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España España · Cáceres
Críticas de Sinhué
Críticas 1.378
Críticas ordenadas por utilidad
7
18 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Además de una historia fronteriza y de vaqueros sin vacas, Valeska Grisebach, ha creado un relato que transita durante 100 minutos un campo plagado de minas, donde las amenazas circulan invisibles en el aire insano que respiran paisanos búlgaros y obreros alemanes; cabeza de puente, estos últimos, de empresas colonizadoras.

Los pueblos de la Europa de los capitales siguen estando tan lejos como lo estaban cuando había dos bloques. El no disponer de un idioma común sigue siendo un hándicap pero, como nos demuestra la película, no es el mayor de los problemas. Las diferentes velocidades que catalogan a las naciones como ricas o pobres, en función de su renta per cápita, en lugar de por su bagaje humano o cultural y el empeño en basar las relaciones en los intercambios comerciales, dejando de lado el aspecto cordial e incluso sentimental de la confraternización entre las gentes, nos está llevando a una unión sin alma donde el único vínculo identitario es el €uro.

La intranquilidad y el desasosiego, azuzados por actitudes arrogantes y machistas, son el resultado lógico; el mar de la desconfianza en que desembocarán los desencuentros entre los que se consideran invadidos y quienes parecen presumir por ser los invasores. Solo el hombre de pocas palabras, el más extraño de la cuadrilla de operarios, el prudente y misterioso, de nombre Meinhard, es capaz de conectar con los aldeanos y también con sus mujeres.

El lenguaje de la realizadora teutona, está despojado de alharacas, por lo que su obra puede resultar áspera, sin elementos opiáceos que distorsionen una triste realidad, a pesar de utilizar como curioso vehículo un género (western) que ha dado pie a románticas fantasías de héroes solitarios, en las que el bien, la amistad y los valores resultaban triunfantes.
Sinhué
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7
16 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Duelo y reto interpretativo tanto para Bárbara Lennie (Chiara), como para Susi Sánchez (Anabel), del que ambas salen victoriosas. A pesar de que la cosa va de filicidios y parricidios simbólicos, o al menos de baldías intentonas de exterminación psicológica.

¿Qué interés tendrá alguien en reencontrarse con su progenitora, 35 años después de que esta decidiera abandonarla, para que la criatura, una vez deseada, no interfiriera en su vida profesional? ¿Es el amor, o es el odio el sentimiento que guía a la hija? ¿Podrá la madre mantener fría la cabeza, única acción que parece importarle? ¿Diez días sirven para descongelar un largo invierno que duró 12.775?
Profundas preguntas las que plantea Ramón Salazar, suficientes para mantener la curiosidad del espectador que no tema las aguas pantanosas de un drama más que creíble.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sinhué
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6
15 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda los 18 primeros minutos, los que corresponden al corto que Rodrigo Sorogoyen estrenó en 2017 y que le dieron la alegría de un Goya y la nominación a los Premios Oscar, son lo mejor de este alargamiento de 2019.
La terrorífica irrupción de lo imprevisto e impensado en la vida cotidiana de Elena, joven divorciada con un hijo de seis años, marcará indefectiblemente el resto de su existencia. Diez años después, mientras intenta reconducir hacia el futuro su cuerpo herido y su mente abotargada, en la propia playa de sus pesadillas, pero también de sus esperanzas, encontrará a un joven de la misma edad que tendrá, o tendría, Iván al que le siguen manteniendo unida esos invisibles hilos, imposibles de cortar cuando alguien se resiste a pasar el duelo.

Marta Nieto, la loca de la playa, en su perfección interpretativa, arrasa también con cualquier posibilidad de estructurar mínimamente un relato ordenado y coherente. Pareciera que el resto del reparto se rindiera a su papel de comparsas, actitud de entrega que parece también afectar a guionistas y dirección. He visto a Rodrigo Sorogoyen más ágil en otra ocasiones. Tal vez aquí se sienta lastrado por un principio tan impresionante, que le ha llevado a obsesionarse con un final que estuviera a la misma altura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sinhué
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8
14 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que utilizar el término Amor, en el relato que encabeza esta trilogía, es para acrecentar con sarcasmo el abismo existente entre las expectativas y la realidad, entre lo natural y la conexión imposible. La ridiculez glasea estos amores impostados, vomitivos en ocasiones, entre los jóvenes africanos y las viejas vikingas que se apuntan al safari sexual; a ese: "mientemé, dime que me quieres", al mismo tiempo que surgen los billetes del bolso.

El realizador austríaco, especialista en fotografiar lo obsceno, lo repugnante, lo excrementicio del ser humano; lo hace, también en esta ocasión, para mostrar que nuestros actos más desechables, forman parte indivisible de nuestra humanidad.
Y aunque es cierto que plantea la situación sin apuntes morales ni victimismos, esto no es óbice para que nos den pena tanto las insatisfechas damas occidentales, como los insistentes chupópteros keniatas que intentan esquilmarlas. En el fondo es porque nos solidarizamos con esos estúpidos tics (prepotencia, servilismo...), que también están en nuestras señas de identidad.

Puede que amargue la visión de lo que somos, o en qué podemos convertirnos, que tiene Ulrich Seidl; pero esto no quiere decir que su punto de vista, lejos de ofender, no sea más que aprovechable. A mí, al menos, me sirve para poner estas relaciones turísticas en la lista de errores; aunque quien sabe si no hacemos ya prácticas de baja intensidad.
Sinhué
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7
29 de enero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vistosa y colorista propuesta la de Wu Tianming para trasladarnos a la China de principios del siglo XX y sumergirnos en un medievalismo cultural y social cuando la Segunda Revolución Industrial era ya un hecho.
Tras analizar resultados históricos del tradicionalismo, alguien debería legislar contra la insensatez, que algunos interesados elevan a sabiduría popular, de civilizaciones (no pocas) que consideran, o consideraron, a la mujer un ser inferior e incluso residual.

Quienes no se conforman son los únicos capaces de cambiar las cosas. El Pichón de nuestra historia (niña disfrazada para ascender un escaloncillo de dignidad), es equiparable a un Che Guevara de 8 años en lucha contra la injusticia y los castillos de viento del inmovilismo patriarcal.

El abuelo (el rey de las máscaras), aunque ser orgulloso y de principios, está coartado por una educación y unos condicionantes socio-económicos que le llevan a un enfrentamiento permanente con sus propios sentimientos. Las disciplinas son las auténticas murallas que encierran la felicidad.

Bien recreados los ambientes infectos, los cambios de máscaras, las actuaciones teatrales y los escasos instantes en que la paz y el sosiego se imponen al infortunio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sinhué
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