Lo que ha hecho el directo danés, Lone Scherfig, es una especie de quiero y no puedo. Nos presenta un drama romántico en pleno apogeo de los años 60 donde la protagonista de la historia, Jenny (Carey Mulligan), es una adolescente en conversión al mundo adulto, criada por unos padres que le imponen unas normas en su vida, en sus estudios, para que llegado el día pueda ir a estudiar a la Universidad de Oxford, y así hacer algo de provecho en una sociedad donde el hombre lleva la voz cantante y cuenta con las nóminas más jugosas.

Al principio se nos muestra un film muy fresco, con una cuidada banda sonora a tono con la delicadeza de Mulligan, hasta que un día aparece Brit (Peter Sarsgaard) un hombre que la supera en edad, pero ve en ella su chica perfecta. Aquí comenzarán un tira y afloja, un intento de seducir a una mujer que está en la etapa más importante de su vida en la que debe decidir qué camino escoger, qué tipo de vida quiere llevar.

Todo va muy bien encaminado hasta la última parte de la película, que se iba tornando previsible, donde todo parece transcurrir precipitadamente cuando da la impresión de que la única manera de arreglar los problemas creados para entonces es mirar a otro lado y limpiarse las manos de una manera superflua que pudo haber sido la causante de que las nominaciones, en nominaciones se quedasen.

Ha llegado lo nuevo de Tim Burton, ha llegado "Alicia en el País de las Maravillas". Normalmente, cuando una película levanta tanta expectación meses antes de su estreno, el espectador que acude a verla suele darle prematuramente una nota más alta de la que quizás le otorgase al salir de la sala, y esto es lo que probablemente le pueda suceder a todos ustedes en esta ocasión.

Echando una ojeada a los trabajos previos de este director nos hacemos una idea de que nos encontraremos un mundo imaginario lleno de elementos oscuros con sus enigmáticos protagonistas, y la verdad es que no se aleja mucho porque este es el conocido estilo de Tim Burton que podemos ver en otras conocidas obras como "Eduardo Manostijeras", "Sleepy Hollow", "El Planeta de los Simios" o "Sweeney Todd". Eso sí, es irremediable no contar con el toque que añade Disney a sus películas al igual que ciertos matices de la obra de Lewis Carroll.


Con una grandiosa puesta en escena, nos encontramos aceptable entretenimiento y un deleite visual que, pese a estar lejos de las expectativas 'carrolianas' al intentar reconvertir ese universo mágico, puede ser una película más que recomendable sobretodo en el formato 3D que últimamente estaba más que castigado con algunas adaptaciones, pero aquí ayuda a digerir mucho más la historia. Como cabe esperar, habrá conocidos personajes de la novela como el Sombrerero, encarnado por Johnny Depp, o la Reina de Corazones aquí reconvertida por Helena Bonham a la Reina Roja que cuenta con un familiar, la Reina Blanca, que bajo la piel de Anne Hathaway intenta recuperar unas tierras sumisas en la maldad de su hermana.

Todo esto comenzará con la llegada, por segunda vez, de una jóven de largos cabellos rubios: Alicia, de la que la australiana Mia Wasikowska se encarga de protagonizar a una tímida muchacha que no recuerda su anterior paso por aquellos parajes, ya pasados trece años, y volverá a vivir situaciones similares de la mano de los nuevos gemelos Tweedledum y Tweedledee, el carismático gato Cheshire o la ya avanzada en edad Oruga Azul.


Nos quedamos en definitiva con el toque de humor que ofrece esta película así como los dobles sentidos y juegos de palabras que nos recuerdan a las raíces de esta obra, haciendo de este un nuevo éxito de taquilla para el entorno "burtoniano".

El volver a reproducir una trama, con los mismos personajes, ambientación y similares características es algo muy habitual en los últimos años, quizás debido a la falta de ideas o simplemente por demostrar lo que hubiese sido cierta película con los efectos especiales y técnicas que cuentan hoy en día los productores cinematográficos. Esta vez es el turno de "Furia de Titanes", el remake de la producción del 1981 dirigida por Desmond Davis, donde ahora lleva la batuta el francés Louis Leterrier, director de otras películas como "El increíble Hulk", "Danny the Dog" o la secuela "Transporter".

Aunque a primera vista se nos presente un film con grandes efectos especiales y una cuidadosa puesta en escena, a lo largo de la trama nos damos cuenta que los personajes no terminan de conectar con el espectador, que mostrarnos tantas escenas de acción intrépida nos suprime el poder conocer el carácter de cada personaje, así como su historia o relación entre ellos, algo que la convierte en un intento de taquillazo a base de estilizadas escenas con unos paisajes que pueden recordar a los de la saga "El señor de los anillos".

El protagonista, Perseo, encarnado por el popular actor Sam Worthington, se mueve por unos impulsos de venganza que le hacen creer que un hombre es capaz de derrotar a un dios, el tenebroso Hades. Durante la historia todo gira en torno al poder de los dioses griegos con un estilo sobreactuado en ciertos momentos, que no llega a ser una historia tan profunda como la de la película original. Destacar también el papel de Liam Neeson en la piel de Zeus, o Gemma Artenton que encarna a Io, una mujer que ayudará en lo posible a Perseo para cumplir su misión, personaje que puede llegar a hacerse pesado en ciertos momentos.

Gran culpa de este tipo de errores la tiene el haber reescrito varias veces el guión original de Beverly Cross, que nos resta esa afinidad con los personajes y da como resultado una película entretenida con seres mitológicos desde Zeus, dios del Olimpo, hasta el Kraken, criatura marina (de origen escandinavo y no griego) que amenaza la estabilidad de Argos.

El director británico Ridley Scott vuelve a la carga dos años después del film "Red de mentiras", esta vez para adaptar a la pantalla la historia previa a la leyenda que conocemos como Robin Hood, príncipe de los ladrones y defensor de la clase baja de Inglaterra durante el reinado de Juan I, que tras suceder al rey Ricardo emplea mano dura con un pueblo paupérrimo que sufre los costes de la Cruzada.

Hasta ahora múltiples directores nos habían traído las aventuras de este héroe en las cercanías de Nottingham, unos con más fortuna que otros, incluyendo desde una versión animada hasta otra de carácter más cómico. Pero ahora Ridley es el que se encarga de dar un puñetazo sobre la mesa, apartar de un manotazo este repetido tópico, y mostrarnos con su estilismo la metamorfosis que convirtió al hombre en leyenda.

Con su particular estilo "scottniano" nos encontramos con una cuidada sincronía musical así como la excelente puesta en escena fotográfica y lumínica que nos permite saborear a fondo los ambientes creados por el director, que ha contando con la ayuda de un gran reparto encabezado por Russell Crowe, ganador de un Óscar al mejor actor en Gladiator, película a las riendas de Scott también, y Cate Blanchett en el apartado femenino que se encargará de acentuar la parte más sentimental del film.

Llegamos a la conclusión de que nos encontramos ante una obra más que recomendable, es de aplaudir que haya logrado dar una intensidad casi única a batallas llenas de feroces rúgidos, a seguir con la vista la flecha del tirador mientras el tiempo se ralentiza, palpar la fuerza que desprenden los coreografiados golpes de espada... En definitiva el dúo actor-director que ya nos impresionó con la descarga de emoción en la anteriormente mencionada Gladiator, nos ofrece la que hasta ahora podría ser una de las mejores adaptaciones de este héroe medieval.