Como ya hiciera anteriormente con mayor tino en "El día de la bestia" o "La comunidad", Álex de la Iglesia escarba sobre los más primarios y salvajes deseos de ambición y poder del ser humano en esta eficaz, pero un tanto simplona comedia negra, ambientada en unos grandes almacenes, que enfrenta en un permanente tira y afloja a Guillermo Toledo y Mónica Cervera, tanto a nivel argumental como actoral (ambos con brillantes interpretaciones), que resulta ser, sin discusión, lo mejor del film.

Deliciosa entrega de cine juvenil y de aventuras a cargo del ex-Monty Phyton Terry Gilliam, un par de años antes de su magistral "Brazil", un ingenioso e imaginativo viaje a través de diversos acontecimientos históricos que conserva parte del humor irónico y absurdo del grupo cómico británico. Una joya a rescatar.

"Monstruosa" transformación física de la bella Charlize Theron en una masculina prostituta asesina en serie, en una cinta que bebe con descaro de las fuentes del telefilm de sobremesa y el más sórdido drama realista, con resultado previsible y escasamente convincente.
Fallido resulta tanto el poco original desarrollo de la historia como la elección de las dos protagonistas, una sobreactuada Theron que recibió el Oscar gracias a un gran trabajo de maquillaje que la hace irreconocible y a poner muecas de angustia durante todo el metraje, y una insípida Christina Ricci en el papel de su ingenua amante.
Otra americanada más de esas "basadas en hechos reales" con pretensiones de imitar la crudeza de filmes como "Boys don't cry" (Oscar a Hilary Swank).

Fascinante desenlace de la trilogía sobre los valores humanos (la igualdad, libertad y fraternidad) relacionados con los colores de la bandera francesa, una película intensa, muy sobria y sencilla pero no por ello menos emocionante y humana, el reencuentro de dos seres humanos solitarios que encuentran, por el azar, algo semejante al amor.
Irène Jacob hace un trabajo de una gran delicadeza como la joven modelo que se queda interesada, y de ahí a fascinada, por el huraño juez jubilado al que da vida Jean-Louis Trintignant. Sin apenas sentimentalismo y con un dominio del lenguaje cinematográfico exquisito, Kieslowski se basa en los silencios, en los diálogos y en los encuentros y desencuentros para narrar una historia que parece evocar el cuento de "La bella y la bestia", transladado a la ciudad de Ginebra de finales de siglo.
Una gran película.

Electrizante, mordaz, rabiosa, de una personalidad única y apabullante, estrambóticamente melódica, deliciosamente violenta, inolvidable y genial.
No hay nada más que decir. Viva Kubrick.