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España España · Badajoz
Críticas de Orlok
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
7
20 de agosto de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enemigos públicos se presenta como una apuesta interesante en el panorama actual: la historia de John Dillinger, atracador de bancos en la Gran Depresión convertido en icono de la cultura popular, llevada al cine en una adaptación protagonizada por Johnny Depp, Marion Cotillard y Christian Bale parece remitirnos a la mejor tradición del cine negro americano. Sin embargo, la que pudo ser una gran película se pierde irremediablemente desde un comienzo en movimientos de cámara imposibles y enfoques y planos mas propios de un telefilme. El ritmo frenético impide el buen desarrollo de las secuencias de acción y en las escenas en que este tipo de cine suele regalarnos los momentos más líricos y operísticos el señor Mann naufraga sin encontrar la manera de transmitirnos las emociones, pasiones y desvelos de unos personajes a los que se les podría haber dado una profundidad mucho mayor. Enemigos públicos es un lastimero quiero pero no puedo donde encontramos un convincente y seguro Depp, un implacable Bale, una delicada Marion y una buena ambientación y fotografía pero le cuesta sorprendernos, agitarnos o conmovernos con un bello plano o una imagen para el recuerdo. A pesar de todo, en mi opinión la película mejora a medida que avanza el metraje y sin llegar convertirse en un título emblemático del género sin duda se trata de un interesante film con un destacado reparto.
Orlok
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1
11 de agosto de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1998 La novia de Chucky (Ronny Yu) supuso un acertado y necesario viraje de la saga Child´s Play (Muñeco diabólico en España) hacia un humor negro más macabro y un terror gore, con una renovada estética "noventera".
La semilla de Chucky, pretendida continuación de las aventuras conyugales del muñeco Good Guy y Tiffany es un despropósito de dimensiones considerables.
Los risibles títulos de crédito donde vemos el movimiento de unos espermatozoides realizados con una patética animación 3D nunca vista desde el final de Los Chicos del maíz (Fritz Kiersch, 1984 ) sólo son un anticipo del espectáculo de vergüenza ajena que se avecina.
Si bien en La novia de Chucky disfrutábamos de un maravilloso homenaje cinéfilo cuando Tiffany en la bañera contemplaba emocionada La novia de Frankenstein (James Whale, 1935) mientras su adorado muñeco se disponía a hacer los propio para convertira en su amor inmortal, en esta ocasión los pretendidos "guiños" o "parodias" cinéfilas a Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960) , El Resplandor (Stanley Kubrick, 1980) o incluso al mismísmo Ed Wood (con la sexualidad ambigua del vástago de la pareja, Glen or Glenda, especie de marciano que parece rescatado de la pandilla de extraterrestres de Cola Cao) no son más que un insulto a cualquier amante del género que se precie.
Tópicos horrorosos como el de un mapa marcando la trayectoria del pequeño Glen desde las Islas Británicas a E.E.U.U así como unas actuaciones pésimas y diálogos a años luz del ingenio de su predesora ("La violencia no es mala, lo malo son los...violines") marcan el ritmo de este abominable bodrio.
Tan sólo la turgente exuberancia de Jennifer Tilly marca los dos motivos por los que alguien podría acercarse a este engendro donde los mismos muñecos diabólicos tiene un aspecto que nos remite más a la cutrez de un juguete de propaganda en una caja de cereales que al imaginario del mejor terror slasher de los 80.
Orlok
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10
21 de septiembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan sólo un año después de inaugurar y fijar magistralmente los parámetros del spaguetti western más icónico, estilizado y de calidad con Por un puñado de dólares, en 1965 Sergio Leone se pone detrás de las cámaras para dirigir la pieza más sobresaliente de su Trilogía del Dólar y uno de los westerns más importantes de la historia del cine: La muerte tenía un precio.

Prescindiendo de las referencias al cine de samuráis de Kurosawa que inspiró Por un puñado de dólares (temprano remake de Yojimbo, 1961) y del contexto bélico de la Guerra de Secesión que arropa a El bueno, el feo y el malo (1966), en La muerte tenía un precio (1965) encontramos la esencia del spaguetti western en su estado más puro, con una historia puesta al servicio de la técnica de Leone: primeros planos brutalmente agresivos, fotografía que rezuma el abrasador y desértico calor de Almería y la antológica música de Ennio Morricone, una de sus partituras más logradas.

Además, es la única pieza de la trilogía donde coinciden los tres actores que protagonizaron el ciclo: Clint Eastwood, con el poncho, el cigarro y el sombrero, interpreta a El manco, el hombre sin nombre de pasado desconocido y pocas palabras
Lee Van Cleef, recordado secundario de grandes títulos del género como Sólo ante el peligro (1952) o El hombre que mató a Liberty Valance (1962) da vida al flemático y calculador Coronel Mortimer, personaje que, a pesar de su hermética apariencia, esconde un pasado marcado por el dolor.
Y, finalmente, Gian Maria Volonté, actor italiano poco conocido más allá del circuito del western italoeuropeo encarna, en una escalofriante interpretación, a uno de los personajes más oscuros de las historia del western y, por ende, de la historia del cine.

En definitiva, La muerte tenía un precio es una obra maestra fundamental para entender el desarrollo del género y el proceso de desmitificación y renovación del western que ya iniciaba John Ford con El hombre que mató a Liberty Valance (1962) y que el propio Eastwood concluiría crepuscularmente con Sin Perdón (1992).
Orlok
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7
30 de mayo de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recordar es crear (ya lo dijo Fellini) y a menudo cuando rememoramos lugares que visitamos en nuestra infancia solemos edulcorar e idealizar nuestra fantasía. Por desgracia, suele ocurrir que cuando volvemos a estos lugares las circunstancias y los sitios han cambiado bastante y la ilusión y el encanto infantil se tornan marchitos y lejanos.
Eso le ocurrió a la protagonista de Oz, un mundo fantástico (Walter Murch, 1985) en la que la pequeña Dorothy en su regreso a Oz encontraba una tierra muy distinta a la recordada, oscura y tenebrosa, magníficamente inmersa en la magia irrepetible de ese cine fantástico infantil de los ochenta.
En esta ocasión, Tim Burton en lugar contarnos nuevamente el descubrimiento del País de las Maravillas por parte de una pequeña e inocente Alicia nos muestra a una joven inconformista de 19 años a punto de ser entregada a un matrimonio de conveniencia.
Al igual que en La novia cadáver el mundo aristocrático se muestra vacío, falto de vida, frío y decadente y el "otro mundo" (paradógicamente el de los muertos en aquélla o el onírico País de las Maravillas aquí) es mucho más vital, plástico y palpable.
El planteamiento es, por tanto, oscuro y maduro,idóneo para una historia en manos del creador de Burbank.
La ambientación es, como viene siendo habitual, el punto fuerte de largometraje, cargada de escenarios desolados y sombríos y personajes grotescos con la batuta de maestro Elfman sumergiéndonos en la atmósfera puramente burtoniana pero con el sello inconfundible de Disney.
Sin embargo, la acción es en muchos casos protagonista de la narración, que parece ser una sucesión de acontecimientos donde Burton hace demasiadas concesiones a un efectismo visual informático del que en otra época renegó y se olvida de delinear unos perfiles psicológicos cuidados en unos personajes que parecen no mostrar evolución a lo largo del film.
Le falta ese "alma outsider" a esta Alicia a la que no nos terminamos de creer simplemente porque se deja llevar por un hilo de desencuentros, apariciones y peleas frenéticas y no hay tiempo para ahondar en una búsqueda interior más interesante como nos tiene acostumbrados en su galería de personajes marginales.
A pesar de todo, las actuaciones de histriónico Sombrerero de Depp y la delirante Reina de Bonham Carter dan el punto de gracia a una película bastante irregular a la que a pesar de todo no le faltan momentos e imágenes de bella inspiración.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Orlok
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8
21 de febrero de 2010
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin llegar a deslumbrar con la grandiosidad y apoteosis de sus grandes obras, Scorsese nos regala con Shutter Island un título de acabado perfecto, que destila en cada una de sus tomas el sabor de una buena historia en manos de gran un artesano.
A través de una banda sonora cargada de tensión y una fotografía impecable se nos sumerge en un apasionante relato lleno de personajes equívocos que pueblan un mundo donde se funden los límites entre la fantasía, la realidad y los recuerdos, regalándonos imágenes fascinantes.
Con reminiscencias que van desde El Gabinete del Doctor Caligari a Alguien voló sobre el nido del Cuco, Shutter Island se erige como una pieza insólita dentro de la filmografía de su autor.
Orlok
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