Me refiero con esto a que el creador de esta serie –o mejor dicho, de la versión más moderna ya que se trata prácticamente de un remake- tiene series mejores como La Ley y el Orden: UVE. Con el protagonismo del que siempre recordaremos como el perdedor Al Bundy de matrimonio con hijos, no es una serie mala pero no entusiasma particularmente, le falta a veces el ritmo, la tensión y el drama que otras series de la franquicia La Ley y el Orden tienen, y los personajes no son particularmente carismáticos, partiendo por el propio Dragnet.

Se deja ver.

Entretenida serie con una guapa protagonista femenina, que se permite ser real –es decir, imperfecta- en vez de ser un aburrido estereotipo de supermujer 100% perfecta y que no comete errores y que no necesita a ningún hombre en su vida. Vale la pena ver esta serie, a pesar de que duro muy poco y no alcanzo a desarrollar ningún arco argumental más largo, aunque visto su final abrupto fue sin duda lo mejor.

Jorge Olguín es un caso especial dentro del cine chileno, es el único director que se ha dedicado de manera constante al género del terror, pero por desgracia también comete de manera constante errores de principiante, aun ahora después de 10 años de su primera película.

Empecemos por el guion, la historia del Caleuche, el barco fantasma que navega por las aguas de Chiloé daba para una buena película sobre maldiciones y espectros, pero no es este el caso. Los guiones de sus películas anteriores solían ser débiles, ya fueran planos y casi inexistentes -Solos- o demasiado enredados –Sangre Eterna-, y en este caso la historia quiere ser compleja pero solo es enredada. Al principio la protagonista es, o parece ser, la bióloga marina con la enfermedad extraña, pero luego la historia se desvía y pasa a centrarse en el conflicto entre pescadores –con un barco pesquero llamado Dagon, buen guiño- y luego vuelve a desviarse para ser sobre ¿la pareja que no podía tener hijos? la propia película no se decide que historia contar y sobre que personaje centrarse.

Luego los momentos aterradores no llegan a serlo, la mayoría de las veces al menos, y luego vienen otro problema, que el director no sabe diferenciar entre homenaje, inspiración y copia descarada, con unos marinos del Caleuche cuyas escenas están sacadas directamente de La Niebla de John Carpenter. Y para tener un presupuesto algo más elevado que el promedio de una película chilena el Caleuche realmente no luce nada.

Las actuaciones son otra debilidad que tiene Olguin, el no sabe cómo dirigir actores y solo logra obtener actuaciones pésimas, mas aun si los personajes que escribe son muy planos y débiles. En este caso no es tan terrible como en sus películas anteriores, pero es más por el profesionalismo de los actores que porque haya aprendido a dirigirlos.

Coco Legrad es uno de los más grandes humoristas chilenos, y su trabajo cuenta a menudo con elementos de crítica social y sarcasmo frente a la sociedad chilena. El pone su voz al protagonista de esta película, pero por desgracia nada mas, no interviene en el guion que es lo que habría salvado a este curioso film.

Digo curioso porque esta película es una rareza, el único ejemplo chileno de animación para adultos exhibido en cines –y fuera de esto solo hay unos cuantos cortos del mismo subgénero-, ideado en una época en que la economía chilena estaba mal. La historia trata sobre una situación con la que muchas personas en todo el mundo y en todas las épocas se pueden identificar: cuando quedas cesante y no puedes encontrar trabajo.
Técnicamente la cinta exhibe un nivel aceptable, teniendo en cuenta que es un trabajo con un presupuesto ínfimo en comparación ya no con gigantes como Pixar o Disney sino con la animación europea o japonesa. La estética es decidida y conscientemente feista y a menudo grotesca, y al mismo tiempo interesante. Lo que falla es el guion y el humor, hay chistes buenos como la pareja de carabineros cuyas apariciones y forma de moverse se asemejan a los cortos diálogos por radio de la policía, pero no hay mas, la historia es muy plana y poco interesante, el humor muy básico y fácil, abundando los chistes sexuales, falta sarcasmo, ironía, critica social, aprovechar la situación que da origen a la trama. Coco Legrand hace lo mejor posible su rol como actor de voz, pero definitivamente el también podría haber colaborado con la historia en vez la mediocridad que finalmente nos ofrecieron.

Con eso me refiero a que no es una película inteligente, a pesar de que los guionistas y directores sin duda –o al menos dan esa impresión- creen precisamente lo contrario.

Año 2003, los realities llegan a la televisión chilena, y son un éxitos inmediato –al menos algunos de ellos- y provocan una gran controversia en la sociedad chilena, el mismo tipo de polémica que causaron en otras partes del mundo cuando los distintos formatos salieron al aire. Y esta película se aprovecha de tal coyuntura y rápida y astutamente dan luz a esta película que pretende ser muchas cosas, empezando por un thriller, una película slasher con un asesino encerrado con sus víctimas en un bunker y también y sobre todo una crítica al morbo de la sociedad y como los medios explotan ese morbo sin importarles nada.

No es una mala idea, lo malo es la forma de desarrollarla, y es una forma muy estúpida, todo está lleno de absurdos en la trama, como el hecho de que el “imparable” asesino bien podría ser detenido fácilmente por sus propios compañeros de encierro, o por cualquier persona que pudiera entrar al bunker, además de que el asesino es enormemente descuidado.

Luego las autoridades se alarman al ver la cifra de muertos, pero nadie hace nada como enviar a la policía al lugar de encierro, y esta esa escena de sexo, de las mas gratuitas que se han visto en el cine chileno (y eso es mucho decir). El problema es que la película no abraza por completo el absurdo de la situación, porque todas las situaciones son absurdas pero tratadas con seriedad, es decir que podría haber sido una buena comedia negra pero termina por creerse por completo su “critica” a la explotación del morbo y la violencia por parte de los medios.

Diálogos pésimos, una estética llena de ventiladores gigantes digna de comercial de los 80´s, etc. de lo poco destacable son los aspectos técnicos, pero eso no basta para levantar esta película de la mediocridad y el absurdo que la han condenado acertadamente al olvido.