Clint Eastwood es uno de los últimos alumnos de La Vieja Escuela. Se ha reinventado asimismo y en muchas de sus facetas, los resultados han sido brillantes. Por el encorsetamiento que provoca hacer películas sobre sucesos reales de tragedias privadas, uno podría pensar que estamos ante una obra menor en el mítico director. Craso error.

Eastwood es genial porque no se complica, como tampoco hacía por otra parte un tal John Ford mucho años atrás. La simplicidad con la que te da las cosas no es mascada, pretende parecerlo, para que, como hubiera dicho el genial Billy Wilder, te veas tentado de decir "Qué bien, dos más dos son cuatro, qué lógico", pero él no te escribe el resultado en la pizarra. Tal vez el pistolero se esté volviendo socrático con la edad, pero aquí ha cogido a una estrella (con todo lo positivo y negativo que lleva aparejado en Hollywood), Angelina Jolie, y la ha dirigido a la perfección. Ella, muy astutamente, ha puesto la carne en el asador y probablemente, estemos ante el mejor papel que de momento ha hecho, bajo la batuta de un genio.

De los secundarios, destacar a Jason Butler Harner (breve pero inquietante en todo momento en escena) y John Malkovich, dechado de eficiencia, la calma que tranquiliza en cierta medida las duras tormentas en una California presentada con una dureza inusual. El drama de la gente cotidiana ante un Departamento Policial brutal, buscando titulares antes que cumplir con su deber.

Cuando la cinta parece ser un correcto serial que veríamos un domingo en sobremesa, descubrimos la aterradora verdad y nos volvemos a quitar el sombrero...

Con el paso de los años, las personas van terminando por conocer a ese gran desconocido que somos nosotros mismos. El peculiar Tim Burton, un director tan inteligente como heterodoxo, ha admitido en alguna entrevista que hay un perfil de película en la que no funciona, cuando siente que le han cortado su gran arma, la originalidad. Es un pésimo director de encargo, busca la inspiración y cuando se le deja, aunque sorprenda, encanta.

En Alicia tiene un buen guión, una compañía que le ha dado los fondos necesarios y más para triunfar en su especialidad, la atmósfera, pero Burton no se encuentra cómodo, hay muy pocos instantes puramente suyos, no sentimos que sea su película y el tan polémico 3D, nunca justificará la falta de esencia.

Mia Wasikowska cuaja una excelente interpretación, junto con un excelente reparto de secundarios, incluso una actriz que admitó no es santo de mi devoción, como Anne Hathaway, cuaja una peculiar pero divertida Reina Blanca. Mención aparte a Johny Depp, el verdadero pilar de Burton, que intenta hacer a un Sombrerero tan juicioso como para perder el juicio.

También, una pregunta que suele asaltarme es si pensaría de esta obra de forma diferente de haberme pillado con otra edad. Tal vez, estemos ante un Burton enfocado exclusivamente al sector infantil o a aquellos que consideren la obra de Lewis su cuento favorito. Hay un código en esta historia, pero no termina de suscitar interés, a mi modesto juicio.

"El secreto de sus ojos" se basa en una novela muy interesante y además, en el colmo de las osadías, se envalentona tanto que casi nos invita a quitarnos el estereotipo de que siempre es mejor la obra original. ¿Mejor? No lo sé, pero desde luego, esta versión cinematográfica no la desmerece en nada.

Por ponerle algún inconveniente a un ejercicio artístico de los buenos, afirmar que tiene un metraje que quizás sea excesivo y en algunos momentos se apela al sentimentalismo de una forma un poco gratuita, buscando complacer al espectador. Esto le pasa al 99% de las películas que en el mundo han sido, las de acción se exceden en persecuciones y filigranas, las comedias románticas pueden pecar de tópicos, las de ciencia ficción de efectos... A Campanella le pasa esto, ¿qué le vamos a hacer? Como dijeron Diamond y Wilder, nadie es perfecto, pero esta pieza argentina se queda cerca, casi acaba el círculo.

El reparto es absolutamente genial, sobresaliendo como casi siempre Ricardo Darín, sí, ese individuo que no tiene nada de especial ni en su físico ni en su mirada, pero que parece tener más talento en su dedo índice que más de un galán de los que garantizan millonarios resultados en taquilla de Hollywood. Experto en no complicarse la vida con el casting, Campanella vuelve a recurrir a su musa, Soledad Villamil, quien encaja a la perfección. El resto, incluso los de más pequeños diálogos, lo bordan.

Con la única excepción de la escena en la cancha de Racing, quitarnos el sombrero ante esta obra justamente premiada y alabada por la crítica, a la par que aplaudida por el público.

Esta película no la puede hacer un director/a joven. No es una crítica ni nada negativo, es simplemente que hay etapas en la vida de las personas, pequeños peajes que va cobrándose ese dios insaciable que ha sido Cronos. Sidney Lumet dirige esta obra de cine negro con guante blanco, valga la diferencia de colores, con una vida cotidiana burguesa y acomodada que no oculta la caída de valores y una atmósfera insana.

Philip Seymour Hoffman vuelve a regalar una interpretación brillante, con un personaje de muchas aristas que bien parece salido de una novela rusa del siglo XIX. Ethan Hawke le acompaña con el papel de su hermano, una buena persona pero débil en autoestima y capaz de dejarse seducir por un golpe muy tipo "Fargo", de los que nadie resulta herido... hasta que sucede.

Marisa Tomei, en no pocas ocasiones irregular, está muy bien dirigida en esta ocasión y encaja excelentemente como complemento de la pareja protagonista, como esposa trofeo de un matrimonio acabado quizás antes de comenzar. La banda sonora, simple y efectivo, al estilo de las que también usa Clint Eastwood en sus dramas, cumple su función a las mil maravillas.

El título, largo y angustioso, se revela al final de la mano de un majestuoso Albert Finney... (ver spoiler)

Verdaderamente, "Friends" no era precisamente una serie profunda, una de las que te deja boquiaberto por sus contenidos o realización. Simplemente, se trataba de una comedia situación, tantas veces vista, muchas veces imitada pero nunca superada. Un producto realizado en el bendito formato de los 20 minutos, fácil de digerir y espléndidamente interpretado.

El equipo titular era uno de los que se aprende de carrerilla, como las escuadras campeonas. Jennifer Aniston, Courteney Cox, Lisa Kudrow, Matt LeBlanc (que terminó protagonizando un spin off de su personaje), Mathew Perry y David Schwimmer), quienes durante diez temporadas sin interrupción provocaron muchas carcajadas.

Bien cerrada, una de las claves de "Friends" es haber sido un matrimonio siempre bien avenido, dificultades habría como en cada casa, pero caben dudas de que existía una gran comunión entre los integrantes del reparto, guionistas e incluso su tema principal se ha hecho universalmente reconocido.

También ha sido en ocasiones acusada del abuso del famoseo Hollywoodiense desfilando en algunos capítulos, pero no es menos cierto que algunas de esas apariciones depararon momentos inolvidables. Gary Oldman tiene uno de los mejores diálogos (aunque fuera a escupitajos) posibles con Joey, mientras que Bruce Willis deparó momentos muy divertidos con David Schwimmer.

"Friends" no es pretenciosa ni lo pretende, aspira más bien a poco, a tratar temas tales como la amistad, las veces que te enamoras, los problemas en el trabajo, tus sueños, cuando descubres que te han puesto canales porno gratis... Un día a día cotidiano, siempre divertido.

Y si, tiene sus detractores, ¿cómo no? Todas las cosas que pasan la frontera del bien y del mal lo tienen.