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España España · Sevilla
Críticas de Talibán
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Críticas 125
Críticas ordenadas por utilidad
5
24 de septiembre de 2009
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que siendo el Cine el arte de la mirada hay tantas películas como miradas de espectadores. La crítica de Quim Casals me parece excelente; y a la vez no puedo estar más en desacuerdo. Mea culpa: mi opinión está muy viciada por la lectura previa de la novela que adapta aquí Schlondorff, que es uno de mis libros favoritos.

Estoy conforme en que Schlondorff hace exactamente la película que quiere hacer, y además esforzándose en que la adaptación sea lo más fiel posible, casi literal. ¿Por qué entonces me parecen dos obras tan distintas? Y aunque así sea, dado que la diversidad de puntos de vista enriquece, ¿por qué no me gusta?

Hay un factor clave que está en la novela y que no aparece por ningún lado en la película: el humor. La novela de Heinrich Böll, y esto puede parecer extraño, es uno de los relatos más divertidos que he leído nunca. Obviamente su finalidad principal no es suscitar la risa, sino utilizar el humor como herramienta, como arma blanca para destripar tumores malignos. El humor puede ser negro, negrísimo y seguir siendo humor. Pienso en “Frenesí”, una película de horror puro; y también de humor.

O Schlondorff no ha captado este elemento al leer la novela, o si lo ha hecho ha decidido eliminarlo, o yo me imagino cosas que no existen, que también puede ser. Me gustaría más opiniones sobre este tema; yo creo que Heinrich Böll recurre a la caricatura humorística para retratar los personajes negativos y lo hace maravillosamente bien. Schlondorff los describe como simples bastardos fascistas, no hay diferencia con otros sujetos del cine político de la época. Esa diferencia es la que hay entre la crítica y el panfleto. Una escena es absolutamente significativa, la explicaré en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Talibán
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2
4 de diciembre de 2005
57 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kar-Wai carece por completo de talento para componer planos; el ritmo cinematográfico le es ajeno; la tensión que debe existir entre lo que se ve en campo y lo que está fuera de él no existe en su universo. Por ello, su oferta consiste en una fea sucesión de imágenes forzadas, con la velocidad trastocada para resultar "poéticas", y ligadas con música al objeto de hacerlas pasar por una secuencia continuada que pueda llamarse película
Talibán
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7
23 de diciembre de 2016
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Mr. Arkadin" es uno de esos filmes itinerantes construidos sobre el protagonismo eventual y consecutivo de personajes episódicos a los que el presunto héroe sirve de introductor. No sabemos si esto se hizo por motivos de producción (es más que probable) o porque Orson Welles estaba interesado en dar trabajo temporal a sus amigos (también es más que probable). Un personaje, un espacio diferenciado, una escena completa, una historia. Pequeñas películas que se van engarzando. Hitchcock hizo así dos maravillas, "Cortina rasgada" y "39 escalones".

Enmarcadas en ese mecanismo "un personaje/una escena", en la versión española aparecen Amparo Rivelles en el papel de la baronesa y la gran Inés López de Heredia encarnando a Sofía, antigua amante de Arkadin. La Rivelles ofrece una actuación elegante, con un punto de sensualidad muy a su gusto (el juego con el cigarrillo que fuma), aunque algo superficial. Inés López de Heredia, dama del teatro español cuya figura esta película preserva para la posteridad, a pesar de su estilo declamatorio pasado de moda y poco cinematográfico, es una presencia escénica imponente. Sentada, sin movimiento corporal, domina la secuencia con una seguridad portentosa.

Sin embargo la versión que Welles consideraba como principal es la inglesa y eso se nota. Suzanne Flon compone una baronesa admirable, de mucho más calado que la de Amparo Rivelles. Aporta al personaje matices distintivos de la vieja aristocracia europea, ese imposible refinamiento embarrancado por la decadencia, haciendo oscilar sus reacciones entre la dignidad y falso pudor.

Lo de Katina Paxinou con el personaje de Sofia habría que comentarlo aparte, aunque mi norma es no extenderme con lo que no es posible describir. Incendia la cámara desde que aparece, y lo hace sin inmutarse, sin apenas esfuerzo. En el núcleo de este reportaje confidencial hay un secreto juego de espejos muy wellesiano concebido por el personaje que da título a la película, que nos va interesando o dejando indiferentes en según qué momentos. Sin embargo, el centro de gravedad de "Mr Arkadin", y esto lo comprendemos al ver la versión inglesa, es la vieja estafadora Sofía, el origen y el destino de las corrientes emocionales que la historia desencadena.
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Talibán
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4
29 de diciembre de 2012
43 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta tarde, antes de salir para ver el musical que los oscar de este año van a encumbrar, he repasado la curiosa lista de las películas musicales que la Academia de Hollywood ha ido premiando con los años. Fíjense sólo en las de los años sesenta: West Side Story, My Fair Lady, Sonrisas y lágrimas y Oliver. Muy curioso, porque para dirigir estos proyectos llamaron a Robert Wise, George Cukor y Oliver Reed, directores veteranos, casi jubilados.

Después de unas primeras imágenes a lo nintendo, la personalidad de “Los miserables” va poco a poco presentándose a través de la extrañeza que causa el sonido directo de las interpretaciones vocales. Eso obliga a realizar tomas largas y en primerísimo plano. Puesto que estamos viendo un musical de enorme éxito escénico, uno piensa ¿se trata de una broma? Pero cuando Anne Hathaway entona la melodía estrella, nuevamente en una toma continua al primer plano y nuevamente en sonido directo –por cierto, una hermosa secuencia-, ya no hay la menor duda: “Los Miserables” es esto.

Y hay que dejar a un lado otros recuerdos, otras voces, otros conceptos de espectáculo; “Los miserables” brinda al público la exhibición verista de estrellas de cine con maquillaje de diario e iluminación “Dogma” mostrándonos la sacrificada respiración vocal de Hugh Jackman, las distintas habilidades de fraseo de Eddie Redmayne, el temblor de laringe que proyecta los vibratos de Russell Crowe o el hermoso espectáculo de la tensión crítica en los tendones del cuello de Anne Hathaway. Y si el esfuerzo no tuviera un enorme mérito y no estuviera integrado en una función dramática, la cosa parecería más un especial de Navidad con actores cantando un musical que una película. El problema es otro.

El problema soy yo. En una escena cumbre de la obra seis personajes en seis ubicaciones distintas entremezclan sus melodías en la misma canción, no puedo evitar recordar una escena parecida en “West Side Story”, aquella en la que otros tantos personajes comparten la canción “Tonight”. En otra escena se presenta una nave llena “grissetes” trabajando y entonando al unísono una melodía y se me cruza el recuerdo de la secuencia del orfanato de “Oliver”. Y en otra que recoge el bullicio parisino del barrio bajo pierdo por un instante el hilo pensando en la forma que tuvo George Cukor de escenificar el amanecer de la calle del mercado en “My fair lady”. En cualquiera de esas comparaciones “Los miserables” sale trasquilado. Está claro que Hooper pretende otra cosa, pero me limito a constatar hechos: si hubiese querido construir un musical de verdad, no hubiera tenido talento suficiente.

Así que me confieso seguidor del inspector Javert; habría que ser justo con “Los miserables” y reconocerle sus méritos, pero me importa mucho más la Ley que la Justicia. Con la Ley en la mano –con la que he aprendido, que he respetado y no pienso jamás traicionar porque no me da la gana y porque dejaría de ser yo- “Los Miserables” merece un veredicto de culpabilidad sin remisión posible.
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Talibán
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6
15 de septiembre de 2009
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca me ha gustado mucho Scola. Lo considero más un escritor que un director que utiliza su cámara para buscarse excusas por haber traicionado los ideales políticos que una vez tuvo (y que ya nadie tiene, esto debería bastarle). Es, por lo demás, un tipo culto y de buena pluma, más original en sus historias que la mayoría de sus camaradas de viaje generacional, sin una concepción concreta del estilo cinematográfico más allá de las tres reglas técnicas bien aplicadas.

"La terraza" es una de sus películas más olvidadas; fue vapuleada en su día por la crítica militante y también por los que llevaban años odiando al izquierdista Scola, ya que tiene lo que más molestaba a ambos extremos: sentimentalismo e ideología mezclados en un vaso de cóctel para consumidores selectos.

Esta olvidada y no muy inspirada película la vi hace algunos años. Y siempre la recordaré, porque hay en ella algo que me sirve en mi vida personal. ¿No es lo máximo a lo aspira un creador?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Talibán
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