel de un anarquista apodado V está, detrás de la máscara de la que hablábamos antes, Hugo Weaving. Cómo se las arregla V para llevar a cabo sus atentados contra el gobierno sin cómplices que lo ayuden, habrá que explicarlo por la magia del cine o, tal vez, del cómic, ya que este pastiche se basa en una historieta publicada por DC. Ya sabemos que a veces hay que aceptar ciertos convencionalismos para no arruinar una buena historia; pero en este caso ni siquiera hay buena historia que arruinar, porque los personajes no resultan simpáticos, agradables, atemorizantes, dramáticos ni nada sino sólo, precisamente, aburridos. Al punto, que vi varias veces la película, pero jamás entera: o la agarraba ya empezada, o me dormía antes de que llegase el anhelado final, o ambas cosas. Eso sí, como cada vez veía una parte distinta, entre todas esas veces fue como si la hubiera visto una sola vez completa, y pude al menos entender el argumento. Bah, pensándolo bien... Como si me hubiera perdido de mucho no entendiéndolo...
EKELEDUDU
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2
10 de marzo de 2009
18 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
A partir de la lectura de la trilogía de Tolkien allá por 1986-1987, sentí primero cierta curiosidad por ver el filme de Ralph Bakshi realizado casi una década atrás y luego mayor ansiedad cuando se anunció que se filmaría la obra entera, una película por cada libro. Pero en este último caso las dudas se inciaron cuando me llegó el dato de que quien la llevaría a la pantalla sería nada menos que el neocelandés Peter Jackson, el mismo de BAD TASTE. Sencillamente, parecía un chiste, pero convenía no ser prejuicioso, que ya se sabe que sorpresas da la vida. El estreno de la primera parte confirmó que el chiste era de mal gusto, comenzando por esos hobbits carilindos muy poco en consonancia con la imagen que de ese pueblo se tenía leyendo el libro. He oído por ahí, en un flojo intento por disculpar las tres películas, que se trataba de una obra de difícil adaptación al cine. Eso podría valer y de hecho vale para excusar los lógicos recortes que se hayan hecho al argumento original, pero nada más. De aquella primera película rescato únicamente la lucha entre Gandalf y el Balrog. El resto oscilaba entre la simple simpatía (porque las escenas del cumpleaños de Bilbo no estaban, en medio de todo, tan mal) y la rotunda payasada (La Comunidad del Anillo rodeada en Moria por miles de enemigos que curiosamente tienen más aspecto de legiones de fans a la caza de autógrafos, ya que teniendo ventaja tan abrumadora no mueven un solo dedo contra Frodo y sus amigos. Siendo tan torpes, no sorprende que perdieran la guerra). De más está decir que fue la única de las tres que me animé a ver en cine. Pasé por alto la segunda y a falta de algo mejor en la televisión, una noche vi la tercera. Esta ya directamente es soporífera por momentos, ridícula en otros (hay alguna escena que en Spiderman no estaría tan mal, pero aquí mueve a la sonrisa burlesca) y encima despierta algunos interrogantes sin respuesta, como por ejemplo: ¿Para qué darle a Saruman. en el primer filme de la trilogía, más trascendencia que en el libro, si en esta última película ni le íbamos a ver la cara? La versión de Bakshi fue muy vapuleada y tengo que reconocerle unas cuantas fallas imposibles de soslayar, pero creo que de las dos, fue la que más se esforzó en respetar la monumental obra maestra en que se inspiraba, aunque limitaciones técnicas y presupuestarias hicieran naufragar en gran medida tan noble intención. Que me perdonen los devotos de esta nueva versión, pero me parece sencillamente indigesta.
EKELEDUDU
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2
13 de diciembre de 2009
9 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay en esta película una escena verdaderamente impagable, la de Lucius Fox (Morgan Freeman) respondiéndole con ironía al abogado que pretende chantajear a Bruce Wayne. Luego, está la tan mentada actuación del finado Heath Ledger como El Guasón. No digamos que lo hace mal, pero creemos que la alaraca que se hizo al respecto es exagerada. Se dice que Ledger está irreconocible. Es verdad, pero todo el tiempo está maquillado, incluso más allá de la lógica argumental (que El Guasón sea arrestado y a ningún policía se le ocurra quitarle el maquillaje y sacarle una foto a cara lavada para identificarlo, es un absurdo de antología) y en esas condiciones creo que es más fácil olvidarse de quién es el que está interpretando a tan siniestro personaje. Si tan sólo en una escena se le hubiera privado del maquillaje, el hechizo se hubiera roto, la magia hubiera desaparecido. Por lo demás, mentes pequeñas, simplistas y prejuiciosas que previamente veían a Ledger como un carilindo incapaz de una buena actuación, forzosamente tenían que sorprenderse al verlo caracterizando al célebre villano. Aunque se debe reconocer que un amplio historial de apariciones en pésimas películas donde el actor se lucía poco y nada tampoco alentaban a ponerle un voto de confianza.

Por lo demás, EL CABALLERO OSCURO no defraudará a quienes sean de aquellos que, cuando un tren atropella a una persona, corren con mucha urgencia y entusiasmo a ver cómo quedó el infortunado, y aún así, cobardemente, rechazan la idea de ser malas personas; para los que se niegan a admitir que les importa muy poco que alguien haya muerto horriblemente, tal vez dejando atrás gente que dependía de él, con tal de regodearse en el espectáculo morboso de las vísceras y la sangre. Y es que este tipo de espectadores hará juego con la película, hipócrita a más no poder en su intento de persuadirnos de que Harvey Dent es un héroe. Si de veras los realizadores lo creyeran así, con seguridad el filme giraría en torno a Dent, pero este personaje les importa un comino, excepto porque está predestinado, ya desde la historieta en que se basa, a convertirse en Dos Caras. El supuesto héroe, en cambio, es Batman, que de existir realmente él y el mundo pesadillesco que describe esta película, tal vez lo sería de verdad, a su modo. Pero por suerte la realidad todavía no está tan degradada, por mucho que lo intente, como el universo ficticio de EL CABALLERO OSCURO; por lo que Batman no es más que la encarnación del apetito de violencia de ciertos espectadores.

Con esto no quiero pasar por puritano. Una cierta dosis de violencia hay en todos nosotros, y la épica existe precisamente debido a esa dosis de violencia. Pero para todo hay un límite, y aunque es difícil precisar dónde está ese límite, lo que no es difícil es precisar que esta película desagradable lo dejó atrás desde hace rato.
EKELEDUDU
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1
14 de marzo de 2009
17 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo cómo es que tanta gente pone a esta película entre sus preferidas cuando se habla de filmes de terror. En parte es problema mío. Rara vez el Diablo logra asustarme o siquiera impresionarme un poco en sus apariciones en el celuloide. Es que me resulta un tanto risible, absurda e incongruente la idea de que en este mundo plagado de guerra, crímenes, hambre y otras "lindezas" el Príncipe de la Oscuridad precise poseer a una niñita cualunque para manifestarse, tanto más cuanto que es supuestamente el gran corruptor de la Humanidad, el que desea arrastrarla a su perdición, para lo cual le conviene permanecer en el anonimato o, por lo menos, tener una buena imagen. Este es parte del problema, pero no todo el problema, porque la más reciente "El Exorcismo de Emily Rose" sí me resultó bastante convincente, pese a encarar el mismo tema. La diferencia está en el modo de encararla. Ambas tienen en común, además, la pretensión de basarse en sendos casos reales, afirmación cuando menos relativa y cuestionable en una y otra, pero "El Exorcismo de Emily Rose" era más sutil y lo que a priori parecía un desorden mental, dejaba un cierto margen de dudas. En cambio, EL EXORCISTA puede dividirse en dos tramos: el inicial, supuestamente para crear suspenso, pero que me aburre soberanamente, y el segundo, que no ofrece el menor vestigio de credibilidad, con Linda Blair convertida en una cosa bastante fea, sí, hay que reconocerlo, pero que en definitiva no supera, en materia de susto, a mi propia imagen reflejada en el espejo, que luego de tantos años de padecerla ya me parece rutinaria. A veces me pregunto si no será la propia conciencia negra del espectador la que, tal vez, de sólo pensar en la probable existencia del Diablo lo lleve a elevar a esta película a la cúspide del terror. Si no es así, de veras que no entiendo.
EKELEDUDU
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2
9 de abril de 2009
16 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubiera esperado de esta serie cualquier cosa, excepto que me aburriera como una ostra, como efectivamente sucedió.

En realidad, al enterarme de la existencia de esta serie y de qué trataba, mi primer pensamiento fue de rechazo. No es que en pleno siglo XXI espere que Heidi o Charles Ingalls y su familia cosechen multitudinarias simpatías; de hecho, hasta un viejo choto como yo los considero edulcorados. Pero de ahí a que el protagonista de una serie sea un asesino al que para colmo se lo trate de hacer simpático, hay una gran diferencia. Pienso que con semejantes referentes, al menos sería un poco más cuerdo, más coherente, no asombrarse hipócritamente de que el crimen y la violencia estén in crescendo. Es más, sigo pensando esto, pero mayor todavía es mi asombro de que esta serie soporífera tenga tantos adeptos. La verdad es que me decidí a darle una oportunidad porque, por lo que se veía en la publicidad, al menos podía tratarse de una obra maestra del humor negro (en dicha publicidad, por ejemplo, unos personajes aparecen calificando a Dexter de "ángel", sin saber, por supuesto, la índole de sus diversiones).

Puede que yo haya tenido mala suerte; que no me hayan tocado los mejores capítulos. Pero incluso suponiendo que le diera otra oportunidad, no creo que los méritos de DEXTER repuntarían hasta lograr, con optimismo, algo más que un tibio 5. Empecemos por ahí: no me hizo reír ni haciéndome cosquillas. Todos los capítulos el protagonista se la pasaba amasijando o elucubrando planes para amasijar a alguien. No me interesa pasarme el tiempo frente al televisor observando el desagradable hobby de este muchacho. Por lo demás, uno de los personajes desconfía de Dexter, no le agrada, lo observa para tratar de descubrirlo en algo comprometedor. Supongo que con ese personaje se pretende crear algo de suspenso. Pero el problema es que me da lo mismo lo que le pase a Dexter. No es una pobre víctima acechada por Freddy Krugger, Hannibal Lecter o Leatherface. Como mata asesinos seriales y no gente inocente, Dexter no es lo suficientemente odioso como para desear que acaben con él. No obstante, sigue siendo un asesino, y como en definitiva se trata de ficción (y una ficción muy ligera) me da lo mismo que lo atrapen y lo manden a la silla eléctrica. Es, en definitiva, un personaje aburrido. La primera vez que achuró a alguien pudo resultarme de mal gusto; cuando la lista de fiambres era de cuatro o cinco la cosa se volvió tan rutinaria que, si no cambiaba de canal, la siguiente víctima de Dexter, muerto por aburrimiento, sería yo.

No obstante, las multitudes aclaman a esta serie. Y bueno, allá ellos. Bien se dice que en materia de gustos no hay nada escrito.
EKELEDUDU
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