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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de Charly Barny
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Críticas 195
Críticas ordenadas por utilidad
8
19 de mayo de 2019
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en Los Muchacho de Antes no Usaban Arsénico de José Martínez Suarez, un film argentino de 1975, es una comedia de humor negro que ahora Campanella actualiza y revitaliza para reflexionar sobre nuestro presente.
No obstante señalar este antecedente, por otra parte, imposible de obviar, este comentario no pretende entrar en comparaciones con el film que le da origen. Entiendo que la película anterior fascinó a Campanella y como consecuencia de ello, se basó en ella para reescribir los personajes en una situación totalmente diferente: La actual.
Y en ese plano, es donde se luce la pluma de los adaptadores que replicando las mismas situaciones, logran que la película deje ese espacio necesario para pensar, pasando de ser una película divertida a ser una película que invita a la reflexión.
Es muy tentador ver ese caserón fastuoso venido a menos y compararlo con la situación del país. La necesidad de los cuatro viejos de vender la casa porque es imposible financiar su mantenimiento hacer ver a la aparición de una pareja de agentes inmobiliarios como una aparición mágica para solucionar el problema.
Pero la solución no es tan sencilla. Los agentes inmobiliarios son dos chantas que están lejos de solucionar un problema. Aparece aquí una la clásica visión mercantilista que hace pensar que toda relación comercial está penetrada por un espíritu de curro en el cual cabe la posibilidad de que los cuatro viejos sean estafados en su buena fe.
El nuevo film nos habla también de un choque generacional en el cual se han perdido valores tales como el respeto a los ancianos, donde la trayectoria llega hasta donde el éxito abandona, el engaño priva sobre la honestidad de las partes, y el parecer es mucho más importante que el ser.
Lo notable de este film de Campanella es que el choque generacional que describe aparece como una consecuencia del propio devenir de los personajes. Mara Ordaz, es una exitosa actriz retirada que en su mejor época ha podido comprar la mansión en la cual vive con su marido, también actor, acompañada de su médico y su administrador, a quienes ampara en su casa. Es una existencia basada en la bonanza económica de otra época: un pasado esplendoroso.
Entre ese pasado y la actualidad, ha corrido el tiempo, dando lugar a tanto al deterioro de las cosas como al envejecimiento de las personas. El mantenimiento de la casa se hace difícil por la imposibilidad de mantener un flujo de ingresos constante. Al mismo tiempo, se observa un resquebrajamiento de las relaciones humanas, mantenidas más por la costumbre que por los afectos.
Cuando la venta de la casa se transforma en una posibilidad viable, todos los personajes sacan sus máscaras y quedan al descubierto. La mezquindad aparee entre los ancianos. Y los dos jóvenes agentes inmobiliarios muestran una nueva careta ultra competitiva que solo les permite ver la oportunidad de timar a aquellos “pobres viejos”.
Esta cuestión, donde priva el negocio, el éxito pasado no alcanza, y la observancia de la ley comienza a deslizarse por un hilo muy fino que termina cortándose, es lo que da lugar a la posibilidad de vivir de la estafa, donde las oportunidades no están basadas en el mérito sino en la sagacidad sin escrúpulos, ignorando la existencia de la ley para que solo rija la fuerza o la viveza criolla
Campanella, acompañado del guionista estadounidense Warren Kloomok, adaptó la obra a los tiempos actuales, congregó a un casting de notables: Graciela Borges, Luis Brandoni, Oscar Martínez y Marcos Mundstock (están estupendos), por otra parte muy bien acompañados por la juventud de Nicolás Francella y Clara Lago, y logró revivir aquella vieja comedia, haciendo lucir su trabajo a la vez de regalarnos un nuevo film que brilla con luz propia en este momento de impasse que está atravesando el cine argentino.
Charly Barny
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8
4 de noviembre de 2019
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film americano, dirigido por una mujer, actuado principalmente por mujeres, y con un tema que hace a la condición femenina es una comedia policial muy lograda que además nos cuenta una historia muy interesante.
Trata sobre las actividades que ejercen un grupo de mujeres que practican una de las profesiones más viejas del mundo. Transcurre en Nueva York a principios de este siglo XXI, durante el crack financiero de 2008, y está basada en hechos reales publicados en un artículo del New York Magazine.
Si bien la mirada sobre la prostitución es condescendiente y las mujeres que ejercen el oficio están acordes al medio lujoso y hasta glamoroso en que se movilizan, el film narra la historia del nacimiento, apogeo y caída de un grupo femenino que en tiempos de malaria económica, y ante la falta de trabajo sostenido, deciden estafar a sus clientes invitándolos a pasar una noche inolvidable donde reina el sexo, las drogas y la diversión a un costo de facturación variable acorde con el propio límite disponible de la tarjeta de crédito del usuario.
El film no impone una mirada moral pero claramente opera como un espejo de la realidad. Nos muestra como una sociedad puede ganar y gastar dinero con gran facilidad. La clave es la falta de controles.
Transcurre, no casualmente, durante el crack de 2008. Un problema de carácter eminentemente financiero estalló en la bolsa de Nueva York y se propagó rápidamente por todo el mundo ante la incapacidad de reacción de los protagonistas. Sus víctimas fueron producto de la falta de controles por parte de la Reserva Federal respecto de las operaciones de redescuento de los dos bancos hipotecarios privados más importantes de los Estados Unidos. Los resultados de la crisis desatada no fueron casuales. Sus consecuencias, de carácter mundial y de largo plazo.
La película confronta un paralelismo en el que se exalta el liberalismo en su estado más puro. Tanto de un lado (la prostitución) como del otro (la actividad financiera) muestran una liviandad tal donde ni las fuerzas policiales ni los controladores de la Reserva Federal muestran capacidad de reacción. Esto, que en su base es un hecho dramático, da lugar a que la película, básicamente una comedia clásica al estilo americano, se luzca a través de una serie de situaciones cómicas muy bien hilvanadas y actuadas, que incluso hasta provocan un cierto aire renovador en la comedia americana.
Estamos, por un lado, ante una tragicomedia que, en lo social, destapa las pobres vidas de un grupo de mujeres que intentan insertarse en la sociedad de consumo ejerciendo un trabajo ilegal. Por otro, una situación donde un sistema bancario queda fuera de control generando una crisis cuyas secuelas alcanzan el largo plazo y el plano mundial.
Narrada a toda velocidad, con un gran poder de síntesis, muy bien actuada en sus roles principales, estupendamente coreografiada y fotografiada, este trabajo es el tercer largometraje de Lorena Scafaria, que no solo dirige bien sino también escribe un guión muy interesante. Su habilidad como escritora y como directora de cine quedan evidenciadas en este obra compacta, sin fisuras, rítmicamente bien narrada, entretenida, con una mirada social que se centra en los sectores de aquellos que deben enfrentar la crisis con menores recursos económicos pero que no están dispuestos a ceder ante ella. En la coproducción de este film participa Jennifer Lopez, que además tiene el rol protagónico de la película.
La propuesta resulta interesante. Estamos ante una gran tragicomedia cuyo tono farsesco está plenamente logrado. Estructurada en base a un guión muy bien desarrollado muestra que ante la adversidad no se debe claudicar porque siempre puede encontrarse una puerta de salida. El film en ningún momento asume una postura de falsa moralina. Por el contrario, deja observar que el lujo y la concentración de riqueza de una ciudad como Nueva York no son un obstáculo sino todo lo contrario, una fuente permanente de oportunidades que incentiva la movilidad social y siempre hay lugar para aquel sujeto que esté dispuesto a atreverse y tomar riesgos. Aunque como en este caso, los riesgos conduzcan a la cárcel.
Charly Barny
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6
26 de noviembre de 2018
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este nuevo film de Naishtat, prolijamente realizado y por momentos algo críptico, se asemeja en su forma y en algo de su contenido, a El Ciudadano Ilustre. En las dos películas hay un tercero que llegará a un pueblo para provocar y alterar el orden del mismo. En ambos casos, ese orden es ficticio. Sabemos que algo funciona mal pero nadie se hace responsable ni se anima a ir más allá y desnudar el problema.
Ese orden pueblerino esconde secretos y mentiras, pero lo que es peor, subyace una corrupción que impone un orden que hace que las cuestiones torcidas no puedan modificarse ni arreglarse.
Rojo alude a los 70, a la violencia imperante, a la muerte escondida, a la falta de justicia. Transcurre en medio de un desierto que lo aleja de todo. Como en aquellos años, aquí también los crímenes son ocultados y nadie se hace responsable de ello. A nadie le importa ni a nadie le interesa. Como en la vida real, la posibilidad de justicia se diluye hacia un futuro incierto y su probabilidad de ocurrencia es muy baja.
El film es una parábola sobre la dictadura, un gobierno de unos pocos que gobiernan para sí mismos ignorando al pueblo y focalizándose en cuanto negociado se cruce por delante, haciendo siempre la vista gorda, y estando nunca dispuestos a aplicar una real justicia. Estamos ante el reino de la ambigüedad. Matrimonio, amigos, maestros y vecinos convergen en la escuela donde se ensaya una obra progre donde cada cual mostrará su careta pero ninguna la sacará de su lugar.
Generé muchas expectativas con esta película. De alguna manera no salí muy satisfecho de su visión. Creo Naishtat, guionista y director del fil, se quedó en mitad de camino, en medio de ese desierto en el que paradójicamente se encuentra nuestro cine nacional.
Charly Barny
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8
26 de febrero de 2018
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía mucho tiempo que no se estrenaba comercialmente una película de Claire Denis en Argentina. Se vió Una Mujer en África en el Festival de Mar del Plata en 2014 (se repitió en el BAFICI 2015), donde contamos con su presencia y disfrutamos de una Master Class donde se explayó con gran simpatía sobre su presente, su cine y su manera de hacerlo. Pero fuera de los festivales, debemos remitirnos muchos años atrás, concretamente a fines de los 90, para encontrarnos con el estreno de aquella notable obra que fue Bella Tarea.
Afortunadamente, este bello sol interior protagonizado por Juliette Binoche, llegó a las salas porteñas con puntualidad. Y qué podemos decir? Juliette se apodera de la película.
Inmenso retrato de una mujer de unos 50 años, magníficamente interpretada por la Binoche, una actriz extraordinaria, sensible y sensual que centraliza mágicamente el relato a través del cual pasaran cuatro hombres con los que intenta generar una relación estable.
El film no solo describe la vida y los sentimientos de una mujer que en su madurez aún se siente joven sino que va más allá y aborda la precariedad de las relaciones en el mundo moderno. Isabelle es una pintora separada de su marido con el que alterna la tenencia de su hija de 10 años. Ciertamente, Isabelle no es una mujer sola. Vive rodeada de amigos y pretendientes. Pero su soledad es inmensa. La incapacidad de generar una relación duradera, incluso de compañerismo con alguno de los hombres que llegan a su lado se hace absolutamente imposible.
Claire Denis enfoca este tema con madurez y crudeza. Las relaciones que plantea son circunstanciales. Hay en todas ellas una explicito interés por la sexualidad antes que el amor, la compañía o incluso la amistad. Observa con crudeza un mundo que pareciera estar regido por lo sexual, y que por otra parte, la falta de satisfacción y desarrollo de relaciones más estables, daría lugar a una precariedad e inestabilidad de las relaciones humanas que estaría condicionando al mundo a vivir en soledad. No es casual el incremento en la cantidad de divorcios ni la precariedad que muestra la pareja moderna. Ello deja ver cambios sociales importantes donde, en síntesis, el materialismo de una época se impone sobre la espiritualidad.
Cinematográficamente, Denis aprovecha el talento de la actriz y prácticamente nos cuenta su derrotero en extraordinarios primeros planos que solo una gran actriz como la Binoche puede soportar. Es remarcable también la escena que transcurre en un boliche nocturno donde conoce a alguien con quien baila. En la banda de sonido suena Etta James con su inolvidable versión de At Last. Es un momento donde Isabelle parece disfrutar del baile en un momento de profunda comunión con su circunstancial pareja. Posiblemente, sea el momento de mayor espiritualidad de todo el film.
El final depara una sorpresa. Aparece Gerard Depardieu haciendo de un vidente. Isabelle pasa revista a todas sus relaciones. El vidente la atiende con la solemnidad de una psicoanalista. En ese momento de extraordinaria franqueza e intimidad, Isabelle parece tomar conciencia del paso del tiempo y comprender, que solo el tiempo es capaz de curar heridas, otorgar experiencia, y enseñar a esperar.
Charly Barny
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9
7 de marzo de 2018
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lady Bird tiene 17 años. Está en plena crisis de la adolescencia, esa edad en que todo puede terminar en una discusión, especialmente con su madre. La primera escena es una síntesis de los que será la película. Su madre pasa a buscarla por el Colegio, y juntas deciden hacer algo que les gusta: acercarse a un sueño. Ese sueño no es otro que el sueño americano, aquel que garantiza la oportunidad de prosperar, tener éxito social, y permita una movilidad hacia arriba.
La película describirá ese último año de escuela secundaria en el cual Lady Bird decidirá llenar haciendo teatro, explorando las intimidades del sexo, y buscando una universidad que la acepte. Con un relato sencillo, bien estructurado, y la maravillosa actuación de Saoirsi Roman, la película se constituirá en uno de los enfoques más interesantes que el cine actual le haya dedicado a la adolescencia, ese periodo de la vida donde la persona trata de formarse.
El film de Greta Gerwig, autora también del guión, no solo explora ese periodo de crecimiento con un gran equilibrio que despierta el interés del espectador, sino también realizando una pintura social de clase media que refleja el mundo que estamos viviendo, un mundo donde falta trabajo, donde padres e hijos compiten por un mismo puesto de trabajo, donde se le da prioridad a los jóvenes, se descarta con gran facilidad a los mayores, y la sociedad impone la imperiosa necesidad de estudiar, de formarse para poder desarrollar nuevas capacidades que permitan competir en un mundo laboral que se presenta cada vez más hostil.
En ese esa intersección entre el fin de un ciclo y el comienzo de otro, es donde Lady Bird expresa sus mayores preocupaciones sociales. La elección de una universidad no es una simple cuestión personal, depende también del costo de la misma, y de la aceptación por parte de la Universidad. Es necesario realizar varias aplicaciones para finalmente ser aceptado. Lady Bird lo hará consciente de las limitaciones económicas que tienen sus padres, y no solo buscará el lugar donde irá sino también la beca que necesita para pagar sus estudios.
Lady Bird muestra en todo momento una adolescente inquieta respecto de un futuro en el cual están incluidos sus propios padres. Ella, inconscientemente, está previendo la crisis de un cambio que se avecina, que si bien no es hostil, sabe que es complicado. Tal como Benjamin Braddock, el protagonista de El Graduado, observa que el futuro no está asegurado con la sola cuestión de estudiar y eso la preocupa.
El personaje central está ante un momento de decisión. Es un momento en la vida de un adolescente que sabe que está decidiendo el camino hacia su futuro. Es la ruta hacia un sueño dentro una realidad adversa, áspera pero no imposible de superar. En el positivismo, esa creencia en si misma de Lady Bird, en esa fuerza interior que la empuja, se encuentra su razón del ser. Ella está dispuesta a correr el riesgo. No hay futuro sin riesgo. Ella lo sabe y lo asume. En esa decisión decide gran parte de su vida futura.
Partiendo de un guión simple y realista muy bien escrito por la también directora Greta Gerwig, y de la estupenda actuación de Saoirsi Ronan, Lady Bird se alza como una comedia que no solo describe a un adolecente de nuestra época sino también se convierte en un fresco de la realidad americana de nuestros días, de la falta de expectativas, y que la iniciativa personal es el principal motor de empuje que tiene un ser humano, aquella capacidad de derribar cualquier barrera que se le interponga por delante.
Charly Barny
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