Película mítica del séptimo arte, con su escena de la escalera de Odesa, estudiada en innumerables artículos, comentada por todos los críticos de cine habidos e incluso homenajeada en películas posteriores, como Los intocables de Eliott Ness.
Aquí no hay un personaje encarnado en una persona, sino el personaje es una colectividad, muy propio de un sistema comunista, que te llega a transmitir su rebeldía contra la injusticia.
Pero lo que más hay que valorar es la técnica, complicada en su momento por los medios que existían, para rodar la escena de la escalera, con sus innumerables planos, la cantidad de angulos con diversos puntos de vista que tiene, todo un alarde de ingenio y creatividad.
Hay que ver esta película con la mente abierta, sin prejuicios ideológicos o políticos o cinematográficos, hay que verla con un gran documento histórico o propagandístico y técnico que tuvo gran influencia en posteriores producciones.

Buena película que nos cuenta tres historias amargas y tristes de tres personas cuyas vidas nada tienen que ver la una con la otra, que coinciden en un brutal accidente de tráfico. Ya se han realizado otras películas con estructura parecida, me vienen a la mente varios títulos, pero ésta en particular tiene una originalidad propia, no ha sido un copiar y pegar cambiando los personajes y la ubicación geográfica.
A pesar de su largo metraje, como hay tres historias, se hace más amena e interesante, ya que en cada historia tiene su mensaje y vemos rasgos de las otras dos historias sin mezclarse ni molestar, dando solidez a un argumento y guión un tanto complicado y que cualquier fallo hubiera dado al traste con todo.
El punto negativo, es el no haber subtitulado ésta película, ya que para los que no somos mejicanos, se nos hace, por lo menos a mí, bastante dificil comprender ese castellano de mejico, con su vocabulario autóctono (p.ej. pendejo), expresiones y acentos, suerte que la historia es bastante gráfica y llena de imágenes que hacen comprender bastante bien lo que nos cuenta.

Cuando se hizo ésta película, el western estaba en sus horas bajas, ya no atraía al público, pero fue John Ford y reinventó el género, el nuevo western tenía mayor profundidad en sus historias y los personajes estaban mejor elaborados y tenían personalidad.
De ésta película nacerían todo el resto de películas del oeste que que hizo posteriormente, su influencia es incuestionable.
Por el hecho de marcar un antes y un después en el género del western, por el hecho de contarnos una sencilla historia bastante entretenida y con unos personajes bien construídos y con personalidad, ésta película merece ser tenida en cuenta por todo aquel que ame el CINE en mayúsculas.

Entretenimiento es lo que promete y lo cumple al 100%. Es un cómic de superheroes llevado al cine, no le busquen más, un cómic sirve para que pases un buen rato y te olvides de todo con las hazañas de tu superhéroe favorito.
Pero en éste caso, a diferencia de otras películas marvelianas, los personajes son carismáticos, te agradan y te crees los personajes que encarnan.
Lo mejor de todo, es haber logrado crear una química casi perfecta entre los personajes, sin que ninguno destaque sobre el otro, aportando su carisma y sentido del humor, dando lugar a escenas bastante buenas y mira que las tiene, algo que es muy difícil lograr. De todas esas escenas, mi favorita, la pelea entre Hulk y Loki, sencillamente descojonante.

Historia con buena construcción de unos personajes creíbles y solventes, en especial el patriarca de la familia, Gino y uno de sus hijos, Max.
Edward G. Robinson encarna el papel de un padre autoritario, egoísta y sin escrúpulos, Richard Conte, interpreta a uno de los hijos, Max, el preferido, el más listo de la familia, sus hermanos le tienen unos celos terribles, más que odio, de ellos el que más destacaría sería el mayor, Joe, que es le que más sufre los despechos y humillaciones del padre, los otros dos hermanos son meros estereotipos, el tonto y bruto y el guaperas y cobarde.
De los conflictos entre padres y hermanos, tenemos una historia de amor/odio entre Max e Irene intrepretado por Susan Hayward, en el papel de mujer de fuerte carácter y que pone a prueba a Max a base de conflictos dialécticos muy bien ejecutados.
Odio entre hermanos, estaría más encasillada como drama familiar, no le veo por ningún lado que sea de cine negro, a no ser porque la familia tiene orígenes italianos y el padre es casi un mafioso de tres al cuarto.