Película barata, básica y bobalicona. Ni tiene buena producción, ni tiene buen guión ni tiene buenas interpretaciones. Factura de filme de primera comunión. Una especie de copia barata de "Ultimátum a la tierra" (R. Wise, 1951) con ramalazos de El enigma de otro mundo (C. Nyby, 1951). El film se inicia con una voz en off - como si fuese la serie Dimensión desconocida - indicando que los protagonistas se enfrentarían a un ser malvado del espacio profundo. Un secuestro se complica, ya que en la huida con la victima, se accidentan en un bosque - donde se halla la mujer monstruosa - y deben quedarse en la cabaña de un geólogo, a punta de pistola, hasta que puedan proseguir al día siguiente.

La susodicha "she-monster", también llamada "mujer- radiactiva", no llega a decir ni una palabra, se pasea embutida como una morcilla en un traje reflectante y ya está. No piensen que se parece a la mujer del cartel. Aún existía el código Hays. De hecho, sus andares son bastante ridículos, sobre todo cuando anda hacia atrás sin mirar. Será que así andan los alienígenas.

Los diálogos y las situaciones son de pena. Continuamente los protagonistas entran y salen de la cabaña, a la que siempre va la alienígena, por lo cual es difícil afirmar que les da cobijo ni seguridad.

Y luego están las intenciones de la alienígena (ver spoiler). Al final, tras tanto despropósito, el filme acaba con un mensaje completamente equívoco en relación a lo visto hasta entonces.

El filme es malo y no ha pasado ni a los filmes de culto de los años 50, Es tan poca cosa que es de fácil olvido.

Infrapelícula, de producción cutre salchichera, realizada por unos directores procedentes de la factoria "The asylum", en la que unos naúfragos espaciales acaban en un planeta poblado de dinosaurios depredadores - no hay otros - alguna sorpresa más, y deben luchar por su supervivencia. La oferta en dinosaurios animados solo se extendía a tiranosaurios y velocirraptores, siendo estos los únicos que aparecen, en unos CGI bastante lamentables.

La película tendría su referente en la setentera "El Planeta de los dinosaurios" que, aunque de serie Z e independiente, tenía mejor factura e intención que este bodrio. Al menos la mencionada tenia guión, porque lo que es el filme que nos atañe, el guión y diálogos caben en una hoja de un bloc de notas.

Podríamos decir que recuerda lejanamente a "Pitch Black" por eso de los supervivientes en un ambiente semidesértico acosados por bichos y buscando una nave de rescate, con una piloto que se siente culpable, pero ahí acaban las similitudes. Ni tiene buenas escenas de acción, ni personajes de esos para recordar ni mucho menos calidad.

Bodrio con mayúsculas, de esos de vergüenza ajena. Tendrían que prohibir usar "jurassic" en todos los filmes donde aparecen dinosaurios. El Jurásico es un periodo geológico del Planeta Tierra, y no creo que pueda extenderse a otros planetas. Que manía.

Denostada por crítica y por parte del público, quizás cansados de tanto dinosaurio en cine y televisión, Joe Johnston - magnifico y solvente director - disfrutó de un guión original, sin encorsetamientos de un libro, lo que le permitió hacer un buen filme de aventuras, en la que un grupo de personajes deben sobrevivir a un ambiente hostil, lleno de monstruos que desean darles un bocado, aunque el "happy end" impostado estropea el filme.

El primer filme de la saga era un filme de terror, mientras que el segundo era un extraño mejunje de terror y aventuras, con homenajes a "El Mundo perdido" y "King Kong", encorsetado por la novela de Crichton y que resultaba bastante decepcionante, al igual que el filme, rodado con evidente desgana por Spielberg.

Este tercer filme, sin embargo, se centra en la aventura, algo que los anteriores habián olvidado. Y es de agradecer. De la mano de uno de los protagonistas originales- el Dr. Grant- descubriremos nuevos bichos y nuevos peligros, retomaremos otros conocidos y muy populares - los velociraptors - corriendo por toda la isla para huir de ellos y escapar de la misma Podría ser la selva amazónica o la selva africana y ser acosados por la fauna o tribus salvajes. Es aventura, como en los antiguos filmes de Tarzán de la RKO. Y Johnson rueda con pericia, como en su filme "Jumanji".

El único fallo, es ese final tan postizo (ver spoiler) y que deja con un cierto mal sabor de boca, aunque sea muy hollywoodiense. Le hacia falta algo épico de verdad y el filme sería redondo. No obstante, es un aceptable filme de entretenimiento que evoca el cine de aventuras más clásico.

Increíble. Solo han de mirar el cartel y fijarse en los ojos y la cara del protagonista, completamente colgado. "El misterio de los peces saltarines" es una auténtica gamberrada pre-código Hays guionizada por Tod Browning donde un detective remedo de Sherlock Holmes y sus adicciones, llamado Coke Ennyday (que como han dicho mis predecesores se puede traducir como cocaína cualquier día) tiene que investigar como se ha enriquecido un ciudadano, sospechándose que es de manera ilícita.

El despacho de Coke no tiene desperdicio: una lata gigante en la que está escrito "cocaine" aparece sobre la mesa, y un reloj que marca cuando tiene que drogarse o emborracharse adorna la pared. Un criado vestido como si fuese una dominatrix le prepara un combinado alcohólico mientras Coke usa pequeñas jeringuillas de manera continuada para drogarse y poner cara de ido.

Ayudado por una inocente chica en su investigación, deberá rescatarla de las garras de los villanos.Les combate drogándoles con sus jeringuillas personales, mientras él, completamente colgado, está acelerado y como tal da brincos por doquier, algo propio de Douglas Fairbanks.

Obviamente, este exceso cómico sobre el consumo de la droga no caería en saco roto. En 1930 se creó el Código Hays, que se empleó hasta 1967 y que contemplaba, entre otras muchas prohibiciones que " El tráfico clandestino de drogas y uso de éstas no serán mostrados, en ninguna película".

No obstante, ahora que no nos ven, riámonos con esta gamberrada.

Descaradamente inspirada en la novela "El Mundo perdido" de Arthur Conan Doyle, aunque situada en Nueva Guinea y no en Sudamérica, unos aguerridos militares y científicos estadounidenses en busca de un cohete extraviado, descubrirán una meseta llena de flora y fauna antediluviana. Como película de aventuras, de un viaje de destino incierto, con peligros acechantes, resulta agradable de seguir, sin interludios románticos innecesarios- no hay protagonista femenina - centrándose en las dificultades que se encontrarán para cumplir su misión.

En el apartado técnico, el cambio de fotografía en B/N, de gris a azulada, cuando arriban a la meseta, es original, y la ambientación de la misma, aunque sea de estudio, sustenta de manera aceptable el filme. De hecho, todo son decorados - los riscos, precipicios y demás- siendo bastante resultones. Los stop-motions son quizás lo que más chirría, no son excesivamente brillantes, aunque es de agradecer que no abusen de imágenes de lagartijas con objetivo macro, algo muy en boga-por lo barato- en los filmes de serie B de aquellos años. El resto de efectos especiales, en maqueta o incuso en estudio -el terremoto- también resultan aceptables.

Diálogos viriles y patrióticos, quizás hoy en día algo trasnochados, con un científico que sabe de todo para contárselo al espectador, donde mezclan uranio - entonces muy de moda - con misiles y dinosaurios, y una leve subtrama sobre si el científico ruso es de fiar - esa guerra fría tan presente - trufan una aventura en la que lo de menos son las interpretaciones, correctas, donde César Romero sorprende por su prestancia en pantalla.

En conjunto, un sencillo film de aventuras, sin demasiada complicaciones y que se deja ver sin resultar aburrido ni pedante.