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Críticas de pointsman
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
9
23 de enero de 2007
52 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
Críticas, críticas, críticas... Son como la cabeza, todo el mundo tiene una.
Criticar Primer puede ser muy fácil, puedes, simplemente, decir que es una paja mental. Que es pedante y pretenciosa. Que es incomprensible. Pseudo-científica. Incómoda de ver.
Sí, lo es. ¿Y qué?
Quizá te gustaría que todas las películas pudieran explicarse a un amigo con una frase. Podrías llamarlo sinopsis-sketch. Si eres de esos, mejor que no veas esta película. ¿Por qué no vas a comprar más palomitas?
Lo interesante de Primer es que juega a dar un montón de información irrelevante y construye un mensaje partiendo de la incomprensión del espectador. A Carruth no le importa lo que interpretes. El da la información, haz con ella lo que quieras.
No es necesario que lo entiendas todo. De hecho, no es necesario que entiendas nada. El que no sepas cómo funciona un televisor no implica que dejes de ver los programas, ¿verdad?
Pero, claro, sigue sin gustarte la idea.
A lo mejor esperas que alguien mastique las palomitas por tí, ¿no?
pointsman
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4
11 de junio de 2008
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿En qué estaban pensando Woody Harrelson y Kiefer Sutherland cuando decidieron participar en esta película? Bueno, es imposible saber a ciencia cierta lo que le pasa por la cabeza a un actor de Hollywood. Yo, particularmente, tengo una teoría. Mi teoría, perdóname la pedantería, se basa en una escena que imaginé viendo esta película:
Lo que imagino es a Woody y Kiefer en una bar de Beberly Hills un sábado por la noche. Ambos tienen un vaso de whisky (doble) delante y otro en el estómago. Woody no para de reírse y contar chistes y de vez en cuando echa una mirada de reojo a una rubia que está al otro lado del local. Kiefer está un poco deprimido porque se acaba de acordar de Julia Roberts y se dedica a asentir con la cabeza y sonreir irónicamente. Pide otra ronda. Woody, sin saber muy bien por qué, movido por su propia labia, comienza a hablar de su infancia en Texas. Kiefer le interrumpe para decir que curiosamente esa misma mañana ha recibido un guión sobre dos vaqueros texanos que viajan a Nueva York para salvar a una chica. Qué casualidad, dice Woody, a él también se lo han enviado. Siguen bebiendo. Tres copas más tarde los dos están un poco pasados y partiéndose de la risa. Woody dice que podrían hacer esa peli juntos, aunque sea una chorrada, sólo por hacer el tonto. Kiefer responde que genial, que sería divertido. Con la siguiente ronda despiertan a sus respectivos agentes para decirles que participarán en la película. Cuando llega la última copa, Kiefer está que no se tiene en pie y Woody llama a un taxi para él. Se despiden y Woody vuelve a entrar para hablar con la rubia. No la encuentra, pero encuentra a una morena.
A la mañana siguiente, al despertar, tienen tanta resaca que se les olvida llamar a sus agentes para anular su participación en la película.
Unos meses después los encontramos en medio de Nueva York, con sombrero texano y maquillaje extra para cubrir las ojeras, ultimando una película que los programadores de televisión pensarán que es ideal para cubrir el horario de sobremesa de un domingo cualquiera.
pointsman
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7
23 de enero de 2007
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cabría esperar que de la conexión entre esos grandes genios que son Kubrick, Navokov y, en menor medida, Peter Sellers surgiera una obra maestra del séptimo arte. Pues no. Lolita es una buena película, pero no es una obra maestra. Las mayores expectativas son, en ocasiones, fuente de las mayores decepciones.
Las posibilidades de la novela (esa sí que es una obra maestra) quedan malogradas en su plasmación en pantalla debido quizá a las rémoras puritanas que mutilan el desarrollo, o al guión asimétrico de Navokov (¡en una película de Kubrick, el maestro de la simetría!), o al histrionismo anfetamínico de Sellers, o a las explicaciones innecesarias.
Lo mejor: las interpretaciones de Mason, Winters y el descubrimiento Sue Lyon. Los dobles sentidos en cada diálogo. Y el plano del cuadro herido.
Conviene verla. Aunque sólo sea por atisbar la genialidad que debiera haber sido.
pointsman
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4
13 de junio de 2008
14 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empire Records no tiene nada reseñable, salvo el hecho de contar en su reparto con varias futuras estrellas de Hollywood un tiempo antes de llegar a serlo.
Es una comedia, pero no tiene gracia, o al menos no tiene más gracia que cualquiera de las comedias adolescentes que los Estados Unidos llevan exportando al mundo desde los ochenta.
Las vagas pretensiones de retrato generacional (de la generación x concretamente) se las llevan el viento o el guión, que vienen a ser la misma cosa.
Argumentalmente, tiene alguna ligazón con Alta fidelidad, sólo que descartando toda la ambición, el talento, la originalidad, la chispa, la calidad en definitiva que destila ésta. Ambas tratan sobre una tienda de discos en la que deambulan frikis irredentos; se acabaron las similitudes. [Deja de leer esta crítica y ve Alta fidelidad, ganarás más].
Empire Records se deja ver, siempre que no tengas nada mejor que hacer. El problema es que hay tantas cosas interesantes que puedes hacer que ver Empire Records no deja de ser una simple pérdida de tiempo.
Tiene la ventaja de no ser muy larga.
pointsman
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