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España España · Zaragoza
Críticas de Nanofilis
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
6
2 de mayo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se agradece tener en el panorama cinematográgico patrio una voz tan original e inconfundible como la de Carlos Vermut. Siguiendo con la estela iniciada por 'Magical Girl', 'Quién te cantará' nos arroja a esas atmósferas cargadas por el desasosiego, la confusión y por la constante sensación de inaprehensible y etérea desazón. Como digo, este tono se mantiene respecto a este film, consolidándose como un cineasta capaz de escarbar en los más recónditos ámbitos de la mente humana. Y es en su última película donde, en el rápido vistazo a los puntos más ciegos de nuestra identidad, nos es devuelta una mirada que nos aflige y desconcierta.

El argumento, de clara influencia bergmaniana (la vampirización psicológica que hallábamos en 'Persona' es más que evidente) destaca por una solidez y una trabazón digna de elogio. Pocos cabos están dejados al azar. Todos los elementos se encuentran en su lugar apropiado para conseguir que la maquinaria funcione. Si bien es cierto que las metáforas visuales, explicación simbólica de lo ya expresado, pueden resultar demasiado obvias, no por ello son menos originales o efectivas.

A destacar la dirección de actrices, la pulcra, desnuda y estilizada fotografía y la gran utilización de la música. No se comete un abuso con la presencia de una canciones -excepcionalmente escogidas- que son de gran ayuda para la correcta evolución de la trama.

Una vez mencionadas sus virtudes pasemos a ver sus defectos. En mi humilde opinión, la idea de la película es mejor que su ejecución. No puedo dejar de pensar que Vermut no ha podido plasmar todas las posibilidades que su "película mental" albergaba. Y es una pena, porque no puedo dejar de sentir que puliendo un poco las imperfecciones se hubiera logrado mejoría notoria. ¿Y cuáles son las lacras que ensombrecen el resutado final? Una excesiva duración, agravada por un inicio en exceso moroso (la película tarda en arrancar alrededor de 50 minutos) y por un ritmo que, en un intento de crear una atmósfera opresiva, termina por contagiar al espectador en un vaivén monótono y plomizo. Estas máculas se hubieran podido corregir con una labor de montaje menos condescendiente capaz de imprimir una mayor fuerza narrativa.

A pesar de ello, interesante. No diría que recomendable. El que la vea, que sea por su cuenta y riesgo.
Nanofilis
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8
31 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es casual la alusión a "Juego de tronos". Intrigas, pasiones, venganzas, duelos, ambiciones y muchos juegos de poder en un mundo donde lo que prima es la manipulación de los hilos que mueven a las marion...personas, perdón, personas. Ejem. ¿Les suena, verdad? "El arte de la guerra", Maquiavelo, Clausewitz y demás mafio...políticos venidos a filósofos, ¿o al revés? Solo que en este caso el escenario fantástico se transmuta en la Francia prerrevolucionaria y la erótica del poder se centra en...¡la erótica misma!

Bien, ya tenemos el mundo de George R. Martin pero, ¿dónde están el hielo y el fuego? El hielo se halla en las formas dieiochescas tan propias de los salones ilustrados. Ou la la, si es Monsier de Valmont, qué enorme placer recibirle en nuestra humilde mora... ad nauseam. Las formas gélidas unida a una cortesía que aburriría al más pintado: la reputación, el tratamiento, la castidad, la vanidad y demás mandanga de la sociedad bienpensante, aparente y represiva de la época.

¿Dónde está la pasión, el amor, el desbordamiento, los arrebatos nocturnos y las declamaciones de balcón? Quietos, aún no hemos llegado el romanticismo. Qué os pensabais. Estamos en la edad de la razón, esa época tan apasionada en la que el ilustrado Kant murió sin la mácula que aporta el pecado venéreo. Sólo vemos hielo, un jodido iceberg afilado y cortante. Pero es propio de los icebergs ocultar la mayor parte de su ser, y es que debajo de ellos se encuentra un volcán a punto de estallar. La erupción es, en este caso, de deseo, dominio y sexo, mucho sexo. Valmont es la antítesis de Cyrano de Bergerac, allí donde Depardieu no se comía un colín, aquí Malkovich se cepilla a todo lo que se encuentra a su paso. Nunca un actor se lo pasó tan bien durante un rodaje ¡Menudo festín dionisiaco! Eso sí, guardando las formas. Hemos visto el hielo y el fuego, veamos sus virtudes y sus defectos.

Lo mejor:

-La impecable factura de la película. Todo luce como si estuviera recién estrenado: decorados, vestidos, iluminación, encuadres...nada que reprochar. Mención especial para el juego de espejos y de máscaras tan importantes para la lectura metafórica de la película.

-La dirección de Stephen Frears. Propia de un autor experimentado y curtido. Alterna planos generales con primerísimos primeros planos en un montaje velocísimo que propicia un vertiginoso ritmo narrativo a pesar de la abundancia de diálogos de la película. Su mayor virtud es que logra una excelencia artística sin imponerse a la propia película con un marcado sello autoral. La película transcurre en una atmósfera de sorprendente naturalidad. Frears es bueno porque es invisible, y sin embargo, nos deslumbra con una modernidad y una lucidez nunca vista en los dramas de época. Y no se impone debido a que esta no es una película de autor, es una película de actores.

-La elección del reparto. Por su parte, las actuaciones son prodigiosas. Malkovich se come la película. De las mejores actuaciones de los últimos 30 años. Se le podrá acusar de sobeactuación, pero a mi modo de ver, su papel exige cierto histrionismo dentro del comedimiento de los ademanes de la época. Como digo, más allá del elogio una actuación que ni siquiera estuvo nominado para los Oscars. Olvido imperdonable. Glenn Close está soberbia. No me extraña que esta mujer interpretara a Cruella de Vil. Qué malignidad, qué temple, qué mente. Domina la partida desde la distancia como un ajedrecista omnisciente. Michelle Pfeiffer. Qué decir de ella. Realiza aquí una de las mejores actuaciones de su carrera si no la mejor. Kawabata le tenía que haber dedicado su libro "Lo bello y lo triste". Físico imponentemente bello (he aquí el otro animal más bello del celuloide) y actuación conmovedoramente triste. En "Scarface" pudo estás más exuberante y en "Los fabulosos Baker Boys" más sensual, pero más bella que aqui no la he visto nunca.

Lo peor:

-Uma Thurman y Keanu Reeves. Sus actuaciones palidecen por inevitable (y odiosa) comparación. Se demuestra el triunfo de la veteranía frente a la bisoñez de unos recien llegados al mundo del cine.

-¿La historia? El guión, aunque soberbio, se halla siempre encorsetado por el espejo que representa la novela de Laclos. Esto origina que el argumento se desarrolle siempre en un territorio donde la superficialidad de los estamentos sociales dieciochescos se entremezcle con la de la propia temática, impidiendo una gran implicación emocional en los momentos más trágicos de la cinta. El guión es incisivo dentro de una historia que se mueve siempre en la levedad. Todo es una pantomima, para bien y para mal.

-Escaso número de escenarios. Parece ser que el dinero no sobraba, o que se lo gastaron todo en los vestidos.
Nanofilis
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6
20 de diciembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se palpa el talento en cada secuencia. La fotografía es pulcra, precisa y sumamente plástica. El encuadre está elegido con el máximo cuidado y con vocación rupturista. La cámara vuela, se detiene, avanza, enfoca, amplia y nos conduce al lugar más ineresante de la acción, incluso "mostrándola" en fuera de campo. El montaje -junto a la labor de elipsis- es sublime, en especial en la primera media hora (ya sabemos todo del protagonista con unas pinceladas: trabajo, enfermedad, problemas económicos, etc).

Está claro, técnica y visualmente es impecable. Y a pesar de esa estética tan "efecto dosmil" (no es casual que Kill Bill se rodara un año más tarde) la película aguanta el tipo casi veinte años más tarde. Da la sensación de que todo funciona como un reloj: cámara, actuaciones, montaje, sonido.

Ahora llegan los "peros". No creo que sea nada concreto, más bien tiendo a creer que a Sympathy for Mr. Vengeance no se le puede reprochar una falta de aroma, es más, en ese aspecto va sobrada. Pero sí que le falta cierto peso, cierta densidad, espesura, trascendencia. Presencia. La película no termina por elevarse en esa lectura moral que se impone al final y por ende, retiene nuestra retina pero no permanece en la memoria. Todo queda en un gran y violento espectáculo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nanofilis
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5
27 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Park Chan-wook o los infortinuos de las trampas. Eso es lo que es la película: un producto lleno de artificio, ilusiones...y engaños. Hacía tiempo que no me sentía tan maltratado como aficionado al celuloide como ante esta bella doncella coreana. Por lo menos cuando Nolan te engaña lo indica en el título de la película ("El truco final. El prestigio".)

Y eso que la película empieza bien: personajes misteriosos e intrigantes, época enigmática con halo de atemporalidad y una cuidada ambientación sustentada en unos técnicas visuales de primer nivel. Todos estos recursos dotan a la -en principio- atractiva película, de una gran fascinación. Atracción que se verá remarcada por medio de unos recursos narrativos, que no por muy manidos restan algo del efectismo deseado: los juego de espejos (identidades, perspectivas) se combinan con la re-actualización de las diferentes líneas argumentales durante el transcurso del film. De esta manera, el espectador queda embelesado y seducido por la mezcla de pares opuestos (sensualidad brutal, inocente perversidad, realidad ilusoria) que logran seducirle y 'engancharle'.

Y así, cuando uno ya está totalmente inmerso es cuando empiezan los problemas. La estructura narrativa se tambalea en la segunda parte de la película y se percibe que la maquinaria revienta por sobreexcitación de espejismos y por omisión de verdades. A eso se juega. Te doy mucha paja y cuando te tengo que enseñar el grano me lo guardo bajo la manga y lo saco cuando es más aprovechable para el guión*. Un guión que avanza en ocasiones con enorme rapidez y pericia mientras que en otras partes parece decaer en una fatigosa cadencia (necesidad de repetirlo todo una segunda y tercera vez**, resoluciones no muy elaboradas*** e inclusión de escenas superfluas**** ). Eso por no halar de una agotadora voz en off que que lastra aún más la narratividad.

¿Y cómo es que pese a todo ello acudo a FA y apruebo "La doncella"? Bueno, algunas de sus virtudes ya han sido descritas con anterioridad (interpretación, ambientación y realización). Pero la mayor bondad reside en que, aunque servidor es consciente de que le han zarandeado y trampeado como han querido, ha disfrutado de un espectáculo pirotécnico de secretos, venganzas, erotismo, trastornos, violencia y sexo. Unas señas de identidad -vistas ya en "Oldboy"- que reaparecen, aunque con menor fortuna, en un entretenido producto (y más teniendo en cuenta su larga duración). Park Chan-wook tendrá que esforzarse más si quiere dar el paso de creador de películas de culto a autor cinematográfico. No es suficiente homogeneizar estéticamente una filmografía que se queda en la superficie; hay que dotarla de 'alma', profundidad, y sobre todo, calado.

Es un entretenimiento tramposo o una trampa entretenida. Depende de donde se ponga el foco gustará más o menos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nanofilis
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4
19 de marzo de 2017
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que no me transmite ninguna emoción, en la que a lo largo de su metraje (hora y media -y se me hace larga-) pego unos buenos bostezos y que sé que su recuerdo se borrará con facilidad de las obras que pasan así por mi vida, sin pena ni gloria. He de reconocer que la a animación no es mi género favorito. Pero es que esta película en concreto...

Es altamente mejorable (tiene lagunas, puntos muertos y sinsentidos/absurdos/deus ex maquinas a tutti). Pero claro ¡es animación! ¡es un cuento! ¡es una película dirigida al público infantil! No sé yo... Lo que sí sé es que cuando veo las películas de Pixar no siento que tenga que estar haciendo una constantemente concesiones en favor de la película a través de la suspensión de la facultad del juicio.

Lo mejor: el dibujo, a destacar el diseño de personajes y las representaciones de los lugares fantásticos .La ambientación irlandesa y su trasfondo de la mitología celta.

Lo peor: la historia es mejorable. No se profundiza en la psicología de los personajes. Carece de momentos épicos o memorables. Y sobre todo ¡no transmite pasión ni emoción!

Pues eso. Ni frío ni caliente, ni fú ni fá. Sin pena ni gloria.
Nanofilis
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