Haz click aquí para copiar la URL
España España · Palafrugell
Críticas de cinefiloman
<< 1 2 3 4 10 34 >>
Críticas 170
Críticas ordenadas por utilidad
3
28 de noviembre de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver, si hablamos de vender chorizos, coches, material informático, ultramarinos y así, para ganar dinero, pues esta película es un buen negocio pero si hablamos de arte, imaginación, creación, originalidad dado que el cine es el séptimo arte pues esta película es un fracaso.
“Ocho apellidos vascos” fue una película fresca, divertida, sorprendente- era la primera vez que nos veíamos tal y como somos- y tocábamos uno de los asuntos que tenemos por arreglar en este país: Aceptarnos cómo somos los unos a los otros y ser capaces aún así de convivir y tener un futuro, juntos. Y reírnos de ello, a pesar de lo poco alegre que ha sido la época pasada en el País Vasco.
No era muy original, pues ya en Italia y Francia habían hecho algo parecido pero era nuestro.
Hacer una secuela estaba cantado, casi como si una fuerza de la gravedad cinematográfica interviniese en el asunto, y que versaría sobre Catalunya caía por su propio peso……se pedía a gritos... y ahora “arturmás” que nunca, si se me permite el chiste fácil.
Y no tenía por qué haber salido mal, ha habido segundas partes que han merecido la pena, sin ir más lejos los emblemáticos “Padrinos” de F. F. Coppola.
Pero ha salido fatal.
“Ocho apellidos catalanes” es una película construida de prisa, chapucera, más apoyada en su predecesora que en sí misma, sin gracia, que repite algunos chistes casi al pie de la letra de la primera… la gracia de la ristra de apellidos catalanes sobraba.
Con situaciones cinematográficas que ya deberían estar prohibidas en cualquier película… como ser sorprendido en una habitación en la que no deberías estar y salir a la terraza medio en bolas…..ese baile intimo en una sala, mientras la fiesta está en los jardines, al ritmo de…...un vals.
Escenas vistas mil veces en mil películas.
Y eso ha pasado no porque no tengamos guionistas buenos que los tenemos y no porque los de esta historia no lo sean, sino porque no ha habido tiempo y seguro que muchos condicionamientos de índole económico han llevado el proyecto al cajón en el que las cuestiones crematistas se imponen a las artísticas. Y así ha sido, porque el que manda así lo ha querido.
Algo que quizás a corto plazo puede ser productivo pero que dudo que lo sea a largo plazo. Esta película, para empezar no creo que tenga el recorrido exitoso de la primera, los primeros días sí lo ha tenido porque la maquinaría publicitaria ha funcionado a la perfección y el buen sabor dejado por su antecesora ha hecho mucho, pero me temo que el boca a boca que tan bien funciono en la primera no lo haga ahora. Y para terminar una tercera secuela que parece esbozarse con la aparición en la historia de una gallega, de incognito, veremos si se lleva a cabo.
El guión que ya he dicho que es una copia del primero tiene un comienzo de brillantez en el planteamiento: Una abuela desconectada del tiempo a la que han hecho creer que Catalunya ya se ha independizado. Y ya está.
Al remedo que es de la anterior hay que añadirle un desarrollo del mismo sin continuidad. Cada escena es una pegatina.
Sobran los alardes imitativos de Dani Rovira. Los chistes de la pareja de amigos sevillanos huelen a rancio. Rosa María Sardá hace un gran esfuerzo por no interpretar a Rosa María Sardá. Se le agradece. Carmen Machi y Karra Elejalde vienen directamente de “Ocho apellidos vascos”. Y con Berto Romero, que tan fresco y divertido se suele mostrar en directo, aquí parece un acartonado actor de carácter, que cada vez que la cámara lo enfocaba…yo me decía: Detrás está el director, el cámara, el ayudante de dirección, el de iluminación, los amigos, el guionista, el ayudante de producción…vamos que me iba de la película.
Si a esto se le añade que yo vivo a escasos quince minutos en coche de Monells, localidad en la que se rodó el film, y que en mi vida he visto unos castellers por aquí… y que entre los extras había gente conocida… más concretamente mi gestor bancario al que veo cada dos por tres. Pues no ha habido manera de que me haya creído la película en ningún momento.
Espero que la secuela gallega se haga esperar. Por el bien del cine como arte.
Un detalle lamentable extra cinematográfico, o no, a tener en cuenta y vigilar que cada vez es más aterrador: El poder de los medios de comunicación que no sólo están dispuestos a endosarnos cualquier cosa si no a convencernos de su excelencia.
Sí, ya sé que siempre ha existido… pero ahora más y mejor, para ellos, los medios, y menos y peor, para nosotros, los consumidores.
cinefiloman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
19 de marzo de 2022
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Polanski y la banalidad son incompatibles.
Que los temas de las películas de Polanski estén de moda es otra historia.
Pero él ahí sigue, haciendo películas sustanciales sobre temas eternos.
Que por ser eternos son actuales. Otra cosa es que interesen.
El tema de este film es “lo correcto”
¿Hacemos siempre lo correcto o hacemos más bien lo que nos interesa?
La historia es como un árbol frondoso del que cuelgan todo tipo de frutos. Y en cada fruto se pueden percibir olores, sabores, colores, etc., etc.
En el hecho histórico en que se basa esta historia, el caso Dreyfus, acaecido en Francia a finales del siglo XIX, había muchos asuntos que contemplar, pero Polanski ha incidido en uno. En esos que llamamos “actuar en conciencia”.
Hacer lo correcto, al fin y al cabo, es actuar con justicia. ¿Qué más se puede pedir?
Pues viendo la película y los tiempos que vivimos, pienso que es pedir muchísimo. De hecho pienso que es pedir el cielo.
Polanski, como acostumbra, traba una narrativa sobria, solida, con un objetivo claro, y va desgranando los sucesos sin desviarse un ápice del tema. Se permita ciertos juegos cinematográficos, no muchos, pero su interés es plasmar los matices de los personajes que se entrecruzan en el suceso.
Crea la solemnidad necesaria cuando el desarrollo de la historia lo exige, se vuelve crítico y mordaz cuando el hecho necesita respirar y se cisca en las convenciones sociales, en lo bueno y en lo malo, como si diera pinceladas gruesas en un lienzo.
Todo el estamento social de la época sale fregado. El aspecto policial y el militar ya ni recuerdan que es hacer lo correcto.
Evidentemente es el siglo XIX, pero uno pone aquí en España a cierto ministro del Interior y a cierto comisario, aderezados con algún fiscal, y queda clavado. Como una calcomanía.
Polanski reflexiona sobre lo que significa mantenerse con unos principios férreos y al final gratifica a los que lo consiguen. Parece querer animarnos a que lo hagamos.
Mucho me temo que así como ha triunfado otra vez a la hora de hacer una película llena de contenido, cinematográficamente irreprochable, en lo otro, lo de convencernos para renunciar a nuestro interés en aras de de lo correcto, fracase estrepitosamente.
Cada película de Roman Polanski, una gozada.
Si rodara en blanco y negro, se podría decir que su películas son de cuando le ser humano tenía mas vergüenza y pudor.
Ahora ya todo está muy mediatizado. Nunca mejor dicho.
cinefiloman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
11 de febrero de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se usa como alabanza y reconocimiento hacia algunos de nuestros directores de cine decir que es “el más internacional”. Pues bien, de Isabel Coixet, se puede decir que es “la menos española de nuestros directores”.
¿Y eso es bueno o malo? A mi entender es buenísimo.
Partiendo de que nunca se deja de ser de dónde eres, se te escapa por las entretelas, por cualquiera, que se sea capaz de sobreponerse a ello y enzarzarse con la creatividad desde ese punto, tomando el mundo y todo lo que en él existe como propio y cercano, no puede ser otra cosa que muy estimulante y atractivo.
Esta película de Coixet la podía haber dirigido cualquiera de esos excelentes directores británicos de film de época. Por ejemplo James Ivory. No se hubiera notado, porque como tantas películas de ese ¿genero? es perfecta.
Isabel Coixet no lleva camino de descubrir un nuevo lenguaje cinematográfico ni de abrir nuevos senderos creativos en el cine, pero el nivel de calidad de sus películas es excelente.
Esta historia de sueños, resignaciones, pérdidas, aprendizaje y maldad es una delicia. Su dirección de actores es prodigiosa. Dirigir a los actores de manera que parezca que se escribe con ellos no es algo al alcance de todos. Muchos directores con el fin de encubrir esa carencia dicen aquello de “yo les dejo libertad para que hagan suyo el personaje”. Que no es que esté mal, es que entonces la película no es del director, solamente. Y las películas de Coixet son suyas. De principio a final.
Y casi todas ellas tienen una intención moralizadora, una tesis, una idea, lo que sea o como se quiera llamar, constructiva, humana, de defensora de los valores que nos hacen un poco soportables.
Cine sin alharacas, técnicamente insuperable, que cuenta historias bien guionizadas, interpretadas, fotografiadas, nada más. Y nada menos.
Hacía tiempo que no veía una película, en la que al aparecer los créditos la gente no saliera de estampida. Allí nos quedamos, todos sentados, unos segundos. Como si paladeáramos algo. Por algo será. Lo justo para ver la dedicatoria a John Berger, entre todos los créditos, con humildad y sencillez, como a él le hubiera gustado.
A mí Isabel Coixet nunca me ha decepcionado. Sólo una vez me dejo extrañado, estupefacto.
Ah!, y una cosa más, leer te permite no sólo no sentirte solo si no vacunarte contra la vanidad. Leer a tanta gente excepcional te posibilita situarte en el mundo y ya si eso, tú ocupas tu sitio. Haciéndose muy complicado el engaño.
http://cadasegundoajeno.blogspot.com.es/2018/02/la-libreria-de-isabel-coixet_11.html
cinefiloman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
15 de noviembre de 2015
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preciosa y entrañable historia sobre la vida. La vida, desnuda y simple, como la de una bacteria o un virus. Vivir. Vivir. Como sea y en las condiciones que sea.
Es la aventura vital y real de un enfermo de parálisis cerebral que incapacitado para la comunicación y ante la ignorancia de sus familiares debe aguantar durante 26 años una existencia en la mayor de prisiones que puede haber y más pequeña. Su cerebro. Los barrotes de su cárcel no son unos trozos de hierro rodeándole o unas instalaciones que no le permitan disfrutar de lo que se puede llamar “libertad cotidiana”, si no que sus barrotes son unos débiles y finísimos filamentos que indóciles y rebeldes se han declarado en huelga en su cerebro, impidiéndole simplemente ser.
Pero el cariño de su padre, entrañable personaje, siembra en él un mundo que a pesar de todo merece la pena vivir. Es la Polonia de Walesa, de la apertura democrática del país, pero para nuestro protagonista como si fuese el inicio del mundo. A su alrededor todo se desliza porque así tiene que ser. Todo está bien.
Son conmovedores sus intentos de demostrar que no es un vegetal. Ese pasador del pelo. Intentos que para cada uno de nosotros se repiten de manera incesante desde que nos levantamos cada día hasta que nos acostamos pero que a él se le presentan de lustro en lustro. Y nunca ante interlocutores avispados. Esa vecina adolescente que pasa por su vida como una desoladora oportunidad o esa voluntaria que lo utiliza de manera implacable para sus propios planes de venganza frente al padre. Hasta que llega la oportunidad de poder expresar por primera vez quién es.
Y por fin tomar decisiones y elegir conscientemente. Eso que hace a los seres humanos definitivamente distintos a cualquier otro ser vivo. Dónde quiero vivir y estar. Quién quiero ser.
Todo esto en un guión en el que no falta el sentido del humor, a pesar de todo. En el que hay escenas de una intensidad demoledora. La apetencia sexual que le sirve a nuestro protagonista para hacer chistes también sirve para construir una imagen de la impotencia más desoladora que pueda haber. O esa despedida de su primer amor por la rendija que deja la puerta al ras de suelo. O la toma de conciencia de su madre de que durante 26 años ha estado ignorando a un hijo al que ha dedicado toda su vida pero al que nunca supo entender. Y esas postales de su hermano marinero, que van llegando desde diferente partes del mundo, tan remotas para él como La Osa Mayor que su padre le mostró de pequeño.
No hay palabras para elogiar el trabajo de interpretación del protagonista que no sólo se mete mentalmente en el papel de un enfermo de parálisis cerebral dándole toda la veracidad y credibilidad posible si no que físicamente raya el prodigio con unas contorsiones que me estaban haciendo daño a mí en la espalda. Mención especial merece la escena que se desarrolla frente al tribunal que está examinándolo para evaluar su capacidad o incapacidad mental y en la que el protagonista decide tomar las riendas de su destino. Memorable esa especie de baile de la cobra. Excepcional.
Y si van a ver la película no se pierdan los créditos del final, una costumbre muy popular en nuestros cines, pues se perderán la prueba del algodón de que esta historia ha merecido mucho la pena verla. Imprescindible. Aviso.
cinefiloman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
11 de octubre de 2017
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
He estado columbrando varias perspectivas desde las que hacer la reseña de esta película, incluso como si no fuera secuela de otra, como si su predecesora no hubiera existido.
Pero al final todas las perspectivas me llevaban al origen.
Porque el origen de este film y la razón de su existencia es quizás la mejor película de ciencia-ficción que se haya rodado nunca. Y eso no se puede soslayar y eso pesa.
Digámoslo de una vez. Esta peli no tiene más razón de ser que hacer caja a cuenta de su precedente. Lo que no es criticable si el resultado hubiese merecido la pena. Pero no lo merece.
Le ha faltado una historia de fuste, con tanta carga simbólica como su predecesora, y quizás había un camino para ello. Viendo los hologramas quizás por ahí había camino para desarrollar una trama en varios sentidos: Irrealidad, identidad… pero no.
Los guionistas se fueron a lo más manido… que los replicantes pudiesen dar un paso más hacia su necesidad de sentirse humanos… que tampoco hubiera estado mal si se hubiese trabajado más el asunto, pero se quedaron en la superficie.
No hay una sola frase en todo el metraje que tenga algo de mensaje, de ingenio, de reflexión. Guión pobre, plano, consabido. Con ecos de Terminator, Mad Max y por supuesto, no ecos, si no “corta y pega” de su predecesora.
¿Y la música? La de veces que habré escuchado la BSO de Vangelis, tan sugerente, tan envolvente, parte imprescindible en el anterior film. La de esta historia es gris, gris, por muchos crescendos que tenga. Que al final suenen notas de la música de Vangelis sólo es la prueba de lo que a lo largo de la proyección se notaba… un querer y no poder.
Los niveles interpretativos son correctos, aunque no hay y se echa a faltar un Rutger Hauer que más allá de lo icónico le metiese teatro a las interpretaciones. Tampoco hay una Rachel, ni un Tyrell. Su sustituto con mucha parafernalia y poca chicha es poco más que un cromo.
Toda la película se desliza al lado de su predecesora como una rémora tras un tiburón o como un aficionado tras un profesional.
Alguien debería decirles a los que se dedican al cine y ponen a actores por encima de los sesenta años a actuar, que cuando a un hombre de esa edad le das un puñetazo bien dado es más que posible que no necesite más. Por lo de la verosimilitud. Son pequeños detalles que estropean un proyecto. A menos que la cosa vaya de guasa, que no es el caso.
No hubría necesitado ver toda la película para darme cuenta de que no era más que un triste y fracasado remedo de la primera si hubiera visto el final antes. Por un momento me puse en lo peor y estaba ya oyendo “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión…”
He hecho una pausa para buscar la escena en Youtube y ponérmela. No sé cuantas veces la habré visto. Rutger Hauer soltando su reflexión, su sonrisa de resignación, la cara de Harrisón Ford, la lluvia, la música y la paloma volando. ¡Qué escena! Poesía y emoción pura. ARTE.
Pero no, la cosa no pasa de una pobre muestra de falta de imaginación y ambición. De todos los finales posibles, si yo hubiera sido el de la pasta, este se habría rodado por encima de mi cadáver.
¡Ay, esta industria que no puede resistirse al cash y está tan poco por el arte!
Al Blade Runner original poco daño le puede hacer cualquier intento de secuela y para muchos será un reto, pero indudablemente si hay más, el recuerdo que de ella tenemos no puede por menos que verse mezclado con los intentos, si fracasan, una pena, y si triunfan, no me lo quiero imaginar. A ver.
http://cadasegundoajeno.blogspot.com.es/2017/10/blade-runner-2049-de-denis-villeneuve.html?zx=fbcb37f3f2addbd9
cinefiloman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 34 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here

    Últimas películas visitadas
    No image
    1963
    Masahiro Makino
    arrow