Si el espectador con callo es capaz de pasar por encima del mensaje ultranacionalista que destila cada uno de los planos de esta hipérbole cinematográfica imagino que será capaz de disfrutar del despliegue de medios a todos los niveles que nos propone. No hay ni un solo plano que no esté retocado en postproducción. Y ese horor vacui visual, seña de identidad del cine comercial indio, es en esta ocasión su mayor atractivo. El guión maneja todos y cada uno de los clichés del cine de una manera tan falta de prejuicios que resulta simpático. Por otra parte el ritmo narrativo es para tomarse un par de bebidas isotónicas pues te deja con la lengua afuera. En definitiva, una peli muy disfrutona para ver sin complejos.

A Ghost Story es un film con ínfulas forrado por un envoltorio visual directamente sacado de Instagram. De hecho toda le película es una concatenación de imágenes viñeteadas y tratadas con un filtro que constantemente recuerda a la famosa app. Y es que la película no pasa de eso, de algo puramente estético visualmente pero vacío en su contenido. Y no es vació absoluto nitcheziano es existencialismo poco profundo. No se dejen engañar por la pretendida profundidad del relato de amor de estos dos personajes aburridos y anticarismáticos. Tampoco crea que es un alegato filosófico sobre la pérdida o de como articular ese trance. Si ha leído usted un poco de auténtica filosofía se dará cuenta, aunque demasiado tarde como para ya dejar de verla. Porque encima las secuencias están alargadas de manera muy forzada. No es lenta, es que es un corto que han tratado de convertir en un film de hora y media. Y si esto no fuera poco el simbolismo y la carga metafórica son de absoluta adolescencia formal. Vamos una tomadura de pelo. No es que no haya usted entendido el mensaje, es que el mensaje es viejo y está mal contado. Adoro el cine que te hace pensar pero esta película te hace plantearte porque la has visto o a quien has hecho caso para verla. Se salvan en mi opinión algún que otro momento gracias a la cuidada ejecución de los encuadres pero poco más. Quizás al ser una película pequeña, rodada con tan solo 100.000 dólares, la crítica hipster la ha puesto por las nubes pero merece más la pena volver a ver cualquier clásico de la nouvelle vague antes que gastar su tiempo vital con esta película. No quisiera olvidarme de los actores protagonistas que en absoluto están mal en su interpretación, quizás el problema estriba en como los han dirigido o los papeles tan planos que les han dado para trabajar. A Rooney Mara de hecho solo se la ven rasgos de sensibilidad en un par de secuencias. Una está contada y cortada en dos partes y en la otra no se le ve más que la gestualidad corporal por lo que le sacan poco partido. El bueno de Cassey, un tipo que ha hecho del laconismo y del habla cerrada bostoniana todo un arte, habla entre poco y nada. Además se pasa el resto de la película bajo una sábana, si es que es él mismo el que lo hace y no cualquier otro, y lo que podría haber sido una idea genial acaba siendo algo que aburre y trasmite poco. Y por último está la cuestión musical, que está al mismo nivel insustancial del resto. En eso el director ha hecho un trabajo magnífico pues todo tiene el mismo nivel pretencioso y superficial de una charla filosófica empleada durante una fiesta cuando uno lleva dos cervezas de más y se pone a sentar cátedra. Le doy un 5 por la cuestión visual pero si son ustedes algo descreídos o por el contrario han visto más de 100 películas canónicas en su vida, A ghost Story les hará perder el tiempo.

Para todos los que disfrutamos con "El crack" , el remake inconfeso que hizo Garci de "Los sobornados", este ejercicio retiro es un auténtico insulto, cargado de anacronismos y lo que es peor cierto revisionismo en muchos aspectos. Y el problema no es que la trama esté trillada si no que los personajes y los diálogos apestan. Resultan impostados,artificiales y nada fluidos en su forma de hablar salvo contadas excepciones. Y luego está el asiento visual que parece "Cuéntame" en blanco y negro.

Para empezar es innegable la calidad técnica de la película. Todos y cada uno de dichos aspectos están cuidados al detalle como es habitual en el cine de Nolan. Por lo demás nos volvemos a encontrar con los mismos artilugios narrativos habituales en la carrera del director británico y que en mí opinión son simples trucos para crear una falsa sensación de vigor narrativo con la que mantener al espectador sentado en una butaca más de dos horas: montaje vertiginoso, secuencias entremezcladas, lineas de guión muy bien interpretadas pero vacías. Todo ello bajo el amparo de una banda sonora en un constante estado de éxtasis climático que nunca estalla. Con lo que el producto final es un coito interruptus, un orgasmo que nunca llega cuando te lo están presentando cada 5 minutos.

Elio Petri plasma los males de un sistema automatizado manejado por psicópatas disfrazados de eficientes tecnócratas como el que interpreta magistralmente el gran Gian Maria Volonté. En una premisa que podría parecer surrealista, Volonté encarna a un jefe de homicidios que va a ser ascendido a jefe superior de policía. Su soberbia le lleva a cometer un crimen con la excusa de demostrar que es completamente imposible que sea culpado debido a la inviolavilidad del puesto que ostenta. Una narración excepcional, cargada de una crítica social hacia un sistema heredero del totalitarismo fascista, nos ira mostrando las motivaciones reales del personaje, que distan mucho de ser los ideales sociales tan elevados con los que se autoengaña.