Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Críticas de Miguel G
<< 1 2 3 4 5 >>
Críticas 22
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
16 de octubre de 2009
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mediante un argumento poderosamente simple y con tan solo 90 minutos de duración, el guionista Jonathan Harvey consigue mostrarnos la vida y el amor en toda su esencia sin tropezar jamás con sentimentalismos baratos ni mentiras narrativas. Nos lleva de la mano a través de la vida y cambios de dos adolescentes que empiezan a ver y a descubrir ese amor que para ellos era, hasta entonces, solo algo tan hablado como abstracto. Y por supuesto, de unas emociones de las que están absolutamente desinformados. Lo lógico habría sido ahondar más en el pánico ante la perversión desconocida, en el miedo a ser incomprendido o, peor aún, agredido. Sin embargo, a Beautiful Thing no le interesa revolcarnos en horrores emocionales ni pretende que nos arranquemos las venas a mordiscos. Por supuesto, no es una película rosa pastel, hay mucho dolor, pero tan real y conocido por todos que tanto directora, guionista y actores han preferido lanzarse al juego del descubrimiento amoroso, a las miradas encontradas y a las primeras mariposillas que nacen como fruto de ese primer amor que casi todos conocemos y que muy pocas veces hemos podido encontrar tanto en cine como en literatura en una forma tan pura, dulce y real como en esta película.

Mucha gente comete el gran error de calificarla como cine de “temática gay”. Beautiful Thing trasciende a cotas mayores, los protagonistas son homosexuales, si, y para algunos de los personajes es difícil de aceptar, pero lo que se nos muestra no es cómo dos muchachos homosexuales viven su homosexual homosexualidad en un ambiente anti-homosexual, si no como dos personas descubren y sienten algo tan universal como el amor, en una edad tan cargada de problemas y efervescencia como es la adolescencia. Uno no puede sino contemplar esta sencilla y bonita historia con suma ternura y fascinación, tanta como viven Steh y Jamie su propio romance de verano que les despierta a la vida.

Mención aparte merecen los personajes, personificados e interpretados magistralmente por un reparto de actores muy, muy carismáticos, y la alucinante visión artística de quien fuere el responsable de elegir las canciones que forman la banda sonora de Beatiful Thing. Íntegramente de Mama Cass y The Mamas and the Papas, la música acaba resultando otro personaje más, creando con su presencia gran parte (sino toda) de ese extraño ambiente mágico de cuento pop que tiene la película. Temas como It’s Getting Better, Dream a Little dream of me o la poderosísima Make your own kind of music que, como la película, nos lanza el esperanzador (y verdadero) ideal de libertad, de haz tu propia clase de música, canta tu canción especial, lábrate tu destino y ama, ¡ama! y siente como la vida despierta en ti.
Miguel G
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
16 de octubre de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante 2 horas de metraje, seremos partícipes de la mayor de las impotencias, sufriendo junto a los protagonistas de una situación verdaderamente espeluznante. Es curioso, porque Gavras consigue que cuanta más esperanza exista, nuestra ira sea cada vez mayor. Missing pone a prueba nuestra paciencia e integridad, estrellándonos contra el muro de la burocracia que esclaviza a todo aquel que intente sortearlo. Degeneradas, viciosas y ruines son las estratagemas de despacho que la administración norteamericana usa fríamente para quitarse de encima la puñetera e insistente búsqueda de Beth y Ed Horman. Un juego perverso que estremece por ser real, la tortura del papeleo elevado a extremos que ya no solo juguetea con la entereza de las personas, sino también con sus sentimientos. Algo peligroso, y criminal. De esta manera Gavras trata el tema político, justificadamente, como un estercolero y la mayor red de cloacas inmundas del planeta.

Claro que Missing no es monotemática. Su principal razón, naturalmente, es la crítica a la deshumanización de la política y el esclavismo burocrático. Pero ese tema, a diferencia de la mayoría de films de concienciación social, no es mera rebeldía pseudo-antisistema; se nos presenta de una forma muy humana e inteligente, a través del amor de un padre y de una pareja, de dos familiares desconocidos que se detestan y que han de aprender a quererse para mantener intacta la integridad y fuerza necesarias para luchar contra el juego de la administración. También mediante los conflictos generacionales eternos entre jóvenes y mayores, a través del miedo, la locura y la mutilación de una generación idealista cuya pretensión de necesario cambio fue cercenada salvajemente de un solo golpe. Sí, se juzga el bastonazo pinochetista, critica ferozmente la política norteamericana, pero se nos pone en manifiesto algo mucho más global y preocupante, la manipulación que ejercen los poderosos no solo sobre nuestra calidad de vida, sino sobre nuestros anhelos y sentimientos más íntimos.

Las interpretaciones de Jack Lemmon y Sissy Spacek merecen una alusión especial. Lo que estos dos actores hacen en la película pone la piel de gallina. A Lemmon nunca lo vimos tan serio. Convertido en el paradigma de padre, en cada plano, de sus ojos se derrama la tristeza más profunda de su alma. Y Spaceck, que con sus andares débiles y su frágil actitud nos construye a lo largo de la película un personaje ejemplarmente sensitivo, el amor y la ternura personificados.

Es algo que podemos ver claramente con la impotente existencia de este trío protagonista y sus conclusiones: quitadnos el dinero, aniquilad nuestra libertad física, pero nuestra libertad interior… no os atreváis, eso no se toca. Porque tarde o temprano, todo hijo sano se rebela.
Miguel G
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
La tumba de las luciérnagas
Japón1988
8,0
41.431
Animación
8
16 de octubre de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde siempre, la visión de la guerra a través de los ojos de un niño ha provocado la conmoción en los espectadores de todo el mundo, seguramente por el violento contraste entre la inocente infancia y la crudeza de las batallas adultas. Esta técnica narrativa, como ya ocurrió en películas como “Juegos Prohibidos” y “El Imperio del Sol”, nos permite mostrar con más fuerza el sinsentido de las guerras reflejado en la mirada de sus jóvenes protagonistas, que nada tienen que ver en los conflictos, pero que suelen ser casi siempre las víctimas más desamparadas y cruelmente olvidadas. Pero a diferencia de otras películas del mismo tipo, “La tumba de las luciérnagas” nos da, a su vez, una visión muy real y deprimente del egoísmo y bravuconería que pueden llegar a imperar en una sociedad ahogada en el peligro y la escasez. La vida, pues, de dos menores de edad completamente solos y sin ningún tipo de recurso resulta bastante improbable. Por no decir imposible.

La violenta historia de Seito y Setsuko se nos presenta mediante una belleza insólita, introduciéndonos tanto a protagonistas como espectadores en un universo tan cruel como mágico. Porque hablamos de la infancia, donde a pesar de los horrores, siempre hay espacio para los sueños, los juegos y la diversión. Los dos hermanos, que se aman con locura, crean su propio feudo en unas cuevas apartadas de toda vida social, erigiendo una infraestructura emocional entre los dos de tal magnitud que los hace inmunes a las más horrendas barbaries de la guerra. Pero Seito es el hermano mayor, y por tanto, el responsable de encontrar alimentos, hasta de robarlos si es necesario, además de medicinas indispensables para luchar contra las enfermedades y la desnutrición. Mientras su hermano sale en busca de comida, Setsuko se encarga de mantener las cuevas habitables, limpias y ordenadas, mostrándonos un retrato precioso de unos chiquillos obligados a vivir (y muy alegremente) como un matrimonio adulto convencido de que su felicidad y el amor que los une serán eternos.

Hay algo en “La tumba de las luciérnagas” que nos estremece el espíritu. La inteligencia con la que se nos introduce en este metafórico mundo de horror y fantasía termina por embriagarnos; nos transforma en amigos invisibles e impasibles de estos dos jóvenes mártires de la guerra de los que acabamos enamorándonos intensamente. Como bien demuestra esa cajita de latón con caramelos en su interior que acompaña siempre a la niñita, la dulzura y la sencillez son los únicos bienes de los protagonistas, esa dulzura y colorido que los ha unido para siempre y que los clava en el corazón de todo aquel que se atreva a ver esta sobrecogedora y hermosa obra de arte.
Miguel G
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
16 de octubre de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La peligrosa profundidad e ironía de diálogos y personajes de “La noche de la Iguana” nos sumergen en un exótico cuento sobre los diablos interiores que nos persiguen toda la vida y que, en ciertos momentos, pueden llegar a sumirnos en la más terrible de las pesadillas, haciéndonos enloquecer.

En “La noche de la Iguana” se nos presenta a dos personas deshechas, pero también a un auténtico ángel, una luz que guía a los desesperados proporcionándoles comprensión, visión y paz: Hannah, que llega al hotel acompañada de su moribundo abuelo poeta. Se ganan la vida de hotel en hotel, ella pinta retratos a los turistas y él recita sus poemas; han dado la vuelta al mundo varias veces, y así se pagan el transporte y el alojamiento. Hannah, mediante sus viajes y su visionaria mentalidad, ha ido adquiriendo una sabiduría demoledora. Tras su frágil aspecto, tranquilidad y su voz de seda se esconde una poderosa personalidad que todo lo ha visto, que todo lo entiende. Con su llegada al hotel llega también la esperanza, alguien que haga de árbitro y férreo consejero de un juego final en el que hay que ganar a toda costa; una voz amiga y sincera que, llegado el final de la película, se transforma en uno de los personajes más fascinantes e intensos que ha dado el cine.

La película no habría sido posible sin el inconmensurable talento de su reparto. Richard Burton sencillamente está genial, genial y delirante, tan desbocado e inquietante como su personaje. Junto a este monstruo intranquilo de la interpretación está Ava Gardner, que demostró con su Maxine que no solo era dos pechos voluptuosos y una presencia que incita al sexo, sino también una gran actriz, capaz de hacernos ver en su personaje risa y felicidad a la vez que tristeza y desesperación. Y finalmente, Deborah Kerr, que bien queda plasmado en pantalla como tuvo que gozar y sufrir con un caramelo tan delicioso en la boca como lo es su personaje, una actriz cuya elegancia y sobriedad le dieron a Hannah, su personaje, lo que realmente necesitaba, dos ojos y una voz en los que pudiéramos ver el tiempo y la vida en su máxima expresión, transformando a Hannah en uno de los personajes más fascinantes e intensos que ha dado el cine.

A John Huston le fascinaban los diablos internos y las almas atormentadas, y eso no solo puede percibirse viendo toda su compleja filmografía al completo, sino también en cada minuto de “La noche de la Iguana”, en la que con un pulso increíble maneja todos los elementos de la película como el mayor de los directores de orquestra dándonos su visión más íntima de la escandalosa obra de Tennessee Williams. Hay que reconocerle el haber sabido dominar a las tres bestias de carácter protagonistas que a punto estuvieron de aniquilar el rodaje por sus constantes peleas. Y no es de extrañar, porque con semejante guión en las manos es fácil perder el juicio.
Miguel G
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
16 de octubre de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo más destacable de JFK es la extrema seriedad con la que se aborda la explosiva trama sin recurrir jamás a la obsesión ni la paranoia, tal y como fue la misma investigación de Garrison que tardó más de 5 años en conseguir pruebas suficientes para reabrir el caso Kennedy y llevarlo a los tribunales, en los que el fiscal se atrevió incluso a denunciar a la CIA y a los presidentes Nixon y Johnson como responsables del asesinato y de acusar a la Comisión Warren (que investigó el crimen) de realizar un montaje basado en mentiras, intereses y fascismo puro y duro. En resumen, con palabras del mismo Garrison: “ha sido un golpe de estado”.

El arte del montaje, no solo radica en el complot en sí mismo, sino también en el soberbio trabajo que realizaron Pietro Scalia y Joe Hutshing, los artistas responsables de un montaje con sello propio, con carisma, y de gran parte de la arrolladora estética que tiene la película. Scalia y Hutshing dan a la trama una grandísima agilidad, haciéndola extremadamente entretenida, pero también podemos percibir algo más, algo que incluso el espectador poco habituado puede notar y averiguar, una tensión oculta que crispa el espíritu y excita, un corta y pega de planos y escenas que van aumentando la presión arterial y que lucha salvajemente contra el nervio del público; ya lo podemos percibir como un anticipo resumido en el magistral prologo inicial que abre JFK (que podéis ver más abajo), mezcolanza de imágenes de archivo e imágenes ficcionadas con un montaje realmente aplastante. Un crítico dijo: “nunca en los años noventa un Oscar fue tan merecido como el Oscar al mejor montaje de J.F.K.” Y buena razón tenía.

Invito a todo ser humano a enriquecerse con las dudas y el ejercicio reflexivo que provoca esta película, y con los atributos artísticos y técnicos que nos hacen entender qué es lo que hace que el cine sea cine. JFK quizá sea la película más oscura y polémica que hadado nunca el cine norteamericano, con un discurso que debería interesar a los ciudadanos de todos los países porque, en esencia, no habla solamente del asesinato del izquierdista Kennedy, sino que también nos muestra las grietas de un sistema político en el que cuando algo no interesa económicamente, se arregla mediante un ajuste moralmente algo cuestionable. Asesinar a un presidente elegido democráticamente no es un mero crimen humano, es la semilla que engendra una duda muy seria. Y admitámoslo, las siglas JFK siguen siendo un tabú hoy en día, unas letras que siguen perturbando y que demuestran que Kennedy no es todavía un ideal dormido. Pero tampoco quisiera ponerme paranoico…

Miguel Galván (http://cineemocion.blogspot.com/)
Miguel G
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow