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España España · Madrid
Críticas de Eduargil
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Críticas 139
Críticas ordenadas por utilidad
7
1 de julio de 2018
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La directora francesa Tonie Marshall en La Número Uno denuncia la dificultad a la que se enfrentan las mujeres para acceder a puestos directivos en la empresas francesas aunque también puede ser perfectamente aplicable dicha situación en nuestro país. Este drama corporativo con ciertos elementos de thriller, está protagonizado por una sensacional Emmanuelle Devos en el papel de una mujer ingeniosa y de mucho talento, que ha de enfrentarse contra el patriarcado y el machismo existente dentro del mundo de las grandes corporaciones. La Número Uno clausuró la primera edición de Cine por Mujeres celebrado el pasado mes de abril en Madrid.

Para ser un número uno en la vida hay tres motores esenciales: poder, sexo y dinero. Sin embargo, ningún hombre puede manejar los tres a la vez, a lo sumo dos. Esta es la declaración de intereses expresada por uno de los personajes masculinos de la película. En esta filosofía o modus operandi se tiene que mover nuestra heroína. Pero, ¿para una mujer ser la número uno en un mundo corporativo significa lo mismo?.

Emmanuelle Blachey (Emmanuelle Devos) es una ejecutiva senior miembro de la junta directiva de una importante corporación energética francesa. Un influyente grupo de presión feminista se acerca a ella para pedirla que se presente a la presidencia de la compañía de agua más grande de Francia. Emmanuelle podría estar ante el hito histórico de ser la primera mujer en dirigir una empresa del CAC 40 (el equivalente a nuestro IBEX 35).

Para Emmanuelle tener éxito significa poder desarrollar y realizar todo su potencial formativo y profesional. Estamos ante una mujer que ha trabajado duro para construir una carrera llena de éxitos en donde nunca tuvo que jugar con la carta feminista. Sin embargo, cuando se le ofrece la posibilidad de ser la primera directora ejecutiva femenina en la historia de Francia, se da cuenta de que no podrá llegar a donde quiere sin el apoyo y la solidaridad femenina, y lo que es más importante, a saber jugar con las mismas armas utilizadas por los hombres.

A partir de aquí la trama se calienta. Para llegar al apreciado cargo no será nada fácil, tendrá que prepararse para una dura y larga travesía, llena de obstáculos, en un mundo dirigido y dominado tradicionalmente por hombres que no soportarán ver a una mujer acceder a tal posición de responsabilidad. Se enfrentará al machismo y a las sucias tretas de sus competidores, encabezados por el manipulador Jean Beaumel (Richard Berry).

Emmanuelle se enrolará en una guerra de guerrillas de sexos, en donde tendrá que aprender a convivir con los celos y las malicias de sus colegas masculinos y con el día a día de las puñaladas traperas por la espalda (el elemento paisajístico más común). Además, debe luchar contra sus problemas psicológicos (su madre perdió la vida ahogada cuando tan solo era una niña), y las rabietas de su marido que al pasar a ocupar un segundo plano tiene que decidir si sacrifica su vida profesional.

La guinda del pastel, como en cualquier historia de este tipo, no estaría lo suficiente completa sin la existencia de un traidor. Uno especialmente deslumbrante y seductor que se confraternizará con su enemigo.

En la elaboración del guion, Tonie Marshall y su co-guionista Marion Doussot, con la inestimable colaboración de la reportera Raphaelle Bacqué, se han documentado ampliamente. Para ello se han puesto en contacto con muchas mujeres próximas al poder conocedoras del tema (Anne Lauvergeon, Claire Pedini o Laurence Parisot).

En la película se aprecia montones de detalles que describen con preocupación la realidad existente en ciertas altas esferas, donde la lucha por el poder está enquistada, marcada y dominada por determinadas prácticas obstinadas, tradicionalistas y machistas que impiden una renovación o transformación. En contrapartida, aparece un nuevo tipo de géstion, practicado por mujeres altamente preparadas y cualificadas que no tienen nada que envidiar a sus homólogos masculinos, a las que se las cuestiona sus habilidades y autoridad, y que ejercen de manera diferente.

Tonie Marshall crea una puesta en escena dinámica y de gran tensión en la carrera hacía el poder. Describe muy bien las pequeñas humillaciones sufridas por las mujeres en su día a día, inclusive en puestos de relevancia, donde tienen que lidiar con un sexismo no acorde a los tiempos en que vivimos, sino más propios de otras épocas.

La interpretación de Emmanuelle Devos es estelar. Tonie Marshall teje una serie de personajes secundarios de gran relevancia, con su propia personalidad, bien desarrollados, alrededor de la protagonista, que ayudan a fortalecer la actuación de Devos. Algunos de ellos memorables, especialmente el de Richard Berry, en el papel de un despiadado ejecutivo, o el de Sami Frey como el carismático padre de Emmanuelle, un profesor de filosofía jubilado, ingresado en un hospital, que ama a su hija pero a la que nunca ha valorado lo suficiente su éxito.

También debemos destacar a Suzanne Clément en su interpretación de Véra Jacob, una confidente y amiga ferozmente feminista, y sobre todo, a Benjamin Biolay como Marc Ronsin, con una interpretación mas que convincente, con múltiples registros, personaje crucial en la trama, y es el que más evoluciona de todos ( no se si a alguien más le pasará igual, pero me recuerda mucho a Benicio del Toro).

Interesante drama con tintes de thriller sobre el mundo corporativo, en la que describe de manera fascinante las complejidades de la lucha por el poder, y nos deja un inquietante y claro mensaje, la batalla para ser la primera mujer número uno no acaba con su consecución. Una vez obtenido el cargo, cada decisión tomada por la ejecutiva, solo por el hecho de ser mujer, será cuestionada y analizada con más profundidad de lo que se le haría a un hombre.

https://cinemagavia.es/la-numero-uno-pelicula-critica/
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7
25 de febrero de 2018
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que Richard Linklater hace muy bien en sus películas, es generalmente enfrentar a dos o más personajes en un mismo lugar con diferentes puntos de vista. Los permite hablar, y aunque no siempre estén de acuerdo, podemos aprender y comprender a cada uno de ellos a través de sus diferentes formas de pensar. Es un apasionado del respeto a las creencias, los principios y los deseos de los demás, y ese respeto es tanto defendido como cuestionado a lo largo de su película. Es muy interesante observar cómo las diferentes personas comparten sus creencias y personalidades a través de una conversación natural y espontanea.

Con cada uno de los personajes principales muestra todos los pros y contras dentro de una gama de arquetipos: en un momento dado, Fishburne y Cranston son casi literalmente el ángel y el diablo posando en los hombros de Carell. La dinámica principal en La Última Bandera proviene de los ácidos diálogos entre Sal (Cranston) y Mueller (Fishburne). Magnífica interpretación de ambos actores.

Bryan Cranston interpreta a un dueño de un bar, alcohólico y sarcástico. Sal es tosco, odioso, no le importa ofender a quien sea y al principio no aparece muy agradable, sin embargo a medida que vamos conociéndolo descubrimos a un hombre con gran corazón y leal con sus amigos necesitados. Mientras que Laurence Fishburne, en su papel de pastor de la iglesia, al principio, es fácil simpatizar con él. Tiene el papel más liviano y divertido de los tres amigos. No está satisfecho de su pasado ni de las cosas que hizo en Vietnam, pero está orgulloso de haber servido al ejército.

Mueller tocó fondo tanto durante, como después de la Guerra de Vietnam, y usó la religión para superarse a sí mismo. En cambio, Sal en realidad nunca sacudió sus demonios de la cabeza y se refugia en el alcohol. Pero lo que hace que estos dos personajes sean geniales es que el público puede relacionarse e identificarse con ambos en diversos momentos de la película. Las continuas discusiones entre ambos es la parte más divertida de la película que sirve para suavizar en gran medida la tragedia central de la historia.

Steve Carell interpreta a un personaje perturbado, habiendo interiorizado sus lesiones del pasado. Realiza una fuerza dramática extraordinaria por su simplicidad. Carell resulta devastador como un padre afligido, una actuación discreta y sencilla, que es tan hermosa como desgarradora.

La Última Bandera parece romper con sus retratos juveniles anteriores, ya sea “Boyhood” (2014) o “Todos queremos algo” (2016). En su última película trata de entrar en la edad adulta, y lo hace desde la perspectiva de la guerra en Iraq, detrás de la cual inevitablemente surge el trauma de la Guerra de Vietnam.

El destino de los tres protagonistas toma forma de road movie transportando un ataúd, a veces divertida, otras trágicas, pero ofreciendo a estos veteranos de guerra la oportunidad de superar sus diferencias ideológicas y encontrar un nuevo vínculo que sustituya al que les tenía unidos en el pasado.

En cierta forma, es comprensible que Sal y Mueller tengan una antigua deuda con Larry y que les ofrezca la oportunidad de pagarla treinta años después. Con medias palabras, evocan un episodio en el que nunca entenderemos exactamente a qué se refiere, donde Larry cubrió a sus camaradas y estuvo en la cárcel por culpa de ellos.

Esta road movie servirá de redescubrimiento de la amistad entre los tres amigos, por medio del proceso de duelo de Larry. Los tres van percibiendo que sus respectivas realidades actuales son el resultado directo de sus experiencias en tiempo de guerra, en un intento de expiación de pecados pasados.

Como siempre, Linklater trabaja la profundidad de sus personajes detrás de aparentes estereotipos. Nunca pinta un retrato psicológico, pero muestra los defectos que atraviesan los personajes, ya sea en su extrema moderación o en sus intrépidos excesos.

Usando la muerte del hijo de Larry como recurso narrativo, Linklater hace una interesante reflexión sobre la muerte, la guerra y el engorroso patriotismo estadounidense, pero de hecho transforma su película en un himno tragicómico de la vida. La película habla especialmente sobre la amistad, la responsabilidad civil, la solidaridad, los conceptos hoy perdidos en la indiferencia que lleva nuestras vidas.

La primera parte de la película es una crítica dura del heroísmo militar, especialmente desde que el hijo de Larry murió en circunstancias muy alejadas de las razones presentadas oficialmente. Además, La Última Bandera muestra cómo cualquier guerra, tan absurda como inútil, permite poner a prueba el ímpetu de la solidaridad y la humanidad.

A pesar de su clara postura antibélica, invita a reflexionar sin ser muy riguroso. A pesar del tema, La Última Bandera en su mayoría se abstiene de crear cualquier polémica política, apenas incluso de trazar las lineas de la condena de la guerra misma. Sal y Larry expresan su inconformidad y rechazo con la administración Bush y se lamentan de la inutilidad de la guerra que combatieron, pero la película aborda el conflicto violento con desprecio desapasionado e indiferente, como un error inevitable de la civilización.

El guión de Linklater y Ponicsan es una mezcla perfecta de patetismo y humor, manteniendo el drama humano de la historia. Da lugar a una serie de diálogos cool que se exhiben a través de aparente ligereza y levedad, infundidas en largas conversaciones y diatribas sobre todo, desde el trato militar a su personal y las razones de la guerra, hasta los teléfonos móviles y la música de Eminem.

El resultado final es una película conmovedora y profundamente personal que encuentra un delicado equilibrio entre el humor sincero y el drama crudo dentro del contexto de la familia, la amistad, el patriotismo y el dolor.
https://cinemagavia.es/la-ultima-bandera-pelicula-critica/
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6
15 de junio de 2017
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director catalán Carles Torrens cuya formación cinematográfica es netamente estadounidense dirige su segundo largometraje, Animal de Compañía, con el que obtuvo el Premio al Mejor Guion en el pasado Festival de Cine de Sitges. Se trata de un thriller psicológico con un magnífico duelo interpretativo entre la pareja protagonista, Ksenia Solo y Dominic Monaghan. Estreno 16 de junio.

Como norma antes de ver una película intento leer sobre ella lo menos posible, para evitar cualquier condicionamiento, idea preconcebida o spoilers. En el caso de Animal de Compañía rompí mis reglas autoimpuestas de forma un poco inconsciente y leí bastante sobre ella antes de la proyección. Debido a que la mayoría de las críticas sobre la película eran bastante negativas y no la dejaban en buen lugar, estuve preparado para lo peor. Quizás, por ello, Animal de Compañía me ha sorprendido cuando la vi, y aunque no se trate ni mucho menos de una película de culto, para nada considero que sea mala. Mas bien, me ha parecido un film interesante y entretenido, gracias a su retorcida historia. Una modesta producción, que al igual que I Am Not a Serial Killer, el otro estreno de terror de este fin de semana, saca el máximo rendimiento a los medios disponibles: un mínimo presupuesto y tan solo 22 días para rodar.

En Animal de Compañia, un buen día, después de salir del trabajo, durante un viaje de autobús de regreso a casa, Seth (Dominic Monaghan), ve a una atractiva Holly (Ksenia Solo), un antiguo amor platónico, aspirante a escritora y compañera de clase en la escuela secundaria, que no lo recuerda y niega conocerlo. Seth no se da por aludido, no quiere dejar pasar el tren y está totalmente dispuesto a conseguir captar el interés de Holly hacía él. Para ello, Seth se sirve de las redes sociales para investigar en la vida de ella y, de este modo, descubrir sus gustos y aficiones, con el objetivo final de utilizar dicha información para seducirla.

La situación se convierte en un acoso en toda regla, la sigue hasta su casa, al restaurante donde trabaja e incluso a sus lugares de ocio. Tras una tensa y violenta situación donde Seth es sacado de un bar a puñetazos por el novio de Holly, descubre de forma fortuita el diario de ella en el suelo. Después de leer detenidamente el libro de Holly y conocer los secretos más íntimo de ella, Seth prepara un plan. Está convencido de haber descubierto la fórmula para ayudar a Holly y así, ambos poder encontrar el amor juntos. Para ello, como habrás podido leer en la sinopsis, encierra a Holly en una jaula de acero debajo del refugio de anímales donde trabaja.

Hasta aquí, la historia de un hombre posesivo, obsesionado con una mujer, aparentemente inofensiva, a la que trata de reducir y convertir en su objeto personal suena a película convencional, contada una y otra vez en el cine. Tenemos los ejemplos tanto de El Coleccionista (William Wyler, 1965) como de Tattoo (Bob Brooks, 1981), además, debemos mencionar las variantes mas gores y cercanas en el tiempo, cuya premisa también ha sido utilizada para innumerables películas de porno tortura o tortura erótica como las sagas de Saw o Hostel. El escenario a simple vista parece estar preparado para un juego de dominación y obsesión.

Sin embargo, Animal de Compañía, de forma sutil e inteligente subvierte las expectativas generadas por el espectador a través de una serie de giros inesperados muy en la linea de Hard Candy (David Slade, 2005) o Perdida (David Fincher, 2014), aunque evidentemente no llega a la altura de estas películas ni mucho menos, pero si consigue mantener la tensión y el interés hasta el final. No se pretende ofrecer simples secuencias de terror explotador, sino que se establece una brutal batalla dialéctica y sicológica entre Holly y Seth, y por consiguiente, un magnífico duelo interpretativo entre Ksenia Solo y Dominic Monaghan. De lo que se trata, al fin y al cabo, es describir la dominación y la posesión de otro ser humano no solo física sino también mental como ha manifestado el propio director español Carles Torrens.

Durante la primera media hora Animal de Compañía es la historia de una joven acosada por un admirador no deseado, sin embargo en la hora restante, cambia el rumbo por completo y se convierte en un fascinante estudio de dos complejos personajes enfrentados en un duelo psicológico envuelto en un entorno oscuro y retorcido. Por raro que parezca, rápidamente descubrimos y comprendemos el razonamiento de Seth para encerrar a Holly en una jaula, y poco después, a medida que se desarrollan los acontecimientos, empezamos a preguntarnos cual de los dos posee mayor grado de enajenación mental.

Animal de Compañía no es una película de terror propiamente dicha aunque contenga algunos momentos aterradores y siniestros, sino más bien es un thriller psicológico e impredecible con un tono irónico de comedia negra. La película, a pesar de sus limitaciones, es atractiva y entretenida, aunque la obsesión del guionista Jeremy Slater por querer rizar tanto el rizo con numerosos giros impredecibles provoca la aparición de algunas lagunas en la trama. Además, los casi doce años de diferencia en la vida real entre Dominic Monaghan y Ksenia Solo, parece una distancia bastante considerable como para creernos que ambos coincidieran en la escuela de secundaria.

Cinemagavia http://cinemagavia.es/pelicula-critica-animal-de-compania/
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7
8 de febrero de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como experimentado guionista, Aaron Sorkin entendió que la fuerza de la historia era posterior al arresto de Molly Bloom. Sorkin se centra en las lagunas del libro de memorias de Molly: el uso de las drogas, sus vínculos familiares, en especial la complicada relación con su padre, y la interferencia de la mafia rusa. De esta forma, Sorkin puede mostrar las claras discrepancias entre Bloom (Jessica Chastain) y su abogado criminalista Jaffey (Idris Elba), que recorren la película como hilo conductor.

Desde un principio, la intención del guionista es crear un completo estudio de los personajes, apoyado por fuertes y potentes diálogos, de tal forma que el espectador consigue entender quien es Bloom y que es lo que verdaderamente la impulsa a tomar ciertas decisiones. Mientras que la mayoría de directores hubieran enfocado la historia en la tensión derivada del juego de póker, Sorkin que debuta como director en Molly’s Game, se centra completamente en la figura de Molly Bloom, quien, como mujer sabía sorprendentemente desenvolverse muy bien en un mundo dominado por hombres.

Durante toda su carrera, Aaron Sorkin se ha deleitado en seguir el camino de hombres ambiciosos, visionarios y, en ocasiones, profundamente imperfectos. Ha diseñado retratos singulares sobre personajes que deseaban no solo el éxito en sus carreras sino la posibilidad de conseguir el espacio necesario para poder implementar sus ideas a veces poco ortodoxas y conseguir remodelar las costumbres y hábitos de su alrededor. Y ahora con Molly’s Game vemos a Sorkin poniendo a una mujer en el centro de los focos por primera vez en su carrera.

Molly’s Game trata sobre el triunfo y la gran pérdida personal y, lo más radical y sorprendente es ver como Sorkin pone a un personaje femenino en el centro de la trama, mas cuando ves como los ha tratado en el pasado, en The Newsroom, por ejemplo.

Con otra mirada, se podría decir que trata de hacer una versión femenina de “El Lobo de Wall Street” (2013), con diferentes matices, ya que Molly no es un antihéroe clásico como Jordan Belfort, sino una mujer constantemente al borde de la ilegalidad, tratando de mantenerse siempre en el lado derecho. Molly no es ingenua ni desdeñosa con la gente de su alrededor. Se esfuerza por hacer lo correcto a pesar de violar la ley en alguna ocasión. Se describe a un personaje bondadoso con el que simpatizamos enseguida, pudiendo parecer en algún momento poco real, sin embargo, el magnífico guión de Sorkin y la impecable actuación de Jessica Chastain lo hacen funcionar.

Las películas de Aaron Sorkin son conocidas por su diluvio de diálogos ingeniosos y Molly’s Game también está lleno de ellos. Sorkin se asegura de que a todos los actores tengan su gran momento en la película para su lucimiento interpretativo. Molly’s Game es una película cautivadora y fascinante que no solo puede presumir de una gran escritura de Sorkin, sino también una fantástica actuación de Jessica Chastain en el papel principal.

Jessica Chastain hace de una mujer fuerte, una heroína moderna. Atractiva (en cada toma aparece con un llamativo escote), confiada, inteligente y desafiante, siempre parece tenerlo todo bajo control. Hay muchas similitudes con su personaje en el thriller “El Caso Sloane” (2016) donde interpretó a otro tipo de mujer alfa muy parecida. En Molly’s Game realiza un trabajo excelente como siempre, y se ha convertido en una de las figuras más cautivadoras de Hollywood. Con esta película y sus recientes apariciones en “La Casa de la Esperanza” (2017) y “El Caso Sloane” está marcando un respetable currículum de personajes femeninos fuertes, independientes e intuitivas que se ven acorraladas.

La actriz está muy bien respaldada por un sólido trabajo de Idris Elba como su abogado respetable, que sospecha que Molly tiene más que ver con ella de lo que parece. La interacción entre los dos actores funciona bien.

Kevin Costner, como Larry Bloom, el padre estricto e imponente, juega un papel crucial en el desarrollo del carácter de su hija. Larry distanciado y enfrentado con su hija, tiene su momento de gloria en la película, en una escena en la parte final, donde Sorkin quiere golpear la fibra sensible y los corazones de los espectadores en un dialogo clave, desaforado y emotivo entre padre e hija.

Otros buenos papeles de apoyo incluyen a Chris O’Dowd como el hombre que pone a Molly en contacto con el inframundo ruso e indirectamente anuncia su caída, y a Michael Cera, que interpreta a un personaje llamado “Jugador X”, simboliza a los actores de Hollywood involucrados en el escándalo.

Según los rumores, todo apunta a que el “Jugador X” era el protagonista de las películas de Spider-Man, Tobey Maguire. Se ha escrito mucho de como este actor ha sido el instrumento utilizado en la creación de célebres y exclusivos torneos de póker. Además, es bien sabido la afición por el póker de importantes actores de Hollywood como Ben Affleck, Leonardo DiCaprio y Todd Phillips, a los que se les ha asociado más de una vez con este tipo de eventos. Sin embargo, a pesar de que todos estos nombres han sido muy publicitados en la historia real de Bloom, la película elige proteger sus identidades. Saber los nombres verdaderos o no, solo sirve para satisfacer la curiosidad del espectador, pero no afecta para nada en el desarrollo y en el fondo de la trama.

Molly Bloom es impulsada por un padre estricto y emocionalmente distante a quien conocemos fundamentalmente a través de flashbacks. La dinámica de la relación con su padre (Kevin Costner) y los hombres poderosos en general, parece ser un factor determinante en muchas de sus arriesgadas decisiones. Una conclusión que se transmite, un tanto desafortunadamente, en una de las últimas escenas de la película en la que padre e hija como he comentado anteriormente, tienen una conversación en un banco de la calle. Aaron Sorkin intenta crear........
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https://cinemagavia.es/mollys-game-pelicula-critica/
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7
26 de mayo de 2017
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El punto final de la tercera jornada de la Seminci de Valladolid 2016 lo puso El Rey de los Belgas, dirigida por el matrimonio Meter Brossen y Jessica Woodwirth. Se trata de una divertida comedia donde se narra la historia del rey de Bélgica durante una visita oficial a Turquía en la que se ve obligado a volver a su país tras la declaración de independencia por parte de Valonia bajo el slogan “Estamos hartos”. Estreno el 26 de Mayo.

La progresiva degradación de la naturaleza y el mal uso de esta por el ser humano, dio origen a la anterior filmografía de Meter Brossen y Jessica Woodwirth, con la trilogía formada por Khadak (2006), Altiplano (2009) y La Quinta Estación (2012). Esta última obtuvo el Premio Especial del Jurado, Premio Fipresci, en la Seminci de ese año. Ahora con el El Rey de los Belgas han decidido hacer un cambio, abandonar ciertas ambiciones intelectuales y un cierto trabajo existencialista para pasar de la tragedia absurda al humor surrealista.

El Taciturno Rey Nicolás III y su equipo, formado por su ayudante Carlos ( Titus De Voogdt), el responsable de protocolo Ludovic (Bruno Georis) y la jefa de prensa Louise (Lucie Debay), están en misión diplomática realizando un recorrido a lo largo del Bósforo ante la inminente entrada en la Unión Europea de Turquía. Al grupo se une el director británico Duncan Lloyd (Pieter van der Houwen), un exfotógrafo de guerra, exalcohólico, contratado por la reina para hacer un documental y ofrecer el lado más humano del monarca. Un suceso imprevisto altera el viaje, Valonia declara la independencia por lo que Nicolás siente el deber de regresar a su país, pero una tormenta solar ocasionada por la erupción de un Volcán en Islandia dificulta la visibilidad aérea, y por consiguiente, todos los vuelos a Bélgica quedan suspendidos. La única posibilidad es volver por tierra, aunque el jefe de Seguridad de Turquía desaconseja e intentará impedir al monarca, por todos los medios posibles, su viaje de vuelta.

Así comenzará un hilarante viaje por carretera a través de algunas de las zonas más desfavorecidas de Europa: Bulgaria, Serbia, Montenegro y Albania, que darán lugar a situaciones de lo más rocambolescas y surrealistas. El Rey y su equipo se meterán en un autobús con un coro de cantantes búlgaros disfrazados con sus mismos trajes para pasar desapercibidos de la policía turca que los persigue, tendrán un surrealista encuentro con un francotirador serbio que se pregunta como puede Bélgica ser el centro de Europa si ni siquiera ellos pueden estar unidos siendo un país tan pequeño, y estarán presentes en un concurso para elegir el mejor yogurt de la zona.

A través de las múltiples peripecias del Rey, de las que somos testigos, como trasladarse en los más variopintos medios de transporte, obligado a disfrazarse y hacerse pasar por una mujer, comer kebaps y saborear la comida búlgara o improvisar como presentador de televisión, conseguirá estar en contacto con la gente común de la calle a través de su hospitalidad, generosidad y ayuda. La verdadera odisea en El Rey de los Belgas, no son los paisajes inhóspitos de los Balcanes sino el viaje espiritual del Rey hacia su interior para conocerse a si mismo, una travesía que cambiará al hombre que hay detrás de la corona y lo ayudará a resolver su profunda crisis de identidad.

El Rey de los Belgas desde un principio deja muy claro que está rodada en forma de falso documental bajo la atenta mirada detrás de la cámara de Duncan Loyd. Observamos la mayor parte de la película a través de la visión de Duncan, con imágenes filmadas cámara en mano que provocarán continuos movimientos bruscos y, a veces, la salida del encuadre o la pérdida de foco. También hay muchos otros momentos en los que vemos a los personajes dirigirse directamente a la cámara para hablar con ella. La decisión de rodar como si se tratara de un documental se debe en parte a que tanto Jessica como Meter provienen de ese mundo.

Aunque los directores comenzaron a escribir la historia allá sobre el año 2011 inspirados por la inestabilidad política y económica existente en Bélgica, la cual estuvo casi un año sin gobierno, y por la erupción del volcán Eyjafjallajökull en 2010, que obligó a cerrar el espacio aéreo durante varios días en la mayor parte del norte de Europa, su intención era mostrar algún tipo de fatalidad en el seno de Europa. Por ese motivo, el viaje del Rey de los Belgas se presta a una metáfora muy actual por todos los acontecimientos ocurridos en los últimos años en el viejo continente acentuados por el auge de los nacionalismos y populismos, el brexit británico y el descontento de algunos países miembros. La idea de disolución está muy presente en una Europa que ha perdido sentido para mucha gente y necesita reinventarse, se mueve a velocidades diferentes, trata de preservar las tradiciones culturales de cada país al mismo tiempo que intenta construir una nueva y más moderna Europa.

El Rey de los Belgas es una divertida y profunda comedia que reflexiona sobre la política de la Unión Europea, las señas de identidad, la integración, el problema de los refugiados y la ética periodística.

Cinemagavia http://cinemagavia.es/critica-pelicula-el-rey-de-los-belgas/
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