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Críticas de Fernando Garín
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Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
8
19 de noviembre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El western sigue vivo. Y “Deuda de honor” lo demuestra. Desafiando a la idea de que se trata de un género amortizado y caduco, obras como la de Tommy Lee Jones confirman su vigencia y buena forma. Hay temas que tradicionalmente han formado parte del western desde sus inicios: la tierra hostil y salvaje frente a la civilización, el valor y la cobardía, la soledad del ser humano, el honor y el valor de la palabra. Todos ellos están presentes en “Deuda de honor”. Pero la aportación más interesante al género es, sin duda, el punto de vista femenino desde el que observamos la historia. Tommy Lee Jones nos desafía a asistir a una historia de hombres, en un mundo de hombres bajo la perspectiva de una mujer. Y ahí radica el principal acierto de la película. Mary Bee Cuddy es un personaje, profundo, bien perfilado. Una mujer que desafía a las convenciones por su carácter y modus vivendi, y que, al mismo tiempo, trata de hacerse un hueco en la sociedad que se está forjando. Intenta buscar un marido sin éxito, patéticamente, pero su propia idiosincrasia, rebelde e independiente, hace incompatible sus anhelos con el papel de sumisión al que estaba condenada la mujer far west del siglo XIX.
Más allá de este extraordinario punto de vista, la obra nos arroja otra serie de experiencias de mujeres traumatizadas irreversiblemente por sus vivencias en el salvaje oeste. Otras tres mujeres, probablemente sin la fuerza de la señorita Cuddy, que han visto truncarse sus vidas por diferentes motivos que tienen un hilo común. Todas ellas han sido extraídas del mundo civilizado para casarse con hombres que se han adentrado en la ignota Nebraska. Trasladadas a un mundo desconocido, despiadado, donde reinan la soledad y el miedo y donde la ausencia de la ley y los códigos morales es absoluta, estas mujeres terminan por romperse psicológicamente.
Y ahí está la magia narrativa del film: en el hecho de que el hilo narrativo permita que Mary Bee Cuddy se encuentre con esas mujeres. Mujeres que se convierten en el espejo en el Mary ve lo que podría haber sido de ella y la reafirman en su espítitu libre. Per las contradicciones están en todos nosotros e, incluso los más libres espíritus, se cansan de luchar algún día.
Briggs (Tommy Lee Jones) está inconmensurable. Una mezcla perfecta de bonachonería, bandarrismo, racanería moral y ternura que lo convierte en un personaje que logrará la empatía del espectador. Realiza una transición interesantísima, oscilando desde miserable deslincuente buscavidas a honorable y tierno justiciero, siempre sin perder su espíritu de vividor.
Todo funciona en esta película que transmite la inmensa soledad de unos personajes que atrapan. Jones ha conseguido un psicodrama–western que desfila sobriamente por las interminables llanuras de la inmensa Nebraska con eficacia, concreción y profundidad, consiguiendo dar oxígeno a los que pensamos que el western nunca muere.
Fernando Garín.
Fernando Garín
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5
14 de octubre de 2019
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues nada, la decepción cinematográfica del año ya tiene nombre: “Géminis” (Ang Lee, 2019). Los que hemos sido devotos seguidores del cine de Lee desde sus inicios recibimos con “Géminis” un soberano bofetón. En su fracasado intento por sumarse a una oleada de nuevos cineastas que impresionan al mundo en el uso de las nuevas tecnologías, Ang Lee ha conseguido dejar de impresionarnos. Porque ha dejado de hacer lo que sabía hacer como nadie: conmovernos. De su lirismo y sensibilidad, su visión estética y su sinceridad narrativa, ya no queda nada. Quizás huelga decirlo, pero entre su filmografía están las magníficas: “El banquete de bodas” (1993), “Comer, beber, amar” (1994), “Sentido y sensibilidad” (1995), “La tormenta de hielo” (1997) o “Brokeback Mountain” (2005). Y, ¿qué es “Géminis”? La gran apuesta del mejor director taiwanés de todos los tiempos por la tecnología conseguirá sin duda poner a todo el mundo de acuerdo: es un rotundo fracaso. Y este le va a doler mucho, porque hace dos años ya reconoció haberse sentido “apaleado” por su penúltimo film (“Billy Lynn”, 2016). Con Géminis, Ang Lee ha culminado un salto tecnológico sin red que inició con “La vida de Pi” (2012). En aquel caso, todavía existía una historia fabulosamente conmovedora que iba de la mano del espectáculo visual. Con “Géminis” ya solo queda el espectáculo visual. Es un thriller sin maestría, tensión ni sentido del humor. Desaprovecha un suculento debate ético y filosófico y se toma demasiado en serio para lo vacía que resulta. Solo cabe hablar de este ejercicio de frivolidad como hito tecnológico. Ha sido rodada a 120 frames por segundo en 3D y 4K, lo cual es absurdamente inútil, pues solamente 14 cines de los Estados Unidos tienen la capacidad tecnológica de proyectarla. Y nos ofrece a dos Will Smith: uno real y otro virtual. Y esto sí merece ser resaltado. “Géminis” crea el personaje virtual más real que he visto. Y es que el Will Smith de pega goza de un realismo tan impecable que el espectador evocará la mítica “El príncipe de Bel Air”. De hecho, el actor real a veces resulta mucho más postizo que su clon. Se abre una nueva vía: Si conseguimos una versión rejuvenecida del Star-system tan convincente, le hemos salvado de pasar por quirófano a un buen número de mitos de la interpretación. Es una pena que todo esto a Nicole Kidman le llegue demasiado tarde. (4,5/10)
Fernando Garín.
Fernando Garín
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7
16 de enero de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría haber sido una gran película musical. Podría haber contado una historia de amor extraordinaria, que calara muy hondo. Desgraciadamente, no me llega al corazón por culpa de un planteamiento demasiado naif. “La ciudad de las estrellas” presenta una historia de amor con unos pasos sumamente previsibles hasta los 10 últimos minutos y cuya trama está muy simplificada (que no desarrollaré para evitar spoilear demasiado al personal). Como espectador me sentí tratado como menor de edad. Me cuesta entender, por muy romática y musical que sea la película, que una historia de amor entre dos seres humanos, no destile algo de perversidad, erotismo, dolor o crueldad… , pero este ya es sólo mi problema. Vi demasiado infantilismo en los personajes, mucho decorado pastel y demasiada inocencia. Una trama entre algodones que no cuadra con la historia de dos jóvenes ambiciosos que quieren comerse el mundo. Creo que ha sido un error confundir sensibilidad con ñoñería. Y es el motivo por el que, en mi opinión, esta película cojea. No obstante, paso a resumir lo peor y lo mejor que puedo destacar del musical que está maravillando al público en 2017.

Lo peor:
– Los números musicales decepcionarán a cualquiera, especialmente porque van de más a menos. Un film musical debería ser, ante todo, un espectáculo magnífico, y aquí faltan coreografías multitudinarias, bailarines enloquecidos y vibrantes vestidos ondeando al viento.
– Algo le pasó a Chazelle a mitad de pelicula. La primera hora de metraje es bastante ágil y la cámara adquiere un ritmo frenético que hace literalmente flotar al espectador (la escena del atasco y Emma Stone con sus amigas en casa son un prodigio técnico con planos de casi 5 minutos). Pero, de repente, la acción se frena y la cámara se detiene. A partir de entonces asistimos a números musicales muy convencionales y rodados sin ninguna gracia. Son dos películas con dos ritmos diferentes. Y lo peor, no sé qué parte prefiero.
- Demasiado nostálgica. Es el mejor producto para amantes de melifluas piezas de museo. Personalmente, algunas referencias como la que se hace a “Rebelde sin causa” (Nicholas Ray, 1955), me parecen ligeramente insultantes. Que nadie busque en ella la reinvención del género.
– Falta pasión. Los besos entre Ryan y Gosling son más castos que los de dos primos con carabina. Después de un año de relación, el espectador puede pensar que Mia y Sebastian aún no se han visto en pelotas. Creo que la película tendrá cabida en los círculos de catequesis.

Lo mejor:
– Ryan Gosling es maravilloso sin paliativos. A pesar de que su personaje no tiene demasiada profundidad, logra un componer a un músico creible, talentoso, soñador, mitómano y es, probablemente, el hombre que mejor luce unos zapatos. Evoca lo mejor del cine clásico y algunos querrán ver a Fred Astaire o Gene Kelly en alguno de sus gags.
– La canción “City of Stars” merece la pena el precio de la entrada. Si su silbido y tarareo no se te meten hasta el tuétano significa que tu corazón se ha congelado este invierno.
– El final. Y no lo porque la película se me hiciera larga y estuviera desando que llegara (me sobraron 35 minutos). Lo digo porque es un buen final. Y aquí viene el spoiler…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fernando Garín
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7
28 de octubre de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En pleno auge de las teorías "queer" y otros cuestionamientos acerca del género, acercarse a este film de casi 100 años de antigüedad es un descubrimiento y una auténtica sorpresa. "No quiero ser un hombre" es una película visionaria y revolucionaria. Desde luego, se trata de una comedia divertida y llena de gags y situaciones alocadas, pero también es gamberra e iconoclasta. Arroja aspectos interesantes acerca de la concepción del género por parte de la sociedad, como un rol impuesto. El binomio hombre-mujer quizás es dinamitado bajo esta sutil comedia de situaciones. Inteligente en la concepción y ágil en el desarrollo, la película entretiene y al mismo tiempo permite la reflexión acerca de los cánones y convencionalismos sociales contra los que determinados espíritus rebeldes se alzan con valentía. Los besos que se suceden la noche del baile y en el coche de caballos harán tambalear los cimientos de las morales más tradicionales.
Fernando Garín
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8
25 de enero de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Jojo Rabbit” no ha dejado indiferente a nadie. Hay división entre los que alaban su emotiva originalidad y aquellos que la acusan de ser una parodia absurda con exceso de sentimentalismo.
Lo cierto es que goza de una originalidad sorprendente. Su singularidad, hoy más que nunca, es un verdadero tesoro. “Jojo Rabbit” es una de las apuestas más arriesgadas de los últimos tiempos. Acierta de pleno echando mano de la comedia negra y la dulzura infantil para abordar la barbarie. Y desprende una honestidad apabullante.
Se lanza a la carrera de los Oscar junto a “1917”, ambas como las grandes historias sobre la sinrazón de la guerra. Pero el film de Waititi contiene un mensaje antibelicista mucho más potente y genuino que el de Mendes.
Es una satira sobre el nazismo y la guerra que te desarma con su fabulosa ternura. Si se toma en serio, queda grabada en el alma.
Roman Griffin Davis, del que injustamente se ha hablado muy poco, guía al espectador con su fascinante gestualidad y su destreza interpretativa. Es un derroche de cualidades que está al alcance de muy pocos. Su papel como Jojo está entre los mejores trabajos actorales infantiles de la década.
No dejen de verla. Se convertirá en una película de culto.
Fernando Garín (IG: fernandogarin_)
Fernando Garín
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