Una rareza de serie como está bien merece un visionado de su primer y original capítulo piloto, y si te engancha, pues del resto, como a mí me pasó. Empieza resultando descarada y oscura, sin nada especial, pero poco a poco te atrapa en sus tramas aparentemente simples pero intrincadamente enmarañadas y plagadas de un humor negro y soez, como el de un monologuista irlandés contando un chiste sobre ingleses en un pub londines.

Por descontado, y por si acaso yo lo cuento, no es apta para todas las miradas ni para todos los oídos, debido al contenido erótico de muchas de sus secuencias y al tipo de florituras verbales que habitualmente utilizan, sin embargo, esto mismo hará las delicias del público al que está destinado.

La trama es sencilla, un escritor de éxito venido a menos que se muda de la gris NY a la soleada California, en busca de… inspiración, amor, familia. Realmente es simplemente la historia de un hombre de mediana edad en crisis que se busca a sí mismo y que trata de madurar por el camino.

Este carismático perdedor lo interpreta magistralmente David Duchovny (del cual no negaré tengo simpatías por su interpretación de Fox Mulder), a su conexión con el mundo real le dan vida Natascha McElhone (era la chica de quien se enamora Truman: Jim Carrey) e Evan Handler (un calvito con cara de buena persona que hacía de uno de los novios de Sex in the City).

Una pega, tara o defecto de fabricación importante de esta creación televisiva es su reducida duración, tanto de capítulo (no llega a los 30 minutos) como de la temporada. Pero este es el precio que hay que pagar por la calidad, que siempre se quiere más.

Concluyendo, esta es una muy recomendada serie que no dejará indiferente a nadie, quizá no guste a todos, pero no por ello deja de tratarse de una creación fresca y atrevida en un mundo televisivo que adolece de nuevos productos.

Film de acción, que repesca nuevamente a los rusos como enemigos norteamericanos (ya se les echaba de menos), retoma con más comercialidad que brillantez, el género de espionaje y contraespionaje de los años de guerra fría (aunque esté ambientada en el ahora).

Con una mujer como estandarte y reclamo del film (Angelina Jolie, horriblemente rubia al inicio), al más puro estilo Nikita o salvando las distancias, al estilo Jason Bourne. Se suceden las desventuras de esta agente de contraespionaje a base de artes marciales, balas y explosiones.

Un guión sostenible aunque algo fabuloso por momentos, una historia que si bien no es nueva tampoco desmerece (tratándose del género que se trabaja y de los años que corren), y un reparto aparentemente de relleno (puesto que son personajes mal perfilados y poco creíbles) que cuenta en sus filias con el últimamente habitual e inexpresivo (esto no es sólo últimamente, esto es de siempre) Liev Schreiber. Conjugan una película de acción que al menos mantiene la atención durante casi todo su visionado.

En líneas generales: nada nuevo bajo el Sol. Producción de usar y tirar, ideal para pasar un rato sin muchas pretensiones.