La acción irrelevante, estridente y rápida que la factoría Iron Man controla como nadie vuelve a ser el principal reclamo, y acierto, de una película que, a pesar de presentarnos el despertar del silencioso -pero siempre simpático- personaje de Gwyneth Paltrow, se pierde en las aburridas vicisitudes emocionales de un omnipresente Robert Downey Jr. carente de la excéntrica e irónica diversión que lo caracterizó en las entregas anteriores.

En la época en la que ya no existían institutrices, Eurovisión era un acontecimiento nacional y las estrellas de la farándula recibían películas y no 'realities', nuestra Karina se rodeó de los cinco niños más abominables de la historia de la humanidad y, cual Julie Andrews jovial y cantarina, intentó aumentar la calidad del cine del régimen, aportando incontables caras (de sorpresa, enfado y felicidad) y momentos vergonzosos ("¿Por qué no eres tú mi mamá?"), dignos de las peores pesadillas jamás imaginadas.

Álex de la Iglesia consigue marcarse de nuevo, tras su mítica "La Comunidad", una inolvidable, excelente y divertidísima Burrada (sí, en mayúscula). Si en aquélla su ámbito de acción estaba totalmente delimitado, en ésta da un paso más allá -desprendiéndose de cualquier resquicio de contención- para presentar una excelente mezcla de géneros cimentada en la exageración, que podría haber sido su perdición pero se muestra como su gran baza, al contrario. Las escenas de acción, al más puro estilo hollywoodiense (el punto de partida en la plaza de Sol) pasadas por el filtro del humor más burdo y castizo made-in-spain (reconozcamos de una vez que Mario Casas está predestinado a convertirse en figura indispensable de nuestro cine por méritos propios) guían una solvente historia de marcado carácter iconográfico de raíces femeninas (no olvidemos las licencias masculinas en el "desnudo" de un Hugo Silva cristianizado) que no pretende nada, pero lo consigue todo. El reparto, principal reclamo de la cinta -y pese a algún traspiés (¿Carolina Bang es algo más que una cara bonita?)- hace gala de su maestría en esto de la actuación y la presencia escénica (Terele Pávez y Carmen Maura no necesitan peluca para hacer aplaudir al espectador, pero, oye, les sienta tan bien...).Fantástica.

Punto y final de la saga muy convencional en sus formas (ya no queda nada del aire fresco que supuso la cinta original, pero a estas alturas no es que éso nos importe mucho), que pide a gritos una continuación con los dos grandes iconos de la franquicia trabajando en equipo: Ángela Vidal (Manuela Velasco) y Clara (Leticia Dolera).

"Grupo 7" demuestra que Mario Casas está al nivel interpretativo de Antonio de la Torre (incluso por encima), que el cine de "quinquis" (actualizándolo) sigue teniendo el mismo tirón de siempre, que Inma Cuesta está perfecta aunque aparezca dos segundos y que se puede empezar muy bien una película, pero ir consiguiendo que conforme avanza el metraje el espectador pierda el interés.