El Rey Arturo parece Mowgli de mayor, Merlin (que no Merlín) disimula su alopecia con un trozo de papel albal, los cabelleros de la tabla redonda están disfrazados de hombre bicentenario y hay un astronauta que se llama Lanzarote en vez de Lancelot. Ah, y Excalibur se llama Excalibor... je ne comprel pan.

Y además hay problemas con el ritmo narrativo, bastantes escenas son tan absurdas que rozan el bochorno, y las actuaciones dan bastante lástima (Merlin, que no Merlín, se lleva la palma de la sobreactuación).

Pero a pesar de todo... la película tiene su gracia. Y eso que desde el minuto uno se nota ese tufillo a película de sobremesa del fin de semana. Pero a medida que avanza la trama le empiezas a coger cariño a ese vestuario de hojalata, y los momentos mentados anteriormente ya no resultan tan bochornosos gracias a una gran banda sonora y una teatral atmósfera épico-fantástica que, en el fondo, pues oye, funciona.

No me gusta, pero funciona.
No entendí.

"Esto es una lección de humildad para vosotros"

Si de verdad os creéis tan originales y rompedores, y además de eso pensáis que poseéis una ingente cantidad de conocimientos cinematográficos, no presumáis de ello contándonoslo con aires de superioridad. En lugar de eso, demostrad lo que sabéis haciendo buenos cortos, y punto. Porque si se os da por hacer como Nacho Vigalondo, os flipáis, nos restregáis por la cara lo mucho que presuntamente sabéis de cine, y luego el 85% de vuestras obras son una mediocridad, a mí lo único que vais a enseñarme es a partirme el chorizo de la risa.

"Insisto, esto una lección de humildad"
"Tenedla muy en cuenta, cortometrajistas"