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España España · Cáceres
Críticas de KraSti
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
7
29 de enero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la segunda vez que veo Michael Clayton, pero la primera que la disfruto. La explicación no es otra que la atención que le puse una y otra vez. La película reclama altas dosis de atención y paciencia, mucha paciencia, porque hasta muy avanzada no se sabe de que va el tema. Comienza de forma desordenada, y de manera muy lenta las piezas se van juntando hasta que el desenlace premia al espectador por haber sufrido unos soporíferos minutos de confusión. Sin embargo, la hazaña del espectador es solo esa, estar atento, pues el puzle se resuelve solo.

En pantalla un retocado George Clooney que no se sabe muy bien que es, si abogado, policía o camarero de Los Serrano. Y se completa con las buenas actuaciones del colega "loco" y la mala malota. Las interpretaciones otorgan mucha profundidad a los personajes, sobretodo la de Tilda Swinton cuya cara es puro remordimiento e inquietud. Al final muy buena película que pone los pelos de punta. Nos abofetea y nos recuerda en que clase de putrefacto mundo vivimos, donde los valores humanos están sepultados por el dinero, poder e influencia. Donde grandes corporaciones desarrollan sus malignos planes abriéndose camino con billetes. ¿Queda alguien que anteponga su honestidad a la ambición?
KraSti
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7
15 de enero de 2013
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo era un tipo guapo, rubio de ojos azules, las chicas me miraban al pasar, y el huraño chaval que se sentaba a la derecha me envidiaba por mi belleza. Bueno, quizás no era para tanto. El caso es que en mi clase había una chica, la Extraña la llamábamos, que me miraba mal y un día, no sé si en física o lengua, me pidió los apuntes y yo me negué de mala manera. Desde entonces una maldición ha penetrado en mí, poco a poco fui engordando, me fue mal en la carrera, no conseguía acostumbrarme a hacer vida por la mañana, me volví taciturno y malhumorado, y hasta me volví moreno, mis ojos se volvieron negros, y mi nariz más grande. Poco a poco me había convertido en una Bestia, hasta se me olvidó eso de pedir la hora y siempre acababa en los peores bares con mi amigo el Chepas, en la Guerra Fría.

Fue duro, formar parte de un mundo cruel y no encontrar el día de la independencia. Ahora me encuentro en un escenario poblado de incertidumbre, y ni con mucho trabajo consigo el valor suficiente, tal vez sería mejor abolirlos. Tan solo me queda una hoja en el geranio, y aunque hay muchas Bellas, todas se van con Gastón y sus amigos, que digo yo, porque no les cae una maldición a ellos.

¡Abajo spoiler!
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KraSti
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7
30 de abril de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brad Pitt no es un “benjamín” cualquiera, resulta que la joven criatura nace más viejo que cualquiera del barrio, no es para tanto, peor hubiera sido engendrar a un comunista resentido. El “chico” comienza a ser apreciado en la simpaticona familia Button y juega con los demás niños, con una niña en especial, una niñita pelirroja con la cual se mete debajo de las sábanas a contar historias de miedo, sin ser pederastia ni nada parecido.

El caso de Benjamín es curioso, muy curioso, mientras los individuos de su alrededor comienzan a poblar sus rostros de arrugas, a volverse más sedentarios y cansados, él pareciera que comienza a vivir, cada día más. Y precisamente esto es lo que nos trata de aportar la película, un afán por la vida, que mucha veces olvidamos lo que es debido al alzheimer que genera esta sociedad de zombis con DNI. Señor, señora, ese tiempo es suyo, no deje que se lo quiten, deje de ver Gran Hermano 14 y váyase de excursión al campo, y, por supuesto, vote al PP.

Dicho esto, no puedo evitar decir que los personajes me dejaron fríos, no me parece que tuvieran una vida extremadamente atractiva, es más, ni siquiera tenían bigote. Falta de carisma en los protagonista que me alejan un poco de ellos, pero el amigo Pitt si me consigue trasladar su alegría de vivir, y eso se agradece. En el spoiler digo cosas importantísimas. ¡Abajo spoiler!
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KraSti
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4
3 de julio de 2013
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
[los primeros capítulos están en la película "El pequeño ruiseñor"]

CAPÍTULO 3. Donde nos damos cuenta que la chatarra se oxida y que las canciones tristes son más largas que las alegres.

Marisa salió a tomarse unas copas con sus amigas por los bares de Madrid, la cosa estaba movida, eran los 80. Llevaba ocho años dando clases de historia en el Instituto Nisopotámico de Móstoles. Ese día solo quería relajarse, olvidar a los niños que le hacían la vida imposible. Disfrutó de un concierto que dieron los melenudos “Miguel Cruz y su Banda”. Una de las amigas quería un poco más de diversión “te hace un caballito, Marisa” le dijo. Marisa por contentar a su amiga accedió. “Este barrio lo controla el Batería, pasa buena mierda, y da buenas palizas”

- Hola, buscamos a “El Batería” – dijo Marisa a un siniestro hombrecito con capucha.
- Ahora está en el cine ¿Qué quieres? – contestó el hombre sin girarse.

Aquellas palabras resonaron en el cráneo de Marisa, fueron como un rayo de luz en sus neuronas. De pronto estaba en aquella aula, cantando, ante la mirada atónita del profesor Vivas.

- ¿Eres Joselito? – preguntó utilizando más el alma que sus cuerdas vocales.

Aquella figura encapuchada se giró y dejó al descubierto su rostro, un rostro enlosado con los años y las penas, pero que traspiraba una mirada de ruiseñor. “ ¡Marisi! “ dijo al tiempo que su fusionaban los dos en un abrazo.

- ¿Cuánto tiempo ha pasado? – decía Marisa - ¿dónde te has metido?, ¿por qué nunca me llamaste?

- ¡Ay mi campanera! – hablaba Joselito - ¡cuántas veces lo pensé! Verás, me secuestraron, me robaron mi niñez, me obligaron a hacer cosas horribles. Y cuando dejé de servirle para sus horrorosos planes se deshicieron de mí, me dieron una patada y acabé durmiendo en los bordillos sin saber muy bien quien era el que cantaba, dentro de ese televisor. Me robaron, Marisa, me robaron.


- Tranquilo José, aquí estoy yo, no volveremos a separarnos. ¿Te apetece que cantemos?

- No hay musicales de canciones tristes.

- Sí, ¿no has visto Bailar en la oscuridad del danes zumbao ese?

- Esa peli todavía no se ha hecho. Bueno a lo que vamos, Marisa, no nos desviemos. Verás, tengo un plan, y lo voy a llevar a cabo, ya lo tengo todo preparado.

- ¿De qué se trata?

- Marisa, no hay mayor tesoro que la vida, y eso es precisamente lo que me robaron esos masones. Aniquilaron mi juventud, y la vida es como una casa, sin los ladrillos de la juventud no puedes construir tu presente.

- Eres un poeta Joselito!

- Me gustan las redondillas

- Y … ¿qué piensas hacer?

- Recuperar mi juventud.


CAPÍTULO 4. Donde descubrimos que el tiempo no es oro

Joselito y Marisa galopaban a toda velocidad montados en sus caballos por el parque del Rodeo mientras sonaba de fondo una de Ennio Morricone. Habían pasado más 30 años desde aquel encuentro en un callejón de Madrid. Ahora habían llegado galopando a C City, ciudad famosa por sus abelardos y arroces inflados. Pero no habían venido a eso, necesitaban una fuerte suma de dinero para invertirlo en el proyecto de Joselito, y solo una persona podría aportar tal cantidad, una excéntrica millonaria, excompañera de trabajo de Marisa, que se hizo rica al echar la quiniela a media con sus alumnos, según se cuenta, mandó a asesinar a todos sus discípulos premiados para quedarse con todo el premio. Una vez consiguieron el oro, saliendo ya de ese centro de mármol, niños enjaulados y columnas dóricas alguien apareció en escena en su pony color rosa chicle, era el profesor Vivas y detrás cinco hombres de negro a caballo.

La persecución fue vertiginosa, atravesaron un puente de madera donde había un niño con una rama en la mano encadenado a la barandilla, los hombres de Vivas disparaban sin cesar, de pronto se encontraron con una vía donde se dibujaba un tren que venía velozmente. “Pasa rápido, Marisa”. El tren arrolló a tres de los perseguidores, solo pasó al otro lado el profesor Vivas y su pony. Continuaron trotando hasta que llegaron a una casina en medio del desierto. Marisa y Joselito se bajaron y apresuradamente golpearon en la puerta. Tres individuos abrieron, uno de semblante huraño y alienado, otro descalzado individuo que parecía estar en Venus, y un joven sin coleta.

Los hechos pasaron rápidamente, los tres jóvenes tan solo pudieron contemplar la escena. El profesor Vivas se bajó del pony con Ak-47 mientras reía.

- Estais muertos pendejos - dijo el profesor con acento de ciclo latino – Llegó vuestra hora pinches de mierda.
- Ay no me lo mate Jesús – decía Marisa arrodillándose – no me lo mate por la virgencita de Guadalupe.
- ¡Dispara ya boludo! – exclamó Joselito

Entonces una bala fue directa al corazón latino de Joselito, y luego otra y otra, su cuerpo inerte cayó a los brazos de Marisa llenándolo todo de tomate.

- ¡Llegó tu turno! – dijo Vivas apuntando a la otra víctima.

Pero justo en ese momento el cuerpo del profesor se desparramó por el suelo mientras de su frente salía una especie de jugo blanco, y comenzaba a emitir chispazos y cortocircuitos, y su voz se volvía robótica. Decenas de cables y chips quedaron al descubierto. A su lado un hombre cojito pero que existía, con pelo desgreñado y puro en el labio portaba una revolver del siglo XVII. Era Hermida junior, hijo del padre de Hermida.

- ¡Muere hijo de Pizarro! – dijo escupiendo al cadáver de carne y chatarra.

[termina en el spoler] ¡Abajo spoiler!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
KraSti
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7
20 de julio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hipnótica cinta que aún brilla entre el polvo del tiempo y consigue que los vampiros, ridiculizados por el maltrato de las caricaturas deformes crepuscolianas, aún consigan asustar. Por ello, y por la propia evolución del cine me temo que el disfrute pleno de esta película está reservado a sus coetáneos. Un joven viaja a Transilvania para traer a un siniestro vampiro e instalarlo en su comunidad de vecinos. Como la historia que me contó un amigo …


ACTO 1. EL RUIDO

Nuestra historia comienza en la madrugada de un miércoles cualquiera en una pequeña barriada de alguna ciudad de Rhode Island. En el 1º B dormían como de costumbre Resines y su señora, el señor Bonilla vestido de mujer, cuando cerca de las 3 a.m un estridente ruido hizo temblar las paredes y los párpados de la pareja se enrollaron de golpe.

- Ya está otra vez el puto niño de los Vivas tocando la guitarra – dijo un iracundo Resines.
- No te pongas bravo, Antonio, es solo un crío – habló con voz conciliadora el señor Bonilla vestido de mujer mientras acariciaba el brazo de su enamorado.
- Ya podía tocar a otra hora, menudo Satanás, luego por el día no se le oye …
- Se llama Simón, Antonio, el pequeño Simón.

Ese bloque siempre había sido muy silencioso y confortable, pero desde hacía unos meses el ambiente había cambiado. Los Vivas se habían instalado en el 1º A, al principio parecían un matrimonio más, no demasiado sociable pero normal. El caso es que no tardaron en enrarecer sus comportamientos y comenzaron a resultar ser muy molestos en las madrugadas. Que si el señor Vivas se ponía a hacer bricolaje, que si la señora Vivas cocinaba con sus discos de Camela, que si el pequeño Simón se ponía a tocar la guitarra, a jugar a la Play, o a ver una peli latina, etc.

Una noche Resines y Bonilla vestido de mujer, que ese día estaba tan hermosa que derretiría todos los polos de Camy, invitaron a cenar a sus vecinos. No dejaba de sorprender el parecido del señor y la señora Vivas, incluso parecían la misma persona, una con falda larga, blusa y pelo largo, y otro con pantalones, jersey de pana y pelo corto. Los dos con estilizada barba y gafas. La señora Vivas estaba ayudando al señor Bonilla vestido de mujer a hacer la cena.

- Tu marido tiene una calva muy carismática – decía la señora Vivas mientras cortaba tomate.
- Sí, ha salido a su sobrino, su marido también tiene un ADN muy bonito – decía Bonilla mientras pelaba un ajo.
- ¿Le vas a echar eso a la comida? – preguntó la señora Vivas.
- Sí, siempre lo hago.

Las dos se miraron a los ojos, la tensión se podía cortar con un cuchillo de plástico, entonces entró el señor Vivas “vámonos de esta casa” dijo su señora, y cogieron al niño y salieron corriendo. Aquella madrugada sus vecinos hicieron más ruido que nunca.


ACTO 2. EL SILENCIO

Resines le dio un beso a su amado vestido de mujer y salió en bata a pedir explicaciones. Tras cinco golpes en la puerta Vivas le abrió vestido con una capa negra.

- ¿Os importaría dejarnos dormir? – preguntó sin pelo en la cabeza.
- ¿Os hemos molestado? Perdónanos por favor, pero pasa, pasa, no te quedes ahí – dijo Vivas mientras le inducía con la mano en la espalda a que entrara en la casa - ¿Quieres tomar algo?
- Me tomaría un Nestea, gracias.

Había entrado en un lúgubre salón iluminado con velas, y cruces boca abajo, en uno de los sillones estaba sentada la señora Vivas haciendo ganchillo mientras veía la Teletienda. Pero lo que más le llamó la atención a Resines fue que, justo en el centro, descansaban tres ataúdes de madera. Alarmado, preguntó señalando que era aquello, el señor Vivas tras una carcajada contestó.

- ¡Para ser vampiro hay que tener madera! – dijo mientras al fondo de la sala Robert Pattison hacía un redoble de tambores con la batería.

Entonces a lo lejos se oyó un grito que parecía el de un hombre vestido de mujer, y el pequeño Simón entró corriendo con la boca ensangrentada.

- ¿Qué has hecho Simón? – preguntó la señora Vivas mientras su marido continuaba riendo a carcajadas.
- Tenía hambre, como antes no cenamos … - dijo mientras encogía el cuello.
- ¡Ay mi pequeñajo! – habló la señora Vivas mientras daba a su hijo un beso en la frente – venga que tienes que lavarte los dientes, vamos a dejar a papi y al señor calvo hablar sus cosas.

Resines tenía los huesos petrificados por el miedo “¿So..sois vampiros?” dijo tartamudeando.

- ¡Sí! Y ¿sabes qué? ¡todavía no he cenado! – dijo mientras se acercaba despacio al tiempo que Resines se alejaba también despacio hasta rozar la pared con su espalda – por eso acabaré pronto contigo ya que tengo unas pizzas en el horno.

Acto seguido el señor Vivas acercó sus labios a los de Resines y chocaron sus labios durante unos segundos mientras Resines le acariciaba el hombro. Después Vivas se alejó riendo, mientras su victima se desparramaba hasta caer de rodillas entre seducido y aterrorizado. El vampiro entonces sacó del zapato un ak-47 y apuntó al pobre vecino. Sin esperar segundo abrió fuego, pero su poca destreza quedó patente cuando las balas, en vez de impactar contra su objetivo, comenzaron a chocar contra la pared, contra el techo, contra las estanterías, o contra el albino cuerpo de Robert Pattison.

- ¡Putas armas! – dijo mientras arrojaba la ak-47 al suelo.

[continúa en spoiler]
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KraSti
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