La película en sí es maravillosa, una soberbia transición de la fantasía a la cruel realidad. Björk borda el papel, que está hecho a su medida, dándole una gran credibilidad a pesar de lo excéntrico del personaje. Lo que realmente importa en la película es su historia, que si bien podría rozar lo que estamos acostumbrados a ver en los telefilms de sobremesa se nota la mano de Von Trier y la hace especial.

Para mi gusto sobra la cámara en mano, no aporta nada a la película más que la sensación de estar viendo un video casero; así como los momentos musicales que son absurdos y metidos con calzador. Para reflejar las ensoñaciones del personaje de Björk se podría haber hecho de otra forma, o al menos sin alargar tantos minutos dichas escenas.