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Críticas de camargo rain
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
9
8 de diciembre de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Vacaciones en Roma", vaya esto por delante, es uno de los más conseguidos y amables enredos de la historia del cine. Narra un cuento de hadas, moderno, eso sí, pero un cuento de hadas, o de hada, que es la que, de fortuita manera, se aparece a un aventajado Gregory Peck, periodista que habita en Roma de forma circunstancial y dedica la mayor parte del tiempo al vino y a la holganza... Audrey Hepburn (una de las actrices más encantadoras de todos los tiempos) encarna a la princesa de un vetusto e indeterminado reino, que un buen día (o mejor, una buena noche), harta de sus obligaciones se escapa a la calle, el mundo que tiene prohibido. Lo que sigue es fácil de imaginar, el encuentro casual y el flechazo a simple vista..., aunque tampoco de la manera habitual, pues a veces van en vespa..., pero eso lo dejo para que lo descubran los espectadores.

El maestro William Wyler ("Los mejores años de nuestra vida", "Horizontes de grandeza", "Brigada 21", "Ben Hur" y tantas otras) se recrea en esta cinta (que describe tan sólo veinticuatro horas) poniendo una vez más en imágenes la quintaesencia de ese género imperecedero que es la comedia, y consigue que el espectador salga del cine con la sonrisa en los labios y una nube flotándole en el alma, que no es decir poco. ¡Quién viviera una aventura como aquella...!

Nadie debería dejar de ver esta magnífica película, que eleva al cine a las más altas cotas que en semejante arte se pueden conseguir.
camargo rain
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8
26 de diciembre de 2009
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque es una película hecha con muy poco dinero, en ella se demuestra que para hacer buen cine lo importante no es el vil metal, sino las ideas de quien la dirige. La fábula que cuenta, por otra parte, es mucho más interesante que las que narran la mayor parte de las películas bélicas(incluidas las superproducciones), que por lo general no cuentan nada y en las que todo se reduce a fuegos artificiales.

Es muy bonita la historia del niño, y la del inflitrado en la pagoda, y lo que sucede cuando no pueden hablar con el lejano puesto de mando y la forma en que se presenta el "casco de acero"... Quizá no haya muchos tiros (ni falta que hace), pero retrata la guerra en toda su crudeza, pues la guerra es algo muy serio y muy malo, muy feo, que no es tan fácil reproducir en una pantalla.

Sin ser nada del otro mundo, es una película de la que luego, cuando pasa el tiempo, te acuerdas, y eso no es poco. Yo le he dado un 8.
camargo rain
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9
5 de diciembre de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine negro, de larga tradición durante los años treinta y cuarenta del pasado siglo, tiene en esta película uno de sus más señalados ejemplos. John Huston, muy aficionado al género, consigue aquí su más perfecta realización, en la que todo es redondo y de la que él sale sumamente airoso.

Está basada en una obra de teatro, y por tanto se desarrolla casi por completo en un único escenario, un hotel de la costa de Florida (en especial el bar y el comedor), que durante una noche queda aislado del resto del Universo a causa de una tempestad. Los que lo habitan forman un microcosmos enfrentado (una pandilla de gangsters, que aguardan a que cese la tormenta para dirigirse a la cercana Cuba, contra todos los demás), descrito tan minuciosamente que no hay un solo cabo sin atar. ¡Y mira que suceden cosas...!

La planificación y el escenario, deslumbrantes –aunque esté filmada en blanco y negro, lo que sé que desanima a algunas personas, pero qué le vamos a hacer–, y los actores, magníficos, como no se podía esperar otra cosa: Bogart, Bacall, Robinson, Claire Trevor y Barrymore lo bordan, y los que restan, por un estilo.

Pocas veces se ven interpretaciones tan auténticas, y pocas veces se advierte un guión tan bien construido y con un desarrollo tan coherente. (A este respecto, añadiré que la película que nos ocupa me parece muy superior a "El halcón maltés", igualmente rodada por Huston, que resulta confusa, reiterativa y artificiosa, aunque sea un título tan famoso; también es cierto que la que acabo de citar fue la primera de sus obras, y siempre se aprende algo con el transcurrir de los años).

En resumen: si usted quiere ver una de las mejores obras del género (del cine negro), ni lo dude. Este es uno de los más grandes títulos que existen, y resulta imprescindible su conocimiento para entender lo que es el cine con mayúsculas.
camargo rain
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10
4 de diciembre de 2009
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando en la pantalla aparece la palabra "fin", el espectador, por lo general atónito, se pregunta, ¿qué ha sucedido...?, porque el encadenado de acontecimientos, a cual más extraño –aunque todos igualmente atractivos desde el punto de vista visual–, le deja a uno perplejo. Sin embargo, la historia es sencilla: una inteligencia extraterrestre, que tropieza en algún momento del pasado remoto con la Tierra, deja una huella de su paso a modo de firma, la famosa losa negra; los hombres, cuando la descubren (lo que se sitúa en el año 2001, que tiene gracia si vemos las cosas desde aquí, aunque hay que tener en cuenta que la película se hizo en 1968, un año antes de que llegáramos a la Luna), deciden seguirle la pista para ver a dónde conduce.

Tan sobrio argumento, que emana de un cuento de Arthur C. Clarke que se llama "El centinela" (aunque luego, aprovechando el éxito de la película, lo transformó en novela), fue desarrollado por Kubrick hasta el paroxismo, por decirlo de una manera sencilla, y el resultado es, con mucho, una de las más abracadabrantes películas de la historia.

Todo se confabuló en esta cinta para dotarla de la mayor de las fuerzas, como la insistente música (Strauss, Ligetti y unos cuantos más salen allí a relucir), el grandioso espectáculo visual, la sucesión de trucos que dejan desconcertado a quien los contempla (hoy en día estos trucos están muy manoseados, pero en aquellos tiempos no se había visto nunca nada igual, pues los ideó Kubrick), amén de un final que no se sabe si es incomprensible u obedece a una muy filosófica u oculta razón.

Podría hablar de los prehomínidos, nuestros antecesores africanos de hace un millón de años (a quienes dieron vida una compañía de ballet), o de las cósmicas danzas de naves espaciales acercándose a sus puntos de destino; de HAL, el superordenador que comanda la nave que va a Júpiter –y está aparentemente vivo–, o de las mil y mil anécdotas que surgieron durante el rodaje de esta ingénte y mayúsucula superproducción, anécdotas que luego se han citado hasta la saciedad..., pero no lo voy a hacer. Diré tan sólo que el contenido de la película es difícil de expresar con simples palabras, y resulta por tanto preferible verla y sacar las consecuencias que cada uno pueda. Les garantizo que, en cualquier caso, no se van a aburrir, pues como todos sabemos, Kubrick era un genio.
camargo rain
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8
8 de diciembre de 2009
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No acostumbro a meterme en camisa de once varas, es decir, opinar sobre películas modernas, pues el estilo actual me sobrepasa y desagrada en sumo modo (¡esa fotografía caracterizada por el flou, venga o no a cuento, y esas insufribles y continuas cursilerías sin sentido!, cuando no esa incoherencia del todo vale para narrar una historia..., que es lo que se creen la mayor parte de los directores de la actualidad, ingenuos ellos), pero tengo que reconocer que el día que me topé (por casualidad, claro) con esta cinta, me quedé muy sorprendido.

La vi en la tele (cosa rara, pues no la enciendo nunca), y conforme iba avanzando la proyección comencé a pensar, "esto parece una película hecha al modo clásico". Todo, la sucesión de planos, el encadenado de las secuencias, la dirección de actores, los escenarios elegidos y otros muchos factores así me lo mostraban, y permanecí allí hasta que apareció el "fin", momento en el que me dije, "bueno, hay que ver qué cosas suceden...".

"Brokeback Mountain" cuenta una historia lineal que abarca muchos años –película río–, durante la que dos muchachos mantienen una intermitente relación que acaba como el rosario de la aurora. El asunto de la homosexualidad es de muy difícil aceptación para la sociedad actual, y allí se explica de la mejor de las maneras, pues esta es una película muy clara y directa que apunta sin fingimientos al actual estado de cosas. Sin embargo, y aunque me gustó mucho el tratamiento dado a tan espinoso asunto, lejos de los habituales clichés, me hubiera dado igual que versara sobre cualquiera otra de las cuestiones pendientes que tiene el mundo actual, ya sea el racismo, la violencia o lo que a cada uno se le ocurra. Lo que me obligó a verla por entero fue su completo acuerdo con las reglas de la gramática cinematográfica, que tan olvidadas están. Todo es fluido y coherente, y la historia se desarrolla de la manera más armónica y ejemplar, lo que no deja de tener un enorme mérito en estos tiempos, cuando deberían estarse poniendo las bases de una nueva manera de ver los asuntos cotidianos. En fin, ya se sabe que el devenir de la existencia es como los dientes de una sierra, y lo que hoy está arriba, mañana descenderá al fondo del pozo (y viceversa), y me imagino que la actual etapa de desconcierto intelectual no es más que un plácido intermedio entre dos revoluciones, humo que será barrido por los huracanados vientos de los tiempos venideros.

No puedo decir otra cosa: las buenas maneras se reconocen a distancia, y por ello se la recomiendo a todo el mundo (alguna excepción tenía que haber a la regla), aunque su año de producción sea una fecha tan cercana como el 2005.
camargo rain
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