Cada vez encuentro más atractivas las películas dramáticas en las que el argumento principal se basa en explorar a fondo los sentimientos del ser humano ayudándose de unos personajes profundos, sinceros y muy bien caracterizados. Jieho Lee logra con este largometraje mezclar cuatro vidas muy diferentes, aparentemente incompatibles, y las hace converger (como si de afluentes de un gran río se trataran) hacia un mismo destino.

Como no puede ser de otra manera, uno de los puntos fuertes de una película dramática de estas características son las actuaciones. Y en este film no es diferente; observamos interpretaciones a conciencia, con actores y actrices que no pretenden parecer un personaje sino ser el propio personaje, sentir lo que sentiría una persona en las condiciones que marca el guión, actuar como tal e incluso utilizar los mismos gestos que utilizaría la persona en cuestión en las diferentes situaciones planteadas en el largometraje.

Impresionante también la forma de unir las cuatro vidas narradas en la película a través de las “emociones” que forman parte de la vida y a la vez mantener a lo largo de todo el largometraje el telón de fondo del único destino que parece poder unirlas: la muerte (encarnada por un Andy García que, por momentos, nos recuerda al temido “padrino” que en su día interpretó Al Pacino).

Los hechos están muy bien estructurados, así como muy bien pensados los puntos de unión entre las cuatro historias paralelas. Y también agradecer al director un desenlace que ofrece un ligero rayo de luz y esperanza en el film entre tanta desolación y tragedia.

Una buena película en la cual se muestran al espectador las diferentes formas de valorar y vivir una vida que, sobre todo, sabrán apreciar los amantes incondicionales del drama.

Una vez más, el maravilloso uso del 3D y la magistral interpretación de sus protagonistas principales salvan una obra que prometía ser una de las grandes producciones del año y que acaba siendo una película sosa, insustancial y excesivamente lenta; entrañable, sí, pero tan lenta que acaba por ser tremendamente aburrida, algo inexplicable para una producción del gran Martin Scorsese.

No es que la película esté poco lograda ni mucho menos; el film de Scorsese presenta una trama y un guión envidiables, por no hablar de una maravillosa historia de la recuperación de los orígenes del cine en sí mismo de la mano de un director aparentemente olvidado. A pesar de todo, echamos demasiado de menos “algo” que nos mantenga enganchados a la película los 125 minutos de su duración.

En varios tramos parece que el film de Scorsese no avanza, que pasa el tiempo y no ocurre nada: no hay acción (es lógico), la “supuesta” aventura que van a correr nuestros jóvenes protagonistas parece que nunca comienza, tampoco estamos ante un drama propiamente dicho… le falta esa chispa que haga que todo espectador se sienta identificado y se entretenga con el film además de saber que está viendo una buena película.

En lo que respecta a los demás aspectos, la película es muy destacable: perfecta recreación de una estación de tren del París de los años 30, muy buena ambientación y un gran uso del 3D completan una producción no decepcionante, pero si incompleta, por decirlo de alguna manera, y en la que encontramos mucha calidad cinematográfica, pero poca calidad comercial en cuanto a entretenimiento se refiere.

Pocas ocasiones tenemos de ver juntos a un puñado de actores y actrices de un nivel tan alto como los que nos encontramos en este largometraje; pero viendo el resultado, casi mejor que no lo repitan… Quizá se eclipsan unos a otros, molestándose mutuamente; o quizá simplemente sea que la historia contada en este film y los personajes de la misma son bastante penosos y de bajo nivel.

El humor que promete no acaba de explotar, deja al espectador con ganas de más, insatisfecho tras el transcurso de los hechos. El argumento es absurdo y rocambolesco, pero ni aun por esas consigue hacernos esbozar una sonrisa (quizá alguna escena aislada lo consiga, pero no demasiadas). Y parece mentira que en un reparto con nombres como Jason Bateman, Jason Sudeikis, Colin Farrell, Jamie Foxx, Kevin Spacey o la maestra del humor Jennifer Aniston no consigan hacer de un film una perfecta forma de entretenimiento; a cambio nos encontramos con un conjunto de despropósitos independientes que, unidos, forman algo parecido a una película de unos 100 minutos.

La verdad, poco más que añadir; únicamente destacar varias personas que empiecen a ir más al dentista gracias al papel de Jennifer Aniston y alguna idea/esperanza nueva para aquél que, como los protagonistas, sufra algún tipo de explotación por parte de su jefe.

¿Recomendable? En parte sí y en parte no; no es excesivamente divertida, pero no deja de ser la típica comedia relativamente entretenida que hace que esos minutos de tiempo muerto que uno consigue almacenar se pasen de una manera más amena.

Sinceramente, tras haber leído unas cuantas críticas antes de ver la película (la mayoría de ellas profesionales), me esperaba bastante más de una comedia que para mí le faltó concienciación.

El film en sí está bastante bien logrado, es entretenido y el argumento es cuanto menos original (hasta ahora teníamos películas de despedidas de soltero todas las que quisiéramos y más, pero nadie nos había ofrecido ese mismo acontecimiento desde la visión femenina), además de unos diálogos ocurrentes y curiosos, pero quizá le faltó algo de chispa en su realización. No es que sea aburrida ni mucho menos, nos arranca sonrisas continuamente, pero poco más. En este aspecto coincido con algunos de mis compañeros críticos en que posiblemente estemos hablando de un humor de entendimiento más bien femenino, rozando en ocasiones una obscenidad que no agrada en absoluto y dejando constancia de que en el aspecto sexual y en vulgaridad ambos sexos no están tan distantes…

Ante todo agradecer la presencia de una actriz de la talla de Kristen Wiig, que una vez más nos demuestra que lleva la palabra “comedia” escrita en la cara, y la intervención de una maravillosa Melissa McCarthy que arrasa y eclipsa al resto de interpretaciones; de ella surgen las intervenciones más originales y divertidas y posiblemente sea una de las pocas actuaciones que hacen reír de verdad, junto con alguna otra escena aislada.

En resumidas cuentas, como comedia de entretenimiento y para pasar un rato: aprobada; como película: podría haber dado mucho más de sí.

A lo largo de estos últimos años, el cine ha intentado de diversas maneras plasmar en imágenes los acontecimientos ocasionados por la crisis financiera que actualmente sufrimos y lo ha hecho bajo diferentes puntos de vista: tenemos producciones sensacionalistas, llenas de subjetividad y plagadas de influencias; producciones catastrofistas/apocalípticas que poco menos que prevén el fin del mundo tal y como lo conocemos; y luego están las producciones del estilo de “Margin Call”, centradas en cómo asumen la situación un grupo de personas, normalmente economistas o personas que dedican su vida al mundo de la Bolsa y la compra-venta de acciones financieras.

“Margin Call” es una película inteligente, llena de sentido común y con unas actuaciones que rozan la perfección. Muestra al espectador de una forma muy realista y creíble la reacción de los llamados “tiburones financieros”, sus actos, sus decisiones… nada se le escapa al largometraje de J.C. Chandor que, ayudado de un reparto de lujo que lo hace verdaderamente bien y aporta al film una calidad y un caché dignos de las grandes producciones de Hollywood, escenifica a la perfección cómo podría haber sido la reacción de una gran empresa a una crisis mundial tan importante.

No culpo a aquéllos que consideren que la película pueda llegar a ser un bodrio intragable, pues puede darse el caso de que así sea; el film utiliza continuamente (incluso abusa de ello en muchas escenas) un lenguaje temático difícil de entender si uno no tiene soltura en temas económicos; una jerga financiera que se hace literalmente ininteligible para todos aquéllos que no tienen al menos algunos conocimientos bursátiles mínimos.

Diálogos muy inteligentes y con mucho fundamento, aportando siempre nueva información al film y demostrando cómo un guión serio y bien trabajado influye y mucho en la creación de buen cine. Entretenida no será, pero como largometraje instructivo dentro del mundo de las finanzas sobresale por encima de muchas otras producciones.