Siempre recordaré esta película, debido a lo que disfruté viéndola en el cine.

Me fascina el personaje de José Ditirambo, periodista, impasible, más honrado que el mismísimo Marlowe. Gonzalo Suárez se encarga de la dirección, el guión y la interpretación, y da un golpe de efecto con una historia con un final que confunde durante diez segundos, pero que se recordará siempre como ejemplo de un cierre redondo.

Es, con diferencia, de lo mejor del cine español, un ejercicio sencillo y bien hecho, con ritmo de novela negra, que combina el suspense, el humor y los cuadros de ciudad a la perfección. He de confesar que la canción principal se me ha quedado en la cabeza, y la silbo tan a menudo como la de "El Padrino" o la de "El bueno, el feo y el malo".

Traten de hacerse con ella, y disfrútenla, porque es imprescindible.

Realmente impresionante. Para mí, lo mejor que se ha presentado en la SEMINCI 2008.

El nuevo comisario no parece encajar en un pueblo al más puro estilo "lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas", excepto que aquí cambian los agujeros en el desierto por una ciénaga. Para reivindicar la ley está él, un policía destinado allí forzosamente por haber hecho algo terrible en su anterior puesto.

La historia tiene todos los ingredientes para ser extraordinaria, como si se mezclara "Fargo" de los Coen, con Clint Eastwood y el sheriff Corey, de "1.280 almas". Una espectacular historia del Far West, pero en Dinamarca, con personajes típicos -el médico jugador, el cura, poco más o menos, la camarera el bar, el tipo duro y cruel, la chica necesitada...todo ello envuelto en la más oscuras de la nieblas, con un héroe de fondo más que dudoso, con un pasado erosionado y con un futuro incierto.

Brillante elección de vestuario y escenario: los asiduos del bar, con sombreros de cowboy, las casas, con papel pintado en las paredes...todo a caballo entre lo clásico del western y una moderna historia de corruptelas rurales.

La banda sonora es magnífica, música danesa con reminiscencias 'country', de gran fuerza y dinamismo. Ni que decir tiene -los daneses son así- que la fotografía está muy cuidada, y que realmente se goza de ella y de un guión sólido que pone cada cosa en su sitio.

¡Buenísima!

Tengo un amigo que siempre me recuerda lo placentero que resultan algunos directores. Unos pocos son capaces de ser ellos durante toda su obra, y en cada película cifran su voluntad, incluso aunque cambian más de guionistas que de cuchilla de afeitar, como es el caso. Sam Peckinpah es uno de estos privilegiados. En "Clave Omega" apunta su mirada hacia su fin como realizador, pero no destierra su forma de hacer cine.

Muchos son los puntos flojos de la película, pero tiene encanto. La televisión como elemento de control y confusión es el hilo conductor de una historia de espionaje, venganza y crítica social. Vuelve a aparecer la casa tomada por la violencia de "Perros de paja". La cinta comienza con buen ritmo, marcado por la tensión dramática de los personajes de Fassett y Tanner, con persecuciones en las que la cámara lenta muestra el polvo levantado por los vehículos, las magistrales caídas, el "savoir faire" del director califoniano. Está presente la misoginia característica de Peckinpah: en esta histoira las mujeres parecen estorbar, y nunca toman el protagonismo si no es para enredar aún más una trama de la que no están enteradas.

Pero la cosa empeora cuando se le pide al argumento un cambio tan brusco: no termina de encajar. Naturalmente, el final está deslucido por lo anterior. Contribuye a los enganchones del film una banda de sonido realmente deplorable, de esas ochenteras y cutres.

Mas merece la pena si lo que se pretende es reencontrarse con Peckinpah, con uno algo pobre, pero el bueno de Sam al fin y al cabo.

Vean a Sam Peckinpah dándole a la serie B, peleándose con todo el mundo en el rodaje de este filme. Como dice Garner Simmons, el director de "Grupo salvaje" quería hacer de los camioneros unos vaqueros modernos, mas sus intentos terminaron en fiasco.

Pero aunque muchos crean que carece de contenido fílmico a tener en cuenta, con "Convoy" se puede disfrutar. Tiene pequeños detalles que hablan del resto de la obra de Peckinpah. Todo empieza con un sheriff que abusa de su placa, toda una leyenda del oeste americano. Trifulca con los camioneros, y huida que hace cola. Veintenas de camiones devorando millas, huyendo de la bofia.

Resalta el duelo entre "Rubber Duck" y el sheriff, con escenas que recuerdan, tanto en forma como en fondo, a esa lucha de perseguidos y perseguidores de "Grupo salvaje".

La película se deja ver. Me cuesta creer, sin embargo, que fuese la cinta de Peckinpah con mayor éxito de taquilla, porque el argumento se agota por momentos, y de la gran película que el bueno de Sam quería hacer no queda demasiado.

Tuve la suerte de escuchar a Mika Kaurismäki presentar su película, justo antes de la proyección. Nos advirtió: "Lo que van a ver, necesita de su mente abierta, porque es pura libertad. Nosotros, no habíamos escrito un guión. Teníamos tres o cuatro ideas, y fuimos viendo como continuábamos. Bueno...y además de eso, la rodamos en cinco días."

Y a pesar de eso, y por muy finlandesa que sea, es una buena película. Las conversaciones, el discurrir de una Nochebuena que para los tres amigos iba a ser diametralmente distinta. La velada en el karaoke, en el que los tres se sinceran. La bella desconocida, el frasco de veneno, las baladas desafinadas...

Una película muy honesta.