Interesante historia pre-año 2000 donde, sin grandes alardes presupuestarios ni efectos especiales espectaculares, se nos ofrece un claro objetivo de crítica hacia la Iglesía Católica cuando presuntamente ésta puede estar enterrando escritos históricos que podrían menoscabar su autoridad y el poder de su fe en el mundo.
La temática es francamente atractiva y, a buen seguro, supuso la apertura de una puerta para que estas cuestiones fueran más profundamente tratadas con posterioridad en cine y literatura.
Sobrio Gabriel Byrne en su papel de sacerdote-científico.

Parece que todo lo griego antiguo está de moda... pero aquí ya se pasan de madre con la historieta para no dormir que se han marcado Singh y su gente. La bofetada al mito es tan grande que esta película ante todo aporta una CONFUSIÓN MAYÚSCULA entre la mayoría de la gente que no esté demasiado puesta en mitología griega, pues casi seguro que muchos que hayan ido a verla a partir de ahora relacionarán más a Teseo con el famoso arco divino que con el mítico Minotauro. ¡Con lo fácil que hubiera sido ponerle, por ejemplo, Demetrio en lugar de Teseo... seguro que la historia ganaría enteros en credibilidad! Pero ¡ah claro!, es que Teseo tiene más gancho y vende más en el markéting de la peli... ejem.
Para colmo, encuadran esta historia allá por el año 1200 a.C. como para ¿darle verosimilitud histórica a este entramado? Para crear aún más confusión, pienso yo...
No me imagino a los norteamericanos hollywoodienses realizando una película sobre cualquier hecho histórico de su nación y entretejiendo una mezcolanza semejante sobre diversos temas y personajes como en 'Immortals'. No me lo imagino porque no les dejarían, entre otras cosas... pero esto otro es Grecia, y encima antigua... qué más da.

Por lo demás, la película es visualmente muy correcta y a veces entretenida, pero para pasar el rato, verla una única vez y a otra cosa.

Con esta película, el séptimo arte por fin se reconciliaba y cancelaba la deuda que mantenía durante largos años impagada con respecto a este super-héroe, tan maltratado en la pantalla grande hasta entonces.

Por primera vez la he visto hoy, 22 años después de su estreno, y la mano de Tim Burton es innegable en cuanto a estética, decorados y los efectos especiales de aquella época, pero la trama no deja de ser la de la típica historia del bien contra el mal, un corsé del cual es imposible salir si versionas cualquier cómic de este tipo de super-héroes.

Enorme, la película mantiene un pulso a un nivel altísimo desde el principio hasta el fin, no da tregua, con giros de guión imprevistos pero para nada improbables, con un final de historia totalmente inesperado que te deja sin palabras.

Todo lo que se pueda decir de ella es poco. Mejor verla con la mente puesta en blanco y dejarse llevar durante sus 100 minutos de duración.

"El sargento de hierro" me parece la típica historia del Hollywood más convencional, pero contada por boca del gran Clint Eastwood: éste hace desfilar por la pantalla toda una serie de tópicos propios del cine más americano (las dobles oportunidades, tanto laborales como personales, el fin justifica los medios, patriotismo, recibimiento a los héroes...) pero lo hace de una forma inusual en él, como demasiado a favor de obra, hasta hacer que el resultado global de la película se aleje bastante de su propio "estilo Eastwood": si me dijeran que este film fue un encargo del por entonces Gobierno norteamericano a la factoría Malpaso, como fórmula para contribuir a lavar o cuidar la imagen de los ejércitos yankees, me lo creería a pies juntillas.

Lo mejor de la pelicula es la cantidad de chascarrillos divertidos que aparecen en varias ocasiones, y que aportan un punto de originalidad en la forma de contar las escenas; lo peor, además de lo del primer párrafo, encuentro innecesario el extraordinario abuso de lenguaje soez utilizado hasta para situaciones de lo más intrascendentes.