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Críticas de Elena Escudero
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
3
1 de septiembre de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Mantente al tanto de las nuevas ideas que otros han utilizado con éxito. Tu idea solo ha de ser original en su adaptación al problema en el que estás trabajando”. – Thomas Edison.

Buena parte de lo que el público conoce sobre el inventor más celebrado de los Estados Unidos está plagado de ideas equivocadas. Entre otras cosas, el astuto hombre de negocios que era Thomas Alva Edison, no fue el verdadero inventor de la bombilla.

En realidad, las bombillas, empleadas como luces eléctricas, existían 50 años antes de la patente presentada por Thomas Edison en 1879. De hecho, Edison perdió los derechos sobre la patente de la bombilla tanto en Gran Bretaña como en los Estados Unidos. Y de eso, en el filme, no se dice nada de nada.T

Tal y como ocurrió con la bombilla, el invento de la cámara de cine debería ser atribuido exactamente a William Dickson, otro empleado de don Thomas. De hecho, este no tenía idea en absoluto del éxito que llegaría a tener la industria del celuloide.

Edison tampoco inventó el tocadiscos, pero sí el fonógrafo, cuya intención era la de hacer grabaciones. El fonógrafo fue comercializado inicialmente como una máquina de dictado y solo más tarde se modificó para su uso como dispositivo musical.

La habilidad para grabar sonidos fue inventada mucho antes que Edison creara el fonógrafo. El gramófono, inventado por Emile Berliner, fue en realidad el primer reproductor de grabaciones tal y como lo conocemos.

En fin, la película no es sino uno de los muchos retratos cinematográficos más falsos y edulcorados de la larga lista de biografías de "grandes personalidades de los EEUU", que ni era grandes ni su vida fue narrada con la verdad por delante.
Elena Escudero
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10
7 de junio de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al comenzar el filme, surge un texto que pone la carne de gallina. Parece que en lugar de aludir a la fecha de realización de esta joya (1963) el autor adivinó lo que vendría en el siglo XXI. Aluciné en blanco y negro cuando días más tarde pude leer el texto completo de Fray Luis de Granada, escrito en 1567, perteneciente a la obra "Guía de Pecadores".

La película "El Mundo sigue", dirigida y protagonizada por el magnífico actor y ciudadano Fernando Fernán-Gómez, pero no estrenada hasta dos años después en Bilbao, fue sometida desde entonces al imperante ostracismo cultural, hasta que fue rescatada y programada por TVE-2 en 1984.

El filme es una fiel e impresionante adaptación de la obra literaria del mismo título (1960), original del escritor y filósofo Juan Antonio Zunzunegui, vasco de derechas (fue colaborador del régimen) aunque en alguna de sus novelas costumbristas (como Pío Baroja) supo retratar la miseria de la España franquista y sus lacras sociales con tanta naturalidad, que los catones de la dictadura cayeron como buitres sobre esta maravilla.

La película, tal maldita como real, reflejaba a la perfección aquel ambiente con hedor a guardias, curas, resignación e hipocresía social, en el que no faltan la prostitución de lujo (papelazo de Gemma Cuervo), el aborto, el robo, la violencia doméstica (inmensa Lina Canalejas), la censura (perfecto Agustín González) y mil pinceladas más, que hacen del filme una de los más brillantes ejemplos de ese cine español que incomoda a los fariseos.

El texto que eligió Fernán Gómez no tiene desperdicio. Frases que hoy son tan ciertas y reales como entonces.
Fray Luis de Granada fue perseguido por la Inquisición, aunque fue un milagro que se salvara de la hoguera.
Su enorme interés por los textos de Erasmo de Rotterdam fueron la causa de su persecución. Era un cura bastante respetable, cosa rara.

Entre otras "profecías" dejó unas cuantas que retratan, como la obra de Zunzunegui, un mundo exacto al de hoy... pero anunciado hace casi 450 años.

"(.../...) Extiende un poco los ojos por las plazas, por los palacios, y por las audiencias y oficinas del mundo, y verás ahí tantos pecados, tantas mentiras, tantas calumnias, tantos engaños, tantos perjuros, tantos robos, tantas envidias, tantas lisonjas, tanta vanidad (.../...) que no podrás dejar de sorprenderte y quedar atónito de ver tanto mal. Verás maltratados los inocentes, perdonados los culpables, menospreciados los buenos, honrados y sublimados los malos; verás los pobres y humildes abatidos; y el favor, en todos los negocios, tendrá más poder que la virtud.
(---/...) Verás vendidas las leyes, despreciada la verdad, perdida la vergüenza, podridas las artes, adulterados los oficios y corrompidos en muy gran parte los estados.

(.../...) Verás a muchos perversos y merecedores de grandes castigos, los cuales con hurtos, con engaños y con otras malas maneras vinieron a tener grandes riquezas y a ser alabados y temidos de todos.
Y verás así a estos, como a otros que apenas tienen más que la figura de hombre, puestos en grandes oficios y dignidades. (.../...)  y gran parte de las leyes divinas y humanas, corrompidas por él; y en muchos lugares no quedará ya de la justicia más que sólo el nombre de ella.

(Guia de pecadores, Fray Luis de Granada)

Ni Nostradamus, ni San Malaquías se atrevieron a tanto.
Elena Escudero
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8
27 de junio de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una exquisita sobriedad, exenta de trucos melodramáticos tan habituales en las producciones estadounidenses (el 85% del cine que se estrena en el mundo viene de allí) que se cuelan de rondón en los diarios y revistas europeas, presentándolas sin ambages con elogios inmerecidos debido a la fama mediática de sus estrellas cinematográficas, Emmanuelle Cuau, madura realizadora francesa que ya nos sorprendiera en 2007 gracias a "Trés bien, merci", aborda en este filme, con una valentía tan insólita como admirable, el drama de una madre que inopinadamente pierde su trabajo, para el que había sido elegida previamente, por una decisión repentina del director del centro donde se disponía a entrar como empleada.

La sorpresa de su "despido repentino", que le comunica por teléfono la secretaria del empresario el primer día en el que ya se dirige hacia la oficina, unida al cambio de ciudad que ha debido de emprender, escolarizando además a sus dos hijos adolescentes, supone un golpe emocional y económico de dimensiones inesperadas, por lo que decide ocultar a su pequeña familia la verdad de su situación, haciendo creer que todo va bien y buscando de forma angustiosa y precipitada cualquier labor alternativa con la que poder sufragar los gastos que supone el mantenimiento de una familia.

Sin embargo, el mayor de los dos muchachos, percibiendo que algo extraño le sucede a su madre, decide seguirla de cerca hasta descubrir donde trabaja realmente. La sorpresa le lleva a adoptar una actitud de rabia y desdén hacia ella, por lo que el drama adquiere un tinte muy sombrío. Evidentemente soslayo el desenlace final por un sencillo motivo: la discreción.

Aunque no se trata de un filme de suspense, ni de ficción, entendido como tal, prefiero obviar el final. Tras su estreno en 2017, la crítica francesa no quiso admitir que en la Grande France se produjera un drama como el que recoge la película y los comentarios fueron despectivos en su mayor parte. Las verdades duelen.

Un filme valiente, como digo, de ritmo ágil, diálogos que escupen sinceridad y realismo, que estoy segura pueden protagonizar allá en Francia, en España, Italia, el Reino Unido o en otras muchas naciones, millones de mujeres a las que el desempleo coloca al borde de la desesperación, ante un mundo en el que el paro supone un castigo tan criminal como "normal".
Elena Escudero
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3
22 de mayo de 2019
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las historias de terror protagonizadas por bichos grandes, pequeños, medianos o mastodónticos, han sido, desde tiempos inmemoriales, los favoritos para rodar esta clase de productos tan aburridos como el zumbido de las abejas, aunque las africanas deben tener una miaja más de ritmo, por aquello de haberse desarrollado entre ritmos y danzas coloristas y muy animadas.

"Enjambre" no es sino el típico filme repleto de falsa tensión, que narra la presunta lucha contra la plaga de abejas africanas que asesina en los EEUU a niños, ancianos y maduritos, para espanto de incautos y aburrimiento feroz de quienes amamos el séptimo arte.

De todas formas hay que comprender que el atractivo del bodrio sea la presencia de algunas estrellas ya estrelladas en 1978, como Richard Widmark, Henry Fonda, Fred Mac Murray, Olivia de Havilland o José Ferrer, fueran contratados por la productora del esperpento para asegurarles unos miles de dólares que harían más cómoda su vejez.

Una película mala hasta reventar, pero que sirve para decir adiós a aquellos grandes actores del cine de los años 40, 50 y 60 del siglo pasado.
Elena Escudero
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7
19 de abril de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí uno de esos thrillers británicos que ha pasado con más pena que gloria (y silencios estruendosos), pese a la riqueza del drama, el ritmo y la precisa y sobria interpretación de sus protagonistas (a veces insípida, pero muy british), por cierto bastante desconocidos para el público español. Claro está que en 1956, el 90% de las producciones que llegaban a la península ibérica tenían el sello Hollywood.

Merece la pena ver este ejercicio de suspense, repleto de aristas y misterio, dirigida por uno de los mejores especialistas en imagen de aquella época, Guy Green, que logró el Oscar a la mejor fotografia por su trabajo con David Lean en la primera versión de "Great Expectations" (1946), cumpliendo su meta de llegar a convertirse en realizador diez años después.

Las escuelas de interpretación en el Reino Unido gozan de un prestigio bien merecido, como demuestran Thora Hird (la mejor de todas), Everley Gregg, Joan Sims, Shirley Anne Field, Joan Hickson, Dandy Nichols, Mona Washbourne, Barbara Windsor y George Woodbridge.

Radio Times dió en el clavo cuando uno de sus expertos aseguró que el éxito del filme se basa en la pesadilla de todos los padres, que en alguna ocasión se han preguntado: ¿Qué sentiríamos cuando de repente entras en el cuarto donde duerme tu hijo/a y descubres que no está allí?

En resumen, zozobra asegurada, tensión, detective impasible, momentos de terror (las escenas en el acantilado sobrecogen a cualquier mortal), más creíbles que los que el maestro Hitchock nos entregó en "El Hombre que Sabía Demasiado". Con perdón.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Elena Escudero
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