Una azafata en un vuelo desde Buenos Aires a Madrid, conoce a un pasajero chileno, comienzan a conversar, sienten atracción el uno por el otro y confirman con un beso el comienzo de algo bonito. Cuando llegan a tierra, a pesar de prometer encontrarse en Barajas, un hecho inesperado hace que esa pareja no pueda cumplir lo pactado y ese encuentro jamás se cumple.
El argumento ya era flojillo y nada creíble durante la primera parte, pero después la directora desarrolla en una forma tan insulsa, tan pobre, tan errática toda la trama, que no te puedes crear nada, pero nada de lo que te están contando, por lo que el resto de la peli es igual de mala o peor.
Una guapísima China Suárez (lo que se ha perdido Bisbal!) que todo lo que tiene de belleza lo tiene de mal actríz, no llega a entusiasmar en su papel en ningún momento, parece una muñeca que habla, sin sentimientos, sin gestos, sin expresión, sin nada, solo su cuerpazo y cara bonita.
Un Benjamín Vicuña que me cuesta horrores creerme su actuación, encorsetado, con su cara de buenillo, su tono bajo que apenas se le escucha, jamás te entusiasma ni tampoco hace el esfuerzo en toda la película, de hacerme creer su papel.
No me quería olvidar del pobre papel de Hugo Silva, no es un buen actor, solo curra por lo guapo que es, no por otra cosa, pero tampoco aporta nada, lamentable lo suyo.
La que hace mujer de Vicuña, Guillermina Valdés, es más de lo mismo, fría, pésima actríz, inexpresiva, con más cirugías que gestos..un fraude..
Una perdida de tiempo, pensaba que era algo interesante a priori, pero el chasco es fuerte, sin argumento, con solo dos escenas de "sexo fuerte" y nada más.
Sólo recomendable para aquellos que quieren ver una cara perfecta, la de Eugenia Suárez...el resto, desechable totalmente.

En la época de los 80, plena crisis de las granjas de EE.UU, un padre de familia dueño de una de ellas, ante los problemas económicos y con el miedo de perderlo todo, decide secuestrar al supuesto futuro comprador de esas tierras desvalorizadas en ese momento, acosenjado por una misteriosa mujer.
La hija menor de la familia, una niña de 11 años, descubre sin querer ese secreto bien guardado por su padre, lo que desencadena en una serie de hechos inquietantes.
La peli se sostiene gracias a la labor sin fisuras, de la pequeña actríz Peyton Kennedy, que con su ternura, sus gestos y recursos a pesar de su corta edad, le da algo de credibilidad a un guión flojo, con lagunas y personajes medio forzados que entran a escena, mezclandolo con un aire de fantasía en pequeñas dosis, que no aportan nada a la trama central.
Te entretiene de a ratos, es una historia que puede resultar original, pero falla porque no consigue darle más emoción al argumento o un toque de más suspense con algo de credibilidad, y no dejar todo el peso de la peli, en la tarea entrañable de la pequeña Peyton.
Se deja ver, pero le falta bastante para ser un thriller que te atrape en serio.

Dos jóvenes se encuentran y enamoran en un club nocturno gay, donde tener sexo entre ellos a la vista de todos, forma parte de la normalidad del lugar. Tienen una relación sexual pasional, muy caliente y con mucha ternura a la vez, lo que provoca que después de finalizar la faena, quieran salir juntos del lugar y seguir conociéndose.
Ese paseo de madrugada por las calles de la bella París, charlando cada uno de su vida, tiene un quiebre emocional fuerte, cuando uno de ellos le dice al otro, que se había olvidado de ponerse un condón, lo que hace entrar en pánico al otro sabiendo que él es portador del virus del sida.
A partir de aquí la peli entra en un deambular sobre miedos, incertidumbres, preocupaciones y un sin fín de pensamientos que tienen los protagonistas a raíz del hecho de tener sexo sin protección y con el tema "sida" sobrevolando siempre.
Con un principio excedido para mi gusto de escenas de sexo explícito, que solo provoca el regodeo de los amantes del cine porno gay, aunque muy bien filmadas, le quita espacio al desarrollo de la trama y hace una primera parte monótona sin sentido.
Los actuaciones son buenas, los dos actores principales cumplen bien con su papel y transmiten con credibilidad los vaivenes de esta pareja gay que se conoce en esa noche de sexo y amor parisino.
Entretiene, se deja ver, le falta más desarrollo y capacidad para atrapar más al espectador, solo muestra sexo explícito y poco más.

Un hombre de unos 40 y tantos que vive con su madre, sin novia, tímido, solitario, con un solo amigo, adicto a las batallas de la segunda guerra mundial, con sobrepeso, trabaja en el aeropuerto de llevar y colocar las maletas en los aviones. Su vida es rutinaria, aburrida y sin emociones. Sus compañeros de trabajo se burlan de él, pero se lo toma como un gaje del oficio, no se mosquea, el sigue su vida sin más, porque no espera otra cosa.
Un día este bonachón recibe del novio de su madre un regalo, una inscripción para un curso de baile country, así conoce gente y cambia de aires. Allí conoce a una chica muy particular, que hará que su monótona vida cambie y pueda experimentar cosas que no había vivido hasta ahora.
La gran actuación de Gunnar Jónsson le da ese toque de ternura y dulzura a su personaje, que le hace verdaderamente entrañable.
Es cierto que tiene un ritmo lento, pero no necesita ser vertiginosa para contarnos la vida de este buen hombre, que tiene la simple particularidad de que no tiene una pizca de maldad, algo raro en los días que nos toca vivir.
Una pequeña joyita del cine islandés, que espero que siga por este buen camino.

La vida de un joven escritor sin suerte, se cruza por casualidad con una bella mujer francesa, más grande que él, en la calles de Nueva York. Ella, mujer de un diplomático francés con dos hijos, le propone una especie de juego de amantes que le cambiará por completo su rutinaria y aburrida vida.
Anton Yelchin, ya tristemente fallecido, cumple bien su papel de joven tímido, sin mucha experiencia con mujeres, algo inocente y romántico.
Su acompañante, la guapísima actríz francesa Bérénice Marlohe, cumple correctamente pero notándose su falta de bagaje actoral, que lo suple con su belleza y simpatía.
Es una comedia romántica americana, con algún tópico que repite de otras, pero que la trama al ser en su esencia original, le da un toque más atractivo a la historia, con actuaciones correctas pero sin llegar a ser una peli completa del todo.
Es agradable de ver y recomendada para románticas/os empedernidas como yo.