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Críticas de Elena Escudero
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
America: Freedom to Fascism
Documental
Estados Unidos2006
6,6
93
Documental
8
22 de septiembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni he nacido en los EEUU de Norteamérica ni me hubiera gustado, aunque reconozco que millones de personas iletradas pueden considerar a ese país como "ejemplo de democracia". Allá cada cual con su ignorancia.

Marginalmente a que en la escasa carrera cinematográfica de Aaron Russo no existan filmes que brillen por su éxito de público o premios como el llamado Oscar, este documental está engarzado de forma brillante, como si de un proceso judicial se tratara.

Y es que, en definitiva, el realizador plantea una denuncia contra el estado, basada en un principio tan legítimo como exigir que el gobierno, el senado o la cámara de representantes, aclare a la ciudadanía estadounidense el porqué se le exige a cada trabajador que pague el impuesto sobre la renta, además de las decenas de tributos directos que ha de abonar al estado, sin que hasta la fecha ninguno de esos poderes haya informado sobre cómo se ha utilizado el dinero que se recauda y que abona cada ciudadano/a, aunque hay 60 millones de ellos que se niegan a abonar ese gravamen que genera sendos procesos judiciales.

Lo chusco es que no se ha encontrado un magistrado/a que haya exhibido pública o privadamente LA LEY QUE OBLIGA a pagar ese impuesto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Elena Escudero
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5
22 de abril de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que sorprende en esta pelìcula radica en el carácter simplón del personaje que interpreta James Garner, un actor bastante mediocre que encarna a un hombre que parece haber sufrido un ataque de amnesia profunda.

Supongo que, como se les dice a los nenes, una película puede, o no, reflejar un hecho real, una sencilla o complicada fantasía, e incluso una entelequia. En este caso se trata de un caballero entrado en la madurez que ha perdido totalmente la memoria, como cuenta la novela "Buddwing", original de Evan Hunter, seudónimo de un escritor de origen italiano, pero neoyorquino de nacimiento, que colaboró en el cine junto a Richard Brooks e incluso con Alfred Hitchcock. Hunter asegura que lo suyo es la tensión y el drama de la soledad. Puedo dar fe que viendo el filme me sentí más sola que la una.

Que me disculpen los fans de Evan, pero el relato carece de credibilidad alguna, pese a los esfuerzos del notable director Delbert Mann ("Marty", "Mesas separadas", "Deseo bajo los olmos", y un largo etcétera sin demasiada repercusión) para que el espectador sienta cierta desazón ante el problema del amnésico en cuestiòn.

No creo pecar de exigente si afirmo que ante un caso de esa enjundia, si el afectado o afectada es una persona con una cociente intelectual normal, se debe ir de inmediato a una comisaría de Policía y demandar ayuda para saber, incluso, si eres un asesino o un ministro/a en apuros. Y si no confías en los agentes, resulta muy "emocionante" para las emisoras de TV, presentarte ante los medios pidiendo socorro y al minuto tendríamos cientos de llamadas que podrían desvelar la incógnita.

Resumo: "La mujer sin rostro" (espantoso título en la versión española) es un filme en el que el amnésico no da pena alguna, porque resulta ser un panoli que prefiere perseguir algunas jovencitas para saber si han representado algo en su vida, antes que actuar como una persona inteligente.

Eso sí; James Garner encarna con absoluta fidelidad al pánfilo de turno y las bellezas que aparecen en el transcurso de la cinta alivian el aburrimiento feroz que ataca a quienes exigimos de un tema como ese, algo de realismo.
Elena Escudero
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2
23 de abril de 2019
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este engendro creo que hace el número 3.564.342 de las películas que se han rodado sobre la amenaza de las presuntas civilizaciones extraterrestres, que en verdad no son nada civilizadas, según los realizadores que se atreven a perpetrar esta clase de crímenes cinematográficos.

Un consejo: Si es usted aficionado a este tipo de filmes: Véalos en compañía de amigos y amigas, familiares y allegados, que tengan sentido del humor demostrado, a quienes ser les dotará de copas de vino, cervezas y algún whisky o gin and tonic. Los ataques de risa suelen ser espontáneos.

Un niño de once años decía: "Oye, papá, ¿tu crees que en universo solo hay alienígenas malos y asesinos?". Y el padre respondió: "Claro, hijo mío... Si fueran buena gente todas las películas serían muy aburridas".
Elena Escudero
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5
27 de julio de 2018
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
He sonreído con obligada comprensión las críticas tan elogiosas a una película bien estructurada, con ritmo de swing o de bolero, con personajes vibrantes y situaciones inverosímiles, pero que ante una obra de Stephen King hay que tomarlas como posibles... si una deja a un lado sus convicciones agnósticas.

Y es que una cosa es la ciencia ficción y otra los filmes donde la mano del Señor se cierne con todo su amor y su crueldad, regalando dones milagrosos a personas que nada tienen que ver con Bernardette Soubirous o los pastorcitos/as de Fátima.

Y aquí es donde la historia se mece con comodidad, lanzando toda suerte de trucos melodramáticos para un público que retorna a la infancia, gracias a un ratón de circo y a un gigantón más tierno que el pan de maiz capaz de sanar todos los males pero, como el mismo Cristo, inmolarse por los pecados del mundo.

Hace muchos años, cuando se estrenó aquella historia llamada "ET", un excelente crítico que firmaba como Mister Belvedere, fue capaz de resumirla de forma escueta y genial: "Un personaje llega a la Tierra desde el cielo, se hace amigo de varios niños, hace milagros, pero la policía le teme porque es extraño, le acosan, le matan, pero resucita y se vuelve al espacio sideral. La historia me suena mucho".

La Milla Verde tiene algo de ET en muchos aspectos, despertando esas emociones bastante típicas de la infancia y la adolescencia, cuando lo más destacable es la naturalidad con que se presenta una lacra jurídica como la pena de muerte, que aún sigue legalizada en muchos países, aunque ya modernizada.

Nada que objetar a la interpretación de todos los actores y actrices, aunque las situaciones por las que pasan les obliga a cierto grado de histrionismo gestual, que se perdona en nombre de "las emociones" y las lágrimas que sin duda despierta entre los espectadores más sensibleros.

Nada que ver con "Pena de Muerte", historia carcelaria sólida, más que posible, densa, con buenas dosis de intriga y "verité" y personajes condenados, que son buenos, y autoridades "malísimas".

En suma, una larga trampa repleta de decenas de celadas, que una vez descubierto el truco se exige sonreír paternalmente y pasar el brazo por el hombro de nuestro/a acompañante y decirle: "¡Qué avispados son estos yanquis que te cuentan historias espantosas y encima quieren quedar como los ángeles".
Elena Escudero
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2
21 de abril de 2019
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que los miembros y miembras de la Academia del Cine estadounidense acostumbran a reunirse en torno a una mesa, para comentar (sin revelar sus preferencias) las películas que merecen ser candidatas a ese premio que familiarmente se conoce como Oscar.

Se supone que algunos de ellos/as votaron a este filme del español Fernando Trueba, aunque estoy casi segura de que en esa decisión flotaba el fantasma de algún tipo de alucinógeno.

No se puede comprender que personas con dos dedos de frente y un cociente intelectual de 90 o 100 (que es una media normal) nominaran aquel año a este engendro cinematográfico como mejor película extranjera .

El guión, tan espantoso como manido, podría figurar entre la colección de películas de la familia Ozores o de Rafael Gil. Realmente fue "demasiado" (too much) que Trueba y su cohorte estuvieran convencidos de que el esperpento Two Much era un homenaje a Billy Wilder, cuando en verdad fue un insulto. Hasta el grito de Penélope Cruz (cuyo éxito nadie podrá explicar con argumentos artísticos) denotaba algo más que sorpresa cuando leía la tarjeta, porque era increíble que algo tan deleznable llegara a merecer un premio cada vez más denostado.

No me extraña nada.
Elena Escudero
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