Siendo admirador de Ryan Murphy, tengo que reconocer que cuando tuve conocimiento de esta serie no me llamó la atención, y eso que he visto todas sus series o tengo la intención de hacerlo (excepto Glee, que tampoco me llama). "Con la de series americanas que hay de este estilo, que todas parecen la misma, ¿qué haces, Ryan, metiéndote en este fregado teniendo ya otros productos que sí marcan la diferencia?", pensé.

Y hace unos días la estrenaron en un canal en abierto. En Cuatro, concretamente. Y, por motivos que no vienen al caso, me encontraba sólo en mi casa de verano sin intención de salir, por lo que busqué alguna oferta televisiva que me interesase. Y en esas me tropecé con "9-1-1", que justo empezaba. Confieso que le di una oportunidad porque Murphy estaba detrás de este proyecto.

Vistos cuatro episodios puedo decir y digo que es una maravilla. Tramas sencillas, rápidas e interesantes, algunos casos extremos que con otro guión o contados de otra forma serían inverosímiles pero que en "9-1-1" consiguen encogerte el corazón (a destacar el 1x04), toques de comedia que se agradecen, bomberos, policías y teleoperadores que cooperan entre sí, e incluso, se relacionan más allá del trabajo, un buen reparto... ¿Qué más se puede pedir?

A Angela Bassett ya la conocía, y por ende ya sabía de su talento, pero al resto no, y todos están correctos, siendo Oliver Stark una grata sorpresa. Y destaco también a Connie Britton, que no me gustó en "American Horror Story" pero aquí está magnífica. Más madura (artísticamente hablando), más sensible y más creíble.

Se nota que Ryan Murphy está detrás de todo esto, sin desmerecer al resto de la dirección ni del equipo. Su mayor acierto es que consigue diferenciarse del resto. Hablando claro, no es un CSI/NCIS/Bones/Mentes criminales/Castle más...

PD: No iba a escribir mi crítica hasta no haberla terminado, pero han sido las bajas -e injustas- notas y críticas que se le han hecho por aquí lo que me ha provocado aportar mi humilde opinión.

Que las mujeres y los hombres no somos iguales es un hecho incontestable, a pesar de las excepciones, que las hay, y de los grados, que también los hay. La simpleza de los hombres choca de lleno con la profundidad de las mujeres, y en "Por qué matan las mujeres" queda constatado.

Lucy Liu, frívola y estrambótica como ella sola, es la reina de la serie junto a Jack Davenport, que le sigue muy bien el ritmo. Su historia es la más divertida y crece muchísimo en sus últimos episodios, convirtiéndose en algo realmente emocionante. Ginnifer Goodwin y Sam Jaeger, por su parte, gozan de la trama más potente y ella sorprende con un abanico de interpretación muy amplio. Por último, Kirby Howell-Baptiste, Alexandra Daddario y Reid Scott, a destacar este último, protagonizan la historia menos interesante, aunque el gran éxito de esta serie es que ninguna de ellas aburra. También destaco a Alicia Coppola en un papel secundario espléndido y, por supuesto, la colorida ambientación, el magnífico vestuario y el atractivo montaje.

Lo que empieza como un puro divertimento, simple y trivial, sufre una transición muy coherente que termina por convertir a "Por qué matan las mujeres" en una pequeña joya de la comedia. Lo intrascendente se vuelve trascendente y lo frívolo, profundo, sin dejar nunca de ser un entretenimiento divertidísimo. Si buscas una serie con la que no pensar demasiado pero que no es cualquier tontería, y que posiblemente termine llegándote mucho más de lo que imaginabas, "Por qué matan las mujeres" es tu opción.

Estoy escribiendo estas líneas tras visionar el tercer episodio de la cuarta y última temporada. Lo hago tras meses y meses, incluso años, queriéndolo hacer. Siempre lo posponía por aquello de ser una obra monumental de final aún no establecido.

Tiene otros episodios magnánimos, mejores en términos ortodoxos, especialmente los de las segundas mitades de la primera y segunda temporada, auténticos campos de batalla verbales, ahítos de ironía y dolor, pero lo que eleva (a alturas celestiales) a este episodio no es el qué, es el cómo. Y eso debo detallarlo en spoiler*(1).

La serie es difícil de comentar porque posee tantísimos elementos que se necesitarían decenas de párrafos para hacerle justicia, por lo que intentaré ser breve y ceñirme a lo fundamental: unos hijos ansían el poder de su padre sólo por detrás de otra cosa: su amor. Puro Shakespeare. Pura vida, en definitiva.

A través de un guion velocísimo y mordaz, su creador radiografía lo peor de cada casa en sus personajes, tan patéticos que parecen reales. Ellos son el motor de Succession, muy por encima de las tramas empresariales que poco nos importan. No obstante, es plausible cómo logran imbuirnos en términos tan lejanos para el grueso de la población como opa hostil.

Respecto a los intérpretes, se nota que buscaban que estos no devorasen a los personajes, por lo que optaron por actores poco conocidos. Succession los ha convertido en estrellas con toda razón. Logan y Kendall forman el dueto protagónico, el más interesante. Son Mufasa y Simba. A propósito, Succession bebe de El rey león, que a su vez bebía de "Hamlet". Otra vez, Shakespeare. Les siguen de cerca Tom y Greg, pareja hilarante dónde las haya, ellos son Timón y Pumba. Y, mi favorito, Rómulo, ese ser enjuto, rastrero y depravado, pero adorable. ¿Scar? No, las hienas.

De entre los secundarios, icónicas son las apariciones de la madre de los retoños, otra que tal baila, así como la presencia maléfica de la madrastra. Se suman la genuina Gerry, el atractivo Nate Sofrelli, la rata Hugo, el decente Ewan Roy (aleluya, uno decente) y, la mejor, Rhea Jarrell, personificada por la sutil e implacable Holly Hunter.

Quizás es demasiado pronto para afirmaciones como la que sigue, pero creo que Succession es El padrino de las series: por momentos inentendible, por otros lindante con el sopor, dado tanto subtexto, pero inequívocamente asombrosa, adictiva, superior, desasosegante y realista.

Cuatro son los pilares básicos en los que sustenta "Nomadland", que, ya lo dejo claro, es de lo mejor que se ha hecho en los últimos tiempos en el cine estadounidense, y lo es más por lo que transmite que por lo que realmente es, pero vayamos a esos cimientos...

El primero de ellos está claro: Frances McDormand. La actriz hace un trabajo valiente, poderoso y dificilísimo, ya que pocas cosas hay más complicadas que interpretar sin hacerlo. Su personaje no hace cosas, las siente, y ella sólo se vale de su cara, su mirada y sus gestos para retratar todo lo que le ocurre, y con tan poco con lo que jugar, la tía se come la cámara. Ojalá le cayese otro Oscar.

El segundo y el tercer pilar son la banda sonora, tan suave y delicada que parece imperceptible, y la fotografía, cuya belleza es tan abrumadora que sólo por ella ya vale la pena tragarte las casi dos horas de metraje. En último lugar, "Nomadland" triunfa reduciéndolo todo a lo más básico, a lo esencial de la vida, que no es más que leer un libro, disfrutar de un amanecer, conocer a gente o ver a los golondrinas revolotear. Alguien dijo que la felicidad es la ausencia de problemas, y en eso estamos con Fern.

Todo ello subsana con creces la carencia de un argumento espectacular, un reparto profesional o un guión vertiginoso, ¿Pero quién quiere eso teniendo el mar de sensaciones que es "Nomadland"?

Lo mejor de "Aquellos que desean mi muerte" es que consiguió hacerme sufrir por los protagonistas y desear que ganasen los buenos, ya que esta película es la eterna lucha de los buenos contra los malos, sin más profundidad que los buenos lo son porque sí y los malos tres cuartos de lo mismo.

La película no es más que puro entretenimiento y que nadie espere un guión decente ni unos personajes desarrollados, ni siquiera un interés excesivo, porque a excepción de sus últimos minutos, poco hay además de escenas de relleno. El resultado es un "collage" irregular tirando a malo.

Lo de Angelina Jolie sigo sin entenderlo. Tiene el talento, la belleza (vivimos en el mundo en el que vivimos) y el dinero suficiente como para coger las riendas de su carrera y pegar varios pelotazos, pero continúa establecida en la comodidad de grandes superproducciones que no le aportan nada más que fama y dinero. De espía a bombera y tiro porque me toca. La suya es una de las trayectorias más desperdiciadas de Hollywood.

"Aquellos que desean mi muerte" no aporta nada pero se deja ver.