Morgan Freeman inconmensurable, como siempre. La película tiene un tempo narrativo crescendo. La trama se descubre al paso del metraje con precisión.
La carga dramàtica aumenta paralela. Un final emotivo, visceral, compacto y denso.
Rodada con ortodoxia.

Revisionándola a fechas actuales no se aguanta ni como panfleto. De vergüenza ajena. Spanish Shame. Si se apaga el volumen del televisor (mute) se le puede dar un cuatro.

Almibarado retrato social del extraradio madrileño. El principal problema que adolece esta película es que no se entiende lo que dice Manolito, inexpresivo y sin vocalizar el mínimo necesario, hace difícil entrar en la historia.

Técnicamente la nota es alta, pero con un montaje demasiado trepidante a penas da tiempo a saborear las escenas. Impacta por violenta no por guión. Sobrecoge por la violencia gratuita que envuelve a todo el film, no por la psicología de los personajes.
Es una imitación a menor nivel de Uno de los nuestros de Scorsese, pero sin la conexión entre emisor y receptor.
La valoración final es de vacio total.

Tontuna, sin un guión consistente. Tanta parodia se vuelve ridícula. ¿Violenta? No. Aburrida.
¿Fascinación por lo cutre?. No. Apta sólo para los poco exigentes, o a los que sea su primera película.
Cuándo chiquito se ponga a hacer una de superhéroes, esa sí que será de culto.
Con el semáforo viviamos mejor.