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España España · Málaga
Críticas de Kaori
Críticas 2.119
Críticas ordenadas por utilidad
8
14 de octubre de 2012
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que romántico que es este Robin Hood. Recuerdo que, en su momento, no me perdía el videoclip de Bryan Adams cantando «(Everything I Do) I Do It For You», rodeado de hojarasca en un bosque presumiblemente inglés e intercalando imágenes de la película. La canción es una maravilla, perfecta sintonía para acompañar a nuestro héroe.

Robin Hood tiene, ahora lo sé, el rostro del gran Kevin Costner, realmente atractivo por ese yo qué sé que qué sé yo que transmite este hombre. Puede que sea la mezcla de recia masculinidad y serena mirada. Ojos azules que miran fijos, muchos dirán que inexpresivos, pero yo digo que no se ha vuelto a repetir ni a igualar ese rostro concentrado, inteligente, poderoso, tirando la flecha con su enorme arco. De verdad, todo él estremece.

Acompañan a Costner un impecable Morgan Freeman con un personaje verdaderamente grande, que aporta exotismo, sentido común y momentos muy divertidos; y un inconmensurable Alan Rickman, haciendo de archienemigo en el papel del Sheriff de Nottingham, auténtico hito en la historia de los villanos de cine. Qué queréis que os diga, pero Rickman está genial en su elegante histrionismo, en sus réplicas de niño malcriado (coincido plenamente: ¿por qué una cuchara?) y con esa crueldad que, aun viendo las pruebas, se hace difícil de creer por lo tontorrón que se muestra a veces. Antológico, por ejemplo, el momento boda.

Entretenidísima y dinámica, con un sentido de la aventura heroico y respetuoso, donde el héroe se hace aún más héroe por el camino, el bien siempre triunfa, el amor te enamora y la leyenda se engrandece. Imprescindible.
Kaori
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7
30 de septiembre de 2011
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante una aclaración: si os gusta la novela «Orgullo y Prejuicio» es muy posible que no os guste esta adaptación. Aunque mantiene el esquema básico del libro, ofrece una nueva visión del clásico de la literatura: recorta pasajes, transforma situaciones y lo que Austen concibió como historia de amor, Robert Z. Leonard convierte en comedia con un trasfondo de romance. En mi opinión, todo un acierto.

Así, «Más fuerte que el orgullo» resulta ser una película muy entretenida, con un ritmo constante y sin apenas concesiones a la pasión amorosa; el amor aquí es divertido, es ameno, es ingenioso y se desarrolla sin grandes dramas a través de diálogos inteligentes. Acompañando a la pareja protagonista, encontramos además a un plantel de personajes secundarios hechos por y para cargar a la historia de mayores dosis de humor, lo que por supuesto consigue.

Porque la gran baza de la película es sin duda el humor. Inteligente, irónico, ácido y sarcástico; un humor elegante, de ese que no necesita ni palabrotas, ni burradas de toda clase ni elementos escatalógicos para provocar la risa. Como telón de fondo, la alta sociedad, con sus manías, sus costumbres y sus anhelos, vistos con condescendencia pero con mucho sentido del humor.

Y si encima el señor Darcy es nada más y nada menos que el señor Laurence Olivier, no se puede pedir más. Todo un lujo y todo un actorazo que domina la escena como muy pocos. Un señor Darcy, por cierto, mucho más seductor, más simpático y menos orgulloso de lo que estamos acostumbrados.

En definitiva, un buen ejemplo de cómo hacer cine clásico con estilo y una muy buena opción para pasar una tarde agradable. Yo personalmente, me lo pasé genial.
Kaori
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4
6 de marzo de 2022
50 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablemos claro desde el principio: el Batman de Robert Pattinson es imponente. No encuentro un adjetivo mejor. ¿Que no te gusta Pattinson porque hizo de vampiro adolescente? Lo siento, a llorar a tu casa.

Recalco que me refiero a Batman, no a Bruce Wayne, quien como joven inexperto da sensación de chico emo, como un un hombre estancado en la niñez. Es distinto a lo esperado y no me parece mal, pero es como Batman donde está superior.

Si nos paramos a pensarlo, Pattinson se limita a estar muy serio y muy callado en su papel, algo que parece sencillo y una fórmula fácil que lo podría haber hecho cualquier otro actor antes, pero no se ha hecho hasta ahora y el resultado es imponente. La presencia de Pattinson con el traje de murciélago puede dejarte sin respiración a poco que te descuides. Vaya presentación desde las sombras, qué manera de repartir puñetazos, qué arte para simplemente estar. Yo creo que hay hombres fans que sentirán placer físico viendo la silueta negra de Batman contra el fuego y su mandíbula apretada en un rictus de amarga venganza. Es que te lo crees como superhéroe, como animal nocturno que atemoriza a los criminales. Lo ves capaz, poderoso, épico. Mis respetos, señor Pattinson. En realidad todo el reparto está increíble, pero Colin Farrell como Pingüino merece una ronda de aplausos.

En cuanto a guion, no cuenta nada nuevo y recurre a la misma historia de villano-outsider oprimido por los poderosos hombres blancos heterosexuales que merecen morir. Es que literalmente dicen «esos hombres blancos» para ejemplificar la peor ralea de la ciudad y el desprecio que conlleva. Algunos puntos de la trama no quedan muy claros y, aunque me guste la idea de un superhéroe detective, este Batman pedía más acción. Además, al desenlace le falta potencia: parece que se ha perdido el concepto de clímax, de progresión, porque es que todo es un clímax continuo, con lo que se desgasta la adrenalina y la emoción.

Aparte, ¿tres horas de metraje? Por qué y para qué. Los primeros diez minutos, sin ir más lejos, son morralla. No hay que exponerlo todo. Más elipsis, más concisión, un diálogo bien montado y sin parrafadas. El drama de Catwoman, fuera; te ahorras media hora mínimo si dejas de lado su historia con papá. Su mayor justificación en la trama es la tensión sexual que mantiene con Batman; con eso basta y sobra, porque además se agradece que haya algo de impureza en estos héroes tan castos y puros. Su primer encuentro es casi sexo; observad cómo la domina. Luego para nada, porque hay que ser políticamente correctos, pero algo es algo.

La acción que hay luce bastante, pero tiene el problema de la puñetera fotografía y diseño oscuros; lo sombrío es que es más profundo, más dramático, así que entre la oscuridad y los trajes negros, todo negro, hay escenas que cuesta ver bien. Lo noir no equivale a rodar todo entre sombras, leche; la auténtica oscuridad va de dentro a fuera, y aquí es al revés. Michael Giacchino compone una buena banda sonora, muy representativa de la historia, pero ¿tiene que sonar constantemente durante ciento setenta y cinco minutos? Porque tengo la sensación de que no ha parado ni un segundo.

A decir verdad, es una película que se olvida fácilmente, pero tiene mérito la visión del personaje de Batman que se ha logrado y que podría aportar mucho en posibles secuelas. Esperemos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
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3
5 de octubre de 2013
23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las obras clásicas de Hitchcock y otra decepción de las grandes, de esas que te dejan en shock, y nunca mejor dicho, ante el despropósito de su estilo y argumentos. A este señor sí que es para psicoanalizarle, que a lo mejor encontrábamos en su psique el germen de su mediocridad.

Lo siento, he dicho «mediocridad» en relación a Hitchcock y esto puede que sea, lo admito, síntoma de locura por mi parte, pero reconoced vosotros al menos que «Recuerda» nos cuenta una historia trasnochadísima y, lo que es peor, mal planteada. Escudarse en la psicología, el subconsciente humanos y Freud para meter una patología psiquiátrica improbable (no diré imposible) y nada fundamentada, no es propio de gente inteligente y aficionada al suspense, como se supone que era Hitchcok y sois vosotros, amigos y enemigos cinéfilos.

Así, la doctora Constance Petersen, con una Ingrid Bergman que más guapa no puede ser ni estar, conocerá, se enamorará y tratará a un misterioso hombre con una curiosa y simpática amnesia de la que él mismo no es consciente (¡!) y que no le impide recordar, sin embargo, el psiquiátrico al que debe acudir. La película tuvo asesoramiento de expertos, pero dudo mucho que estos señores hayan ideado algo semejante. En serio: repasad la secuencia de hechos y os daréis cuenta de lo incoherente y fantástico que es todo. Para rematar la ida de olla, Gregory Peck sobreactúa, cosa que nunca me hubiera imaginado, y se desmaya cada dos por tres, todavía no comprendo la causa. Eso sí: nos cuenta un bonito sueño que Dalí visualizó, consiguiendo una verdadera escena onírica que es todo un orgullo.

El desenlace sigue la tónica de Hitchcock, estirando los acontecimiento hasta lo risible y saltándose a la torera ese mínimo de lógica que el crimen necesita. Pues no, ten por seguro que el culpable se delatará solo, a parte de tener un comportamiento incomprensible desde el principio de la historia. Del enamoramiento tan extravagante y grandilocuente mejor no decir nada.

Aún con todo, hay un misterio que resolver, así que entre eso, y las gracietas de Alfred, pasas las horas, aunque sea con risas a costa de sus tonterías.
Kaori
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2
29 de diciembre de 2014
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro titán del Cine con el que nunca me había encontrado: Ingmar Bergman. Lo cierto es que ya el título, «Persona», que es seco y muy sesudo, empieza a inquietarme. Luego veo ese prólogo de imágenes yuxtapuestas y medio subliminales entre las que distingo un pene y una tarántula. Genial. Relación de ideas: vida y muerte. Ya está, ya sé de qué va esta película. También sé que va a ser un tostón de cuidado.

Que me perdonen sus seguidores, pero si así es Bergman su Cine no tiene ningún interés para mi. Lo más destacable de «Persona» sería su intento de reflexionar sobre las grandes cuestiones del ser humano y un vestuario negro muy estiloso que Ullmann y Andersson lucen en simbiosis. A parte de esto, dos actrices que se conocen desde el silencio y la verborrea constante, una casa aislada en una playa y el sopor críptico de la vanguardia cinéfila. Yo es que soy más de arte figurativo que abstracto, así que será fácil comprender que de una película espero continuidad entre lo que se dice y lo que se hace, entre lo que se piensa y lo que ocurre; y que los comportamientos de los personajes y los diálogos respondan a un desarrollo anterior y posterior coherente. Así, «Persona» se basa en una lucha de voluntades, de visiones opuestas, pero en ningún momento vemos pruebas y razones para esa guerra de «persona» contra «persona», dos cara de una sola. Debemos imaginarlo, supongo, y en eso debe de residir la gracia pero para mi gusto resulta cansino y pedante a no poder más.

Como soy terca por naturaleza no me rindo ante los genios del Cine, así que le echaré otro vistazo a Bergman. Otro día... lejano, seguramente.
Kaori
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