La idea inicial es buena: mostrar el despotismo, la soberbia y la hipocresía que pueden tener los poderosos, que se pueden creer capaces de superar cualquier cosa, hasta sus actos más insensatos, pero la película no llega más lejos por la nula credibilidad de los personajes y de casi todo lo que acontece, y por un guion tan torpe también en casi todos los detalles, que es difícil de creer que Clint Eastwood firme tal cúmulo de tonterías. Posteriormente, y antes, Eastwood tiene muchas películas buenas como actor, director o como ambos, en las que siempre auna calidad con comercialidad, siendo varias verdaderas obras maestras, como "Play Misty for Me", "Million Dollar Baby", "El intercambio" o "Gran Torino"; también hay algunas más flojas y alguna que no he podido tragar, todo lo cual es normal cuando se tiene tanta obra, pero ésta fue un traspiés total en su carrera. Aun así, toda la secuencia inicial del robo en la mansión del rico es muy buena. En Spoiler reseño algunos detalles.

Cómo se echa de menos en la mayoría del cine actual la precisión y claridad de ideas que tenían los antiguos maestros guionistas y directores. Salvo en justificadas superproducciones, no necesitaban pasar de hora y media para ofrecer un completo relato tenso de principio a fin. Evitaban aburrir con interminables escenas sosas y, frecuentemente, alambicadas, faltas de coherencia y distorsionadas porque el director quiere presumir de "estilo propio", hasta que parece que quiere ocurrir algo.

Aquí, desde el principio, ya introduce un primer elemento de tensión, de desequilibrio, que va a ir propiciando la trama: el boxeador que está a punto de triunfar, pues ocurre que... (no lo desvelo, y no es una película sobre boxeo). A continuación, se examina la situación con su esposa, de la que él está muy enamorado, pero... (otro elemento de tensión...). Así se van introduciendo nuevos elementos y giros que hacen que el espectador se meta en el relato, en la piel y en lo que le va ocurriendo al protagonista, por cierto, otro magnífico actor John Payne, que parece que nunca alcanzó la notoriedad de las grandes estrellas, pero dejó muy buenas interpretaciones en notables películas de serie B como ésta, llamadas serie B porque, en bastantes casos, no necesitaban grandes presupuestos para ser interesantes debido al talento de sus artífices. Todos los actores están en su sitio y, especialmente, hay que mencionar el trabajo de las dos actrices, Evelyn Keyes y Peggie Castle, igualmente magníficas.

Estos films sólo se podían ver en esporádicos pases de filmoteca, normalmente copias viejas y desgastadas, o en pases ocasionales de TV. Desde hace años, muchos han sido restaurados para DVD o blu-ray, y ocurre mucho que su visionado no decepciona, sino que sorprende. Los guionistas y directores actuales tendrían mucho que aprender ahí.

Interesante film de ambientación médica donde ya aparece la lucha de la sanidad pública contra los recortes presupuestarios de los políticos que la asfixian. En una escena, cuando el joven médico recién llegado, lleno de humanidad y buenas ideas, pretende hacer un gasto necesario de quince dólares para sencillas pruebas que pueden salvar vidas, el médico veterano a cargo (muy buen papel de Fredric March), endurecido por los años y harto ya de pelearse con el director, la junta de administración y los políticos encima de ellos que sólo piensan en recortar, le dice algo como que si cree que está en la Clínica Mayo (clínica privada cara). Buenas interpretaciones también de Ben Gazzara (joven aquí) y de los demás. Con la sobriedad narrativa que tenían los maestros de antes, y con bastante poco, pero con las pequeñas subtramas y los elementos necesarios para mantener la tensión, la película se sigue perfectamente y es de agradable visionado.

Descubrí a Aki Kaurismaki con su película Ariel y, a diferencia de algunos otros directores que siempre han surgido, presuntamente de estilo innovador y con aura de “emergentes autores estrella”, Kaurismaki no se olvida. Quitando aquellas dos plúmbeas cintas sobre los “Leningrad Cowboys”, a mi juicio fallidas, como algunas otras, este finlandés tiene un buen grupo de películas enteramente disfrutables.

En su estilo, con una técnica próxima a las viñetas, Kaurismaki narra aquí lúcidamente una historia emocionante en su aparente sencillez, y brillantemente estructurada. Es admirable cómo consigue que la acción se mueva, que la progresión dramática sea potente y sucedan muchas cosas, siempre lógicas y coherentes con el sentido de lo que narra, a base de una bressoniana parquedad de lenguaje y colocando en elipsis o fuera de campo cualquier momento en que hay acción física, la cual queda, de esta forma, claramente sugerida y expresada de forma efectiva y elegante.

El finlandés sitúa a sus personajes en la lucha diaria por la subsistencia material en una sociedad despiadada donde aparecen como valores negativos la rapiña empresarial, la explotación, la especulación grande o pequeña que pretende sacar provecho del débil, el riguroso materialismo e insensibilidad, y los hampones, aunque sean de poca monta. Son vistos con simpatía el hombre al que sólo queda el recurso de refugiarse en una soledad regada con alcohol y el que se derrumba materialmente de bruces contra el suelo cada noche que llega a su casa después de la infructuosa búsqueda del día.

Todo esto podría dar lugar a un tipo de film tópico e irrelevante, pero es todo lo contrario de la forma en que está hecho, manejando con maestría a actores que dan el personaje sin recurrir a gesticulaciones, y los parcos y acertados diálogos. Mención especial merece la actriz Kati Outinen, que interviene como protagonista en varios de los mejores films del director, así como Matti Pellompaa, que aquí no trabaja y había fallecido el año anterior, y, en general, un grupo de buenos actores, rostros asiduos que se repiten en las películas de este director.

Hay que añadir también, y esto es otra constante en las mejores películas de Kaurismaki, el empleo de las canciones que salpican dosificada y acertadamente estos films y que a menudo son interpretadas en directo integrándose muy bien en la acción: blues o rock, algo de jazz, bonitas canciones melódicas en finlandés, e incluso algún tango a veces, y también el frecuente sentido del humor, humor triste a menudo, muy personal, que surge en cualquier rincón de diálogo o en cualquier rincón de la acción por un momento.

Y también rezuma el film nostalgia por otros tiempos, por lo perdido que no volverá.

Todo ello crea una atmósfera que no es exagerado decir que contiene magia y hace que estas películas se disfruten y no se olviden, y “Nubes pasajeras” es una de las mejores, narrando con la comentada brillantez, una caída, pero también un levantamiento que acaba emocionando. (Daniel Nieto Ureña)

Esta película ya la conocía desde hace mucho pero, precisamente, he descubierto ahora "Ataque al amanecer", dirigida por John Farrow, también magnífica y de un año antes. A ambas películas, realizadas en plena IIGM, sobre los resistentes noruegos, hay que añadir la también muy interesante "Los héroes de Telemark", ésta ya de 1965. que añade vistosidad con su color y pantalla ancha.

Toda la, digamos, semilla de ésta, arranca de la de John Farrow, como es el retrato de la brutal ocupación revestida además de la hipocresía de aquellos nazis fanatizados, en forma de que la "raza superior" consideraba casi iguales a los "hermanos noruegos" y habían venido a guiarles en el "nuevo orden superior", a enseñarles y favorecerles, etc., todo ello mientras les roban, saquean y les someten a una autoridad tiránica bajo la que quedan reducidos a no mucho más que esclavos, no sólo reprimiendo la más mínima contestación, sino buscando la grotesca humillación del que se atreve.

Tanto la película de Farrow como la de Milestone están ambientadas de forma eficaz y creíble, con buenos actores y buenos guiones que hacen que todo se siga con emoción. La diferencia es que "Al filo de la oscuridad" tiene un algo visceral y épico que le da todavía más fuerza: hace que, una vez vista, no se olvide. Por el conjunto de sus obras, siendo interesante Milestone, a mí me lo parece más aun Farrow, pero Milestone debía estar en estado total de gracia durante la realización de este film.

"Comando al amanecer", siendo muy buena, no tiene la fuerza que desprenden los personajes de Errol Flynn, Ann Sheridan, del doctor, del maestro, del viejo que rememora a sus míticos antepasados vikingos: "¡No sabéis que aquí estáis en tierra de gigantes!". Como una súbita sorpresa viene también la brava reacción del cura del pueblo, justo en el momento clave tras examen de conciencia y tras haberse manifestado recatado y conformista hasta ese momento. Incluso los personajes colaboracionistas y delatores están lejos de ser clichés, estando trabajados con sus matices.

Igualmente, estando realizada en plena guerra y, lógicamente, también con una toma de partido, esta película tiene la valentía realista de no ocultar lo que la rebelión supone, pues, a diferencia de la mayoría de los films en que en las batallas suelen caer muchos más malos que buenos, aquí es al contrario. Los resistentes son pescadores y tenderos, no soldados, y caen en masa ante una compañía de soldados expertos y organizados. La película no lo oculta. Sin duda una de las mejores películas sobre la IIGM, hecha con un algo que hace que no se olvide y que su fuerza y mensaje no decaigan con el tiempo.