... y el misterio de The Mistress se acaba más o menos promediando la cinta. Independientemente de su correcta y elegante ejecución (aunque con un desenlace atropellado innecesariamente, en donde hasta las cámaras se vuelven torpes para los travellings de acercamiento y alejamiento); la dirección no termina de lograr la incertidumbre precisa como para que la verdad no cante más pronto que tarde.

Resto a spoilers, porque es difícil hablar del argumento sin "deschavar" algo.

Hay mimo en The Puppetman, ese cariño detrás de las cámaras que logra resucitar a cualquier cadáver cinematográfico. Porque las bases de esta premisa son refrituras del refrito; que ya lo has visto antes, bah. Sin embargo la trama logra abrirse paso. Entre trompicones, pero lo logra.

Saber que sucede, que hay detrás del velo misterioso, moviliza al espectador para buscar respuestas y dejar que la cinta avance. La historia se enloda inicialmente en devaneos adolescentes (salvo la prota, muy livianitos todos, puesto que el tono denso de la trama no va acorde al pavoneo pueril). Pasada su primera mitad entramos en asunto, tono y narrativa se dan la mano...

El factor sobrenatural es una moneda de dos caras: o haces que la entidad actúe con total libertad y poder (aquí surge el terror, bien plasmado en asesinatos contundentes), o le inventas trabas, limitaciones que nunca se explican del todo bien. Parecen conveniencias de guión, gritan de manera muy molesta como conveniencias de guión.

Resto a spoilers.

En este tipo de pelis de bajo presupuesto, la dirección se las ingenia para que el producto resulte, mínimamente, divertido. Rodada casi siempre en entornos cerrados y contando con efectos similares a los que se veían en la Playstation 1, Tyler-James decide acaparar la narrativa juntando grupos de desconocidos que lidian con el monsternado (básicamente, estamos ante una obra complementaria de las "sharknados" ya conocidas).

Sin demasiado interés por desarrollar vínculos, perfectos extraños se tratan ante la amenaza sobrenatural como si se conocieran de toda la vida. Especial mención a las tres agentes del FBI, dándole a la propuesta un tono cachondo (la pelirroja escapa de un cocodrilo como quien quiere evitar un orgasmo).

Sin mucho que destacar, la peli al menos cuenta con introducción, nudo y desenlace que se respetan de manera organizada durante la narrativa. Una horita y monedas de relax.

¿No quieres ser tu propio jefe? Deberías escuchar las campanadas del éxito sonando en tus oídos. Vibraciones que se propagan por el aire, conéctate con esa energía y descubre El Secreto. Si aún no lo has conseguido, tan solo debes invertir un poco, no mucho, de tu dinero para que la rueda de la fortuna se vuelque a tu favor. ¿Que cómo hacerlo? Ven, tengo algo que contarte...

Negocios son negocios se embarca en el mundillo del dinero fácil, los ceos, las corporaciones privadas, los sistemas piramidales, esquemas Ponzi, modelos MLM y cuanta estafa de baja estofa ande rondando por ahí afuera. La fauna, digamos, "empresarial" de peor calaña (no son empresas, propiamente dichas). Su premisa es simple: un grupete de especuladores intenta mantenerse a flote en base a negocios cada vez más fraudulentos. La serie repasa los métodos de estafa de forma rápida y concisa, centrándose en la relación jefe/subordinado y dándole protagonismo a éste último.

Pese a su corta duración (seis episodios) los conflictos a resolver se vuelven repetitivos. El tono de la serie se mantiene firme en una dramedia que nunca se siente tonta, más bien irónica/sarcástica, pero nunca busca cargar las tintas ni arriegar un poco más a nivel argumental. Más pronto que tarde, la obra comienza a sentirse como un constante estado de bucle. Nada parece resaltar, ni trama ni personajes, pero tampoco peligrar en su nivel. Resulta completamente lineal.

Desenlace a spoilers

Ted 2 parece ser la continuación natural de una primera entrega que mantenía el mismo tono, la misma sintonía. Sin embargo, allí donde la original se atrevía a dar sus primeros simpáticos pasitos, en esta segunda entrega vemos como todo ya ha adquirido un molde específico. Ted a crecido como peli, y esas dos horas de duración indican que Macfarlane tenía un par de cosas más para decir.

La peli se divide en tres partes bien marcadas: 1. Ted se casa; 2. Ted va a juicio; 3. Ted se enfrenta a sus antiguos "miedos".
La primera y la segunda parte conforman lo nuevo que Ted tiene para ofrecer, mientras que la tercera parte se me antojó completamente irrelevante. Sucede lo mismo, tanto la amenaza como su resolución final.

Los derechos civiles de ese osito son la verdadera columna vertebral de la peli: ¿ser humano o propiedad? El planteo es interesante, pero tomado a vuelo de pájaro. El juicio resulta escueto, demasiado apoyado en los gags (magníficamente realizados en toda la peli) y con poca verdadera reflexión hacia la condición de Ted.

Dicha condición finaliza con una ya conocida bajada de linea moral, algo que en Ted siempre chirría: su espíritu rebelde trata de ser matizado constantemente con una postura políticamente correcta. Lo bueno es que nunca se antoja hipócrita, porque es su trangresión lo que huele más natural y fresco. No su impostada, y comercialmente obligada, moralidad.